Reflexión lunfarda: El pobre y humilde jubilado, víctima del ajuste…

Reflexión lunfarda: El pobre y humilde jubilado, víctima del ajuste…

diciembre 15, 2017 0 Por archivol
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El pobre y humilde jubilado, víctima del perverso ajuste, en medio del país, trucho y berreta, atado con alambre, del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre, se habla mucho de lo mismo, todo son iguales, todo da lo mismo y, todo termina, inexorablemente siendo, más de lo mismo…

De acuerdo con la definición del diccionario, de nuestra lengua castellana, la jubilación es una “Renta, de la cual disfruta, una persona jubilada”; el jubilado, constituye aquel que, “resulta beneficiario de una jubilación”, y el verbo jubilar, implica “Eximir del servicio, a un empleado o funcionario, por motivo de edad o de enfermedad”. El jubilado, entonces, debe ser sin dudas, el auténtico acreedor, del más profundo respeto, la especial consideración y el mejor de los reconocimientos y homenajes, del país, las autoridades y la sociedad, como un genuino y enaltecedor modelo, de arduo y sostenido trabajo, constantes luchas, múltiples esfuerzos, largos desvelos y genuinos méritos personales; y no por el contrario, sufrir la indiferencia, el desdén, el desprecio, la carencia de total estimación, y el ruin y vergonzoso vilipendio, de gobiernos y legisladores, con monstruosas dietas, suculentos estipendios y enormes prebendas mensuales, que representan y defienden, los intereses, de empresarios turbios y dudosos, y de élites o clases sociales, altas y encumbradas, y los propósitos u objetivos, de los grandes centros, de poder financiero, nacional e internacional; permaneciendo ajenos, a las necesidades, las angustias y zozobras, el dolor, la miseria y el drama cotidiano, de los trabajadores, los asalariados, la gente y los sectores populares. Gobiernos y legisladores, mezquinos y egoístas, que de ninguna manera, predican con un ejemplo moral, de humildad, honestidad, austeridad y renunciamiento…  El pobre y humilde jubilado, víctima inocente e indefensa, de las crisis económicas, los perversos y  crueles ajustes, y los discrecionales y arbitrarios recortes del presupuesto, instrumentados por quienes, perteneciendo a clases “superiores” y acaudaladas, lejos de la realidad, los padecimientos y los pesares, se encuentran totalmente desvinculados, de esos modestos y laboriosos seres humanos, que en silencio, de una manera anónima y desconocida, contribuyen a edificar, levantar y apuntalar, la Patria nuestra, de cada día. El pobre y humilde jubilado, que bien merece un condigno beneficio previsional, como equitativa recompensa, a toda su infatigable tarea, de tantas décadas y años… Hoy más que nunca, debemos recuperar y reivindicar, la sagrada cultura, la mentalidad y la conciencia del trabajo, y los principios y valores éticos, la honradez y la enseñanza, exaltando el arquetipo o paradigma, de aquel jubilado probo, honesto y laborioso, que sólo supo de entregas, esfuerzos y sacrificios. Porque sólo hay un sendero, de progreso, esperanza y futuro: El camino de la Educación, la Honradez y El Trabajo.

El pobre jubilado, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director organizador del Archivo Literario Municipal, y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Yo soy, Don Pedro Chingolo, un mistongo jubilado, que aquí, está frito, en la lona, paparulo y desahuciado… Desde purrete, nomás, le di, polenta, al laburo, y hoy, me encuentro en la palmera, sin presente ni futuro… La yugué, toda la vida, – siempre el mismo, flor de tango -, pero al final de esta historia, no tengo ni un triste mango… Estoy seco, y ya forfai, – situación desesperante -, puchereándola, a lo guapo, con el más canchero aguante. Estoy, junto a mi bulín, – fiel y querido gomía -, junando la realidad, bien solari, y en la vía… Y me banco el alquiler, las cuentas del carnicero; tantas deudas macanudas, la tos y el reuma fulero. Me banco, la corrupción, que en el ispa, corre, al pelo; muchas promesas, que engrupen, los balurdos y el camelo… Con mi debute honradez, nunca anduve, en el afano, y hoy, aquí, no tengo un sope, para el morfi cotidiano. Y así, la sigo cinchando, – lunga y eterna memoria -: Siempre pato y escasani, como un pobre zanagoria. ¡ Qué injusticia!, te chamuyo, de una forma piola y viva: Los de abajo, somos crotos, y bacanes, los de arriba… Los de abajo, la pasamos, – mishiadura y verdurita -, y los de arriba, muy llenos, de lujos, garufa y guita… Por eso, – y hoy, te la bato-,  cansado de ser boleta, mucho la vengo pensando, en rajarme a otro planeta… Y de ese modo, gritar, – minga de otario y de lerdo -: Salute, linda Argentina, si te he visto, no me acuerdo.