Fallecimiento del recitador criollo, periodista deportivo, poeta gauchesco y hombre del espectáculo local, Norberto Domingo Clavio.

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El siempre inolvidable, recitador criollo, periodista deportivo, poeta gauchesco, y hombre del espectáculo chivilcoyano, Norberto Domingo Clavio (1943-1999).

El siempre inolvidable, recitador criollo, periodista deportivo, poeta gauchesco, y hombre del espectáculo chivilcoyano, Norberto Domingo Clavio (1943-1999).

El 16 de septiembre de 1999, a los 55 años de edad, falleció en la ciudad de La Plata, el muy conocido y popularizado recitador criollo, periodista deportivo, poeta gauchesco, y hombre del espectáculo chivilcoyano, Norberto Domingo Clavio; una figura de amplia trayectoria artística, que a través de su apasionada existencia, se identificó y caracterizó por su gran fervor tradicionalista, su profundo sentimiento campero, su expresión, vibrante y vigorosa, y su espíritu soñador y bohemio. Había nacido en las inmediaciones, del paraje “Las tres Banderas”, el 27 de octubre de 1943, y desde los tiempos de la niñez, se manifestó en su corazón, sincero y entusiasta, una especial inclinación, hacia los versos gauchos, la poesía de motivos rurales, y los ambientes de campo. Ligado estrechamente, a Don Héctor Riera – extraordinario propulsor y animador de las manifestaciones folklóricas y tradicionales -, comenzó a frecuentar las peñas “Boris Elkin” y “El Palenque”; debutando, de una forma promisoria y exitosa, a los 17 años. Tras recorrer, distintos escenarios de Chivilcoy, y de la región, fundó en el club Pellegrini, la peña “Mi Paraná”, y luego, se encaminó a la Capital. En Buenos Aires, hubo de realizar una memorable actuación, en radio Belgrano, dentro de una audición del recordado Carlos Ginés, el 10 de noviembre de 1963, y con posterioridad, entre los años 1967 y 1968, desarrolló un ciclo semanal, por radio Porteña, junto al destacado locutor Alfonso A. Lombardo, y el difundido programa “Chivilcoy en el Dial”. De ese modo, inició una serie de significativas presentaciones, en diferentes sitios y lugares, de Buenos Aires y del país, ofreciendo su calidad interpretativa, su voz recia y conmovedora y su legítimo orgullo, de auténtico y verdadero embajador chivilcoyano, al lado de relevantes personalidades, de nuestra música folklórica nacional. Más tarde, aquí, en Chivilcoy, de una manera pujante y emprendedora, le dio vida, en 1973, al movimiento “Enarbolando Banderas”, en la ya desaparecida confitería “Yalhoy”; donde divulgó el canto popular, y hubo de promover y apoyar, con un plausible sentido localista, a los valores creativos de nuestra ciudad. Participó en numerosos festivales, a lo largo de toda la República, como el de Cosquín, en 1976, junto a las memorables “Voces de Chivil – co”, con cuyos integrantes, Carlos María Carosella, Héctor Amadeo Bottini, Carlos Sanzone y Roberto Vallone, cultivo una especial y entrañable amistad, durante muchos años de actuaciones artísticas. Fundador y director de la revista “Enarbolando Banderas”, editada a fines de la década de 1970, escribió emotivos versos; llevó a cabo, audiciones radiofónicas y espacios televisivos; colaboró en medios gráficos locales; realizó trabajos de investigación, sobre el gaucho Juan Moreira, etc. Periodista, dedicado al turf, creó y dirigió la revista “La Voz del Trote”, en varios años, de una fiel y constante labor; cumplió una apreciable tarea, en el seno del Jockey Club, de nuestra ciudad, y fue un diestro y experimentado relator de carreras, en aquellas jornadas domingueras, del hipódromo local. Firmaba sus comentarios de temas hípicos, utilizando el seudónimo de “El Pasuco”. En 1994, hubo de grabar su primer cassette “Avivando brasas”, con el adecuado y excelente marco musical, de sus amigos, Carlos Carosella y Héctor Bottini; continuando después, con los trabajos “Enarbolando Banderas”, en 1995; “Por la misma huella”, en 1997, y “Entre cardos y malvones”, aparecido en 1998. Sin dudas, un genuino e inolvidable recitador gauchesco, y un cultor del criollismo y las tradiciones argentinas,  siempre vivo, en el corazón de la comunidad, y en el cálido y franco sentir de todos los chivilcoyanos.