
EL LORO DEL SIEMPRE LO MISMO…
Una reflexión lunfarda, sobre la Argentina actual, donde los chantas de siempre, impusieron el modelo de país, del siempre lo mismo y el más de lo mismo, en el que nunca cambia nada y, todo sigue igual o peor de lo que está… El gran negocio de los chantas, consiste, precisamente, – para conservar sus prebendas, privilegios y beneficios -, en que jamás cambie nada, y todo se prolongue así, igual o peor, a través del curso del tiempo y los años; engrupiendo o embaucando a los giles y laburantes. Hasta el momento, ese plan estratégico de los chantas, les ha brindado excelentes y brillantes resultados. Por eso, los chantas en su conjunto, aunque simulen ser adversarios u opositores, se hallan todos en complicidad y entongados, para continuar sosteniendo, de un modo indefinido, el círculo vicioso del siempre lo mismo y el más de lo mismo, con incultura, marginación, empobrecimiento y miseria… Todo es lo mismo: las mismas falsedades, la misma corrupción, la misma podredumbre moral… Si la sociedad, en silencio y resignación conformista, acepta esta realidad, muy difícilmente, habrá de sobrevenir, una verdadera transformación. De la sociedad, en definitiva, depende: No podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo y, los Hombres como los árboles, se conocen por sus frutos… Un loro – mucho más lúcido, perspicaz e inteligente, que millones de argentinos, sumidos en la ceguedad, la obscuridad y la ignorancia -, nos brinda su palabra sabia y aleccionadora… Escuchémoslo… Acaso, logremos obtener una enseñanza positiva.
YO tengo un loro cachuzo,
que me bate, con realismo:
No te dejés engrupir,
pues todo es siempre lo mismo…
Verso, bolazo, sanata,
fiera bronca y amargura;
los bolsiyos sin un mango,
el bajón, la mishiadura…
Sólo chamuyo…, y chamuyo,
puro discurso y parola,
y tanto cuento y boleto,
que te copan la sabiola…
El balurdo y el merengue,
la injusticia y la pavada;
mucho espiche y macaneo,
y al final…, no cambia nada…
Los chantas que te empaquetan,
la pasan bomba y banana;
mucha matufia y choreo,
y nadie termina en cana…
La impunidad del afano,
el tongo, la yeca dura,
pero pierde y se va al tacho,
el mamerto que labura…
Las lungas cortinas de humo,
la milonga repetida,
mientras se borran los yornos,
y así, se raja la vida…
Se raja, triste y mistonga,
-la mufa ranera, avanza -,
sin una flor de ilusiones,
sin un cacho de esperanza…
Y uno, está esgunfio y cansado,
de sentirse un gil dormido,
y de morfar, hace tiempo,
tanto pescado podrido…
Por eso, che, paparulo,
abrí el ojo y avivate;
cortá tu eterno apoliyo,
y de una vez, despertate…
Junto al humilde purrete,
el jovato y la percanta,
librate del tipo chorro,
el tramoyero y el chanta…
Y después, sin atorrantes,
camelo ni fulería,
recuperá la pulenta,
el embale y la alegría…
Porque el país, se endereza,
bien chipola, desde abajo,
por la debute honradez,
por la verdad y el trabajo…
Y entonces, si remanyamos,
este bodrio tan obscuro,
luchando, quizá, junemos,
algún cambio, en el futuro…
Yo tengo un loro cachuzo,
que me bate, con realismo:
No te dejés engrupir,
pues todo es siempre lo mismo.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.