Manuel Villarino: El gran fundador y propulsor de Chivilcoy

Manuel Villarino: El gran fundador y propulsor de Chivilcoy

febrero 14, 2023 Desactivado Por archivol
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De origen porteño, había nacido el 17 de junio de 1815, y falleció en Buenos Aires, a los 52 años de edad, víctima de la epidemia de cólera, hace ya, 155 años transcurridos…

El 25 de enero de 1868, dejó de existir en Buenos Aires, a la edad de 52 años, el ilustre y glorioso fundador, propulsor y gran constructor de Chivilcoy, en los tiempos iniciales, Manuel Antonio del Carmen Villarino – tales eran sus nombres completos -, quien, a lo largo de una tenaz e infatigable trayectoria pública, supo caracterizarse y destacarse por su clara inteligencia y admirable visión de futuro, su honda sensibilidad espiritual, sus genuinas aficiones artísticas, hacia la poesía y la música, su tan pujante laboriosidad, sus numerosos proyectos y ponderables iniciativas, su amplia instrucción y sólidos conocimientos, su inclinación a la lectura y el estudio, su extraordinario impulso, hacedor y ejecutivo, y, su singular afán de superación, avance y progreso. Todas ellas, cualidades y condiciones personales, que se sumaban a sus atributos y virtudes, de auténtica nobleza, bondad interior, rectitud, transparencia, honradez e integridad moral.

Falleció, como una de las tantas inocentes víctimas, de la grave e implacable epidemia de cólera morbo, que hubo de asolar a nuestra ciudad, desde fines de 1867, hasta casi mediados de 1868; originando más de 1400 decesos, de personas de ambos sexos. Villarino, de un modo abnegado y heroico, integraba la comisión municipal de Sanidad, encargada de enfrentar y combatir ese cruel y terrible flagelo que amenazaba la salud del vecindario; a raíz de su arriesgada y muy valerosa labor, contrajo dicha enfermedad; decidió después, viajar a Buenos Aires –quizá en búsqueda de una mejor atención médica -, y allí, se produjo la penosa muerte, en un domicilio de la calle Piedad, al 600. Sus restos, se inhumaron en el cementerio o enterratorio porteño, pero con posterioridad, nunca pudieron ser localizados e individualizados, y así, infortunadamente, se perdieron de una forma inexorable…

Manuel Antonio del Carmen Villarino, había nacido en Buenos Aires, bajo el hogar de Francisco Villarino y Teresa Fernández, el 17 de junio de 1815. Transcurrió su infancia y adolescencia, en la propia ciudad de Buenos Aires y en una estancia que, su familia poseía en la zona geográfica de la Bahía de Samborombón. Tiempo más tarde, en la etapa de su juventud, resolvió independizarse de sus padres, adquiriendo una superficie de tierra, en la región bonaerense de Azul. Poco después, en 1839, participó activamente, en la “Revolución de los Libres del Sur”, contra el régimen gubernativo de Juan Manuel de Rosas, que estalló en el sector de las localidades de Chascomús, Dolores y Castelli, dentro de la provincia de Buenos Aires. Villarino, hubo de intervenir como ayudante del coronel Cramer. Sofocado y derrotado este movimiento revolucionario, los cabecillas de los elementos insurgentes y sediciosos, fueron inmediatamente ejecutados, y Villarino, logró salvar su vida, huyendo a la limítrofe República Oriental del Uruguay. En el suelo uruguayo, precisamente en Montevideo, abrió las puertas de una jabonería – arrendando un viejo saladero -, y contrajo matrimonio con la señorita Mariana Sapido, hija del coronel Sapido, un honroso prócer de la independencia, de aquel país hermano. Pero como directa consecuencia del sitio a Montevideo, efectuado por las tropas del general Oribe, perdió su actividad industrial y sus recursos económicos. Además, falleció tempranamente, su joven esposa, en el momento del parto, cuando vio la luz, su hijo Mariano Villarino. Ante esta dramática y dolorosa situación, a instancia de sus propios padres, hubo de retornar a la Argentina, y poco después, hacia principios de la década de 1850, se vinculó al estanciero lugareño Diego Whitte, quien le confió unos trabajos de agrimensura – Villarino poseía una digna y estimable versación, al respecto -, y lo habilitó con un capital de 60.000 pesos. Fue así que, Manuel Villarino, se estableció en la costa del río Salado – extremo de nuestro Partido de Chivilcoy -, levantando una estancia; edificó una férrea y segura casona rural y, hasta procedió a colocar un pequeño cañón, para defenderse, eventualmente, del ataque de algún malón indígena.

Consagrado a las faenas agrícolas, y a diversas actividades de orden social y comunitario, fue el autor del texto de la “Protesta de los trescientos labradores” locales, el 22 de mayo de 1854, solicitando la venta o arrendamiento de las tierras fiscales del Partido, y compuso la comisión de vecinos, presidida por el entonces Juez de Paz del distrito, Federico Soarez, que habría de crear Chivilcoy, aquel histórico y memorable domingo 22 de octubre de 1854, y redactó, de puño y letra, el acta fundacional. Realizó el diseño, pergeñó y elaboró, el simétrico y tan armonioso trazado urbano de nuestra ciudad, aprobado por el Superior Gobierno de la provincia de Buenos Aires y la Dirección Topográfica, el 20 de julio de 1855; presidió e integró la Corporación Municipal – primera expresión gubernativa de la comuna, constituida y conformada el 25 de marzo de 1856 -; propuso los nombres de las distintas plazas de Chivilcoy, en la sesión de la citada Corporación, el 6 de noviembre de 1866; formó parte de múltiples comisiones, sobre temas económicos, edilicios y educativos, y bregó de una manera tesonera e incansable, en favor del crecimiento, el avance, el desarrollo progresista y, un porvenir próspero y venturoso para nuestra ciudad.

En 1867, le ofrecieron una banca de senador, en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, y Manuel Villarino, con la humildad, la modestia y la austeridad que, siempre lo distinguieron, rechazó la propuesta, considerando carecer de suficiente capacidad e idoneidad, para cumplir esas funciones legislativas; sin dudas, un aleccionador y hermoso ejemplo de renunciamiento, desinterés, honestidad y grandeza de espíritu.

En agosto de 1872, la Corporación de la comuna, hubo de crear el primer Mercado Municipal, sito sobre la actual avenida Soarez, esquina Alvear, imponiéndosele el nombre de Villarino. En el mes de noviembre de 1895, el Honorable Concejo Deliberante, bautizó “Villarino”, a una de las principales cuatro avenidas, de nuestra ciudad. La Escuela primaria Nro. 4, creada el 1 de julio de 1868, lleva el nombre de Manuel Villarino, al igual que, en la esfera deportiva, el Club Atlético, de la avenida homónima, fundado el 18 de abril de 1940.

Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.