Debut del conjunto folklórico «Las Voces de Chivil-co» (1958).

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Las voces de Chivl-coEl 20 de junio de 1958, en la sala del recordado cine de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, de Chivilcoy, se registró el promisorio y muy feliz debut, del histórico y memorable conjunto folklórico “Las Voces de Chivil-co”, un grupo musical, integrado por Carlos María Carosella, Héctor Amadeo Bottini, Carlos Sanzone (Fallecido el 1 de septiembre de 2001), y Roberto Vallone;  el cual, a través de una prolongada y rica trayectoria artística, de muchos años de labor interpretativa, supo alcanzar, una amplia y extraordinaria  proyección, en una gran cantidad de escenarios, de nuestra ciudad, diversos puntos geográficos del país, y el exterior. Sus orígenes, se remontan a la significativa tarea y la importante obra, del inolvidable maestro, Don Héctor Riera, quien junto a su esposa, Rosa Diguardi, impulsó y fomentó, de una manera intensa y fervorosa, las manifestaciones criollas, nativas y tradicionalistas: promoviendo la creación de la agrupación, denominada “Los Artilleros”, que integraban sus propios hijos, José Enrique y Rodolfo, Juan Manuel Boluntieri, Néstor Pissaco, Roberto Lavallén, Leonardo Santoro, Cacho Zanini y Cacho Galán. “Las Voces de Chivil-co”, entre otras actividades, se presentaron en radios, canales televisivos y teatros de Buenos Aires; recorrieron con su bello canto, numerosos lugares y rincones de la República Argentina, y también, del exterior;  protagonizaron en 1974, el magnífico espectáculo “La Misa Criolla”, junto al maestro Ariel Ramírez, Jaime Torres y Domingo Cura; efectuaron diversas y estimables grabaciones de sus temas y trabajos, etc. Fueron, por otra parte, sus representantes, Obdulio D’Ambrosio y Alberto Pérez Rivero, quienes supieron guiar los pasos y el itinerario del grupo, en distintos momentos de su existencia musical. El conjunto “Las Voces de Chivil-co”, desaparecido, hace ya, algunos años, sin dudas, marcó y señaló toda una época de esplendor y gloria, para el folklore chivilcoyano, y se convirtió, digna y honrosamente, en una bandera representativa de la amistad fraterna y, un claro embajador de la música popular, el arte y el quehacer cultural de nuestra ciudad.