El Carnaval chivilcoyano y el Lunfardo

El Carnaval chivilcoyano y el Lunfardo

febrero 21, 2020 0 Por archivol
Compartir

La historia de los corsos y carnavales de antaño

La jubilosa celebración del carnaval o las carnestolendas, en honor del Rey Momo, nos ofrece la ocasión más adecuada y propicia, para brindar nuestra espontánea y sincera adhesión lunfardesca, aportando también, humildemente, un conjunto de datos, apuntes e informaciones históricas, acerca de los corsos y los carnavales chivilcoyanos, cuyos lejanos orígenes, se remontan a las últimas décadas del siglo XIX. Estos carnavales, supieron alcanzar una vasta y significativa repercusión o resonancia, trascendiendo por sus particulares características, su espléndido brillo y su magnífico relieve, a distintas ciudades vecinas, y convirtiéndose, de esa manera, en una auténtica y gloriosa tradición, dentro de las páginas y los anales lugareños. A fines del siglo XIX y principios del XX, en los multitudinarios corsos, participaban diferentes comparsas con sus respectivos trajes o uniformes, de variados colores, su vibrante ritmo y sus alegres compases. Mencionaremos, por ejemplo, a las agrupaciones denominadas: “Los hijos de África”, “Marina”, “Los negros africanos”, “Los negros candomberos”, “Los marinos del Plata”, “Los chiripitifláuticos”, “La Lira de Oro”, “El Orfeón”, “Unión Pelotaris”, “Salimos como podemos”, “Todos o ninguno”, etc. En el año 1881, se realizaron aquí, en Chivilcoy, importantes festejos del carnaval. Los concurridos corsos, se llevaron a cabo sobre las avenidas Villarino y Soarez, atravesando el centro de la plaza principal 25 de Mayo, el cual, se encontraba totalmente abierto al tránsito. En dichos corsos, que masivamente convocaron a todo el vecindario local, y de diferentes ciudades vecinas, participaron distintas y muy atrayentes comparsas de la época; las que animaban, de una forma alborozada, los festejos. En el carnaval de 1893, la agrupación musical “Marina”, editó en la imprenta del diario “La Democracia”, un volante con las letras de las composiciones que interpretaban, en el desfile y el trayecto de los corsos, delante del público que, celebraba entusiastamente, esas canciones de la mencionada comparsa. El largo y ruidoso recorrido del corso, comprendía en algunos años, el entorno de la plaza principal 25 de Mayo, y en otros, las avenidas Soarez y Villarino, y las calles Pellegrini, 9 de Julio, Rivadavia, Moreno, Belgrano, San Martín y 25 de Mayo. También, el citado recorrido, incluyó en ciertas oportunidades, las avenidas Sarmiento y Ceballos, y diferentes arterias de sus inmediaciones, donde desfilaron murgas y comparsas, ciertamente memorables. En la década de 1920, durante el transcurso de los corsos oficiales, resultaban muy frecuentes, innumerables episodios de violencia: riñas, reyertas, tiroteos y toda clase de incidentes, con un trágico saldo de muertos y heridos. En esos corsos, intervinieron entre otros grupos, las conocidas comparsas: “La perla brillante”, “Los momentáneos” y “Todos o ninguno”; sumándose, asimismo, distintas murgas de barrio. En la década de 1930, los decretos municipales de reglamentación del carnaval, prohibían el uso de la careta y el antifaz, los juegos con agua y el consumo de bebidas alcohólicas. Se constituía una comisión de corsos, que entre otras actividades, establecía el recorrido del carnaval y los premios adjudicados a las murgas  y las comparsas, las máscaras y disfraces, los carruajes y vehículos ornamentados, los palcos decorados, etc. En esa década, participaban en aquellos corsos, las comparsas: “Juventud democrática”, “Juventud moderna”, “Unión juvenil” y “Unión Argentina”; una Rondalla, de la Agrupación Artística Chivilcoy, y las murgas: “Los muchachos del centro”, “Amantes de la garufa”, “Centro chivilcoyano” y “Camaradas unidos de la plaza Varela”, con un largo y festivo historial carnavalesco, que fue un precedente, de la popular batucada “Los Mirasoles”, junto a la reconocida y sin par bailarina “Katy, la Única”. También, en esa época, se llevaban a cabo, los clásicos bailes de “disfraz y fantasía”, organizados por diferentes clubes deportivos e instituciones locales.

El Carnaval, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

De pronto, en todo el rioba, che, gomía, ha vuelto el carnaval, posta y canchero, con su lindo bochinche bullanguero, su onda bien musical, su algarabía… Ha vuelto con su lunga melodía, su ritmo y su barullo, muy canchero; su compás que te copa hasta el balero, y su kilo de magia y fantasía. Ha vuelto con su pinta y colorido, su embale macanudo y sostenido, su pulenta y su encanto desbordante… Y en la yeca mistonga, cada cheno, hacen roncha, de un modo piola y pleno, su fervor y su cuore palpitante. Y pienso, que este mundo tan berreta, – mucha farra y camelo sin igual -, con el grupo, la farsa y la careta, es también, un eterno carnaval.