El genuino y gran tradicionalista chivilcoyano, Oscar Marchesini.

El genuino y gran tradicionalista chivilcoyano, Oscar Marchesini.

El caracterizado y prestigioso tradicionalista chivilcoyano, Oscar José Marchesini, un fiel y admirable defensor de las expresiones gauchescas, el genuino sentimiento nacional y el verdadero criollismo.

Sin duda alguna, el genuino y gran tradicionalista chivilcoyano, Oscar J. Marchesini, constituye y representa, un auténtico y sólido baluarte de las expresiones gauchescas y el criollismo, que siempre se ha caracterizado, por su noble y profundo espíritu nacional, su verdadera pasión y fervor argentinista, y su claro y manifiesto amor, hacia el terruño nativo. Un gran tradicionalista, cuya popularizada figura, se asocia a la vida campera, el paisaje rural, la idiosincrasia paisana y, toda una larga y muy fecunda trayectoria artística, como conductor radiofónico y televisivo, animador de peñas, espectáculos, y jineteadas,  poeta, recitador e investigador de las costumbres y las cosas nuestras, alentado e impulsado, por un claro y plausible criterio cultural, didáctico y educativo. Nacido en nuestra ciudad, el 22 de julio de 1940, a la tierna edad de cuatro años, hubo de trasladarse, con su familia, a la localidad de Mamaguita, perteneciente al distrito bonaerense de 25 de Mayo, pues su padre, debía desarrollar, distintas faenas y actividades laborales, en una estancia, denominada “El Destino”. Allí, totalmente identificado y familiarizado, con el típico y agreste ambiente del campo, Oscar Marchesini, pronto aprendió, los oficios de boyero y de mensual, y breve tiempo después, asomándose a la adolescencia, cuando contaba apenas, trece años, se lo pudo observar, participando en distintas peñas folklóricas, de la época, como hábil conductor y vigoroso recitador de sentidos versos gauchos. Con posterioridad, hacia 1961, promovió la creación, junto al inolvidable difusor del arte nativo, Don Héctor Riera, de la peña “Boris Elkin”; más tarde, fundó otra peña, denominada “El Palenque”, y en 1963, conformó y organizó, el grupo dramático y teatral independiente “Amanecer”, con sede en la avenida Ceballos Nro. 119; del cual fuera, maquillador, entusiasta artífice, y singular director escénico. En el año 1970, brindó sus frecuentes actuaciones, ante los micrófonos, de las emisoras capitalinas, Porteña, Mitre y Argentina, integrando el elenco, del conocido programa “Amanecer Argentino”, y el 18 de diciembre de 1974, hubo de comenzar, por la onda de L. T. 32 Radio Chivilcoy, el tan prolongado y fructífero camino, de su bien acreditada audición “Como yo lo siento”; sumándose después, el apreciable espacio televisivo, por Canal 7 Cablevisión, titulado “Dialogando con mi gente”. De sus obras editadas, citaremos un libro de poemas gauchescos: “Abriendo huellas”, impreso en 1972; una recopilación de autores populares: “Tropiando versos”, de 1989, y el volumen “Por sendas gauchas”, aparecido en el mes de octubre de 1994. Sin duda alguna, entonces, un honroso y gran tradicionalista chivilcoyano, que justa y sinceramente merece, nuestro mayor reconocimiento y particular homenaje, por sus hondas convicciones e ideales; su fiel e infatigable labor, de muchas décadas;  sus vasto saber y rica experiencia, y su magnífico y extraordinario  aporte, a la historia cultural, de nuestra ciudad, la esencia telúrica, de la Patria, y el alma criolla y gauchesca.

Décimas para Oscar J. Marchesini, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

En este radiante día, a Oscar Marchesini, canto, y del alma, yo levanto las notas de mi poesía. Hoy quiero, con alegría, de una forma bien sincera, brindarle mi justiciera palabra de claro aliento, por su noble sentimiento y su labor duradera. Una labor admirable, de empuje y perseverancia, con honda garra y un ansia, siempre intensa y entrañable. Su trabajo infatigable, su entusiasmo y optimismo, revelan el patriotismo de una acción, férrea y genuina: Calor y fibra argentina, en defensa del criollismo. Hombre diestro y empeñoso, dinámico y tesonero, se inició como boyero, en una infancia de gozo. Su corazón fervoroso, pleno de cielo y llanura, late junto a la verdura de la pampa, tan agreste, que en la región del Oeste, se hace huella y espesura. Y desde niño, ampliamente, estuvo identificado, con el rancho, el buen asado, y todo el rural ambiente: El facón más reluciente, el poncho rojo, el apero; caballo, botas, sombrero, leguas, carreta, tropilla; plateada rastra, que brilla, y estampa fiel del resero. Amigo de la domada, la chacra, la pulpería, el ceibo y la melodía, de una sabrosa payada. En la recia jineteada, – colorido y emociones -, o entre zambas y canciones, se puede ver su presencia, que constituye la esencia, de peñas y de fogones. Tenaz, humilde y sencillo, sabe de arreos y yerra, ombú, sauzal, pasto y tierra, zaino, alazán y tordillo. Habla de pial y potrillo, estancia, aljibe y tranquera, y de una franca manera, va esparciendo su mensaje, con aires de paisanaje, pericón y chacarera. Galopó, tiempo y senderos, más allá de su querencia, y así adquirió la experiencia de baquianos y troperos, mensuales y jornaleros, capataces y peonadas; y en tantas largas jornadas, descubrió, tras la vihuela, noches de taba y espuela, caña, truco y guitarreadas. De importante trayectoria, su espíritu apasionado, brega por nuestro pasado, y en favor de nuestra historia. Impulso, ahínco y memoria, evoca el ayer perdido, y rescata del olvido, lo típico y pintoresco: Viejo recuerdo gauchesco, que de pronto, ha florecido… Años de andar transitando, el mismo y arduo camino, consciente de su destino, que con esfuerzo, fue ampliando. Y así entonces, va afirmando, su orientación, gaucha y pura; una vocación segura, hacia las cosas nativas, cuyas raíces tan vivas, enriquecen la cultura. Auténtico y muy pujante, en la escuela, de pequeño, comenzó a cumplir el sueño del arte, bello y vibrante. Y luego, siguió adelante, con expresiones teatrales, después, programas radiales, escenarios, recitado, y un éxito bien ganado, por sus virtudes cabales. Sostenido difusor, del folklore nacional; obra y entrega total, de lucha y profundo amor. Simpático animador, poeta y comentarista, su fervor argentinista, fluye en un verso campero, y es ejemplo verdadero, de gran tradicionalista.

El genuino y gran tradicionalista chivilcoyano, Oscar Marchesini.

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El caracterizado y prestigioso tradicionalista chivilcoyano, Oscar José Marchesini, un fiel y admirable defensor de las expresiones gauchescas, el genuino sentimiento nacional y el verdadero criollismo.

Sin duda alguna, el genuino y gran tradicionalista chivilcoyano, Oscar J. Marchesini, constituye y representa, un auténtico y sólido baluarte de las expresiones gauchescas y el criollismo, que siempre se ha caracterizado, por su noble y profundo espíritu nacional, su verdadera pasión y fervor argentinista, y su claro y manifiesto amor, hacia el terruño nativo. Un gran tradicionalista, cuya popularizada figura, se asocia a la vida campera, el paisaje rural, la idiosincrasia paisana y, toda una larga y muy fecunda trayectoria artística, como conductor radiofónico y televisivo, animador de peñas, espectáculos, y jineteadas,  poeta, recitador e investigador de las costumbres y las cosas nuestras, alentado e impulsado, por un claro y plausible criterio cultural, didáctico y educativo. Nacido en nuestra ciudad, el 22 de julio de 1940, a la tierna edad de cuatro años, hubo de trasladarse, con su familia, a la localidad de Mamaguita, perteneciente al distrito bonaerense de 25 de Mayo, pues su padre, debía desarrollar, distintas faenas y actividades laborales, en una estancia, denominada “El Destino”. Allí, totalmente identificado y familiarizado, con el típico y agreste ambiente del campo, Oscar Marchesini, pronto aprendió, los oficios de boyero y de mensual, y breve tiempo después, asomándose a la adolescencia, cuando contaba apenas, trece años, se lo pudo observar, participando en distintas peñas folklóricas, de la época, como hábil conductor y vigoroso recitador de sentidos versos gauchos. Con posterioridad, hacia 1961, promovió la creación, junto al inolvidable difusor del arte nativo, Don Héctor Riera, de la peña “Boris Elkin”; más tarde, fundó otra peña, denominada “El Palenque”, y en 1963, conformó y organizó, el grupo dramático y teatral independiente “Amanecer”, con sede en la avenida Ceballos Nro. 119; del cual fuera, maquillador, entusiasta artífice, y singular director escénico. En el año 1970, brindó sus frecuentes actuaciones, ante los micrófonos, de las emisoras capitalinas, Porteña, Mitre y Argentina, integrando el elenco, del conocido programa “Amanecer Argentino”, y el 18 de diciembre de 1974, hubo de comenzar, por la onda de L. T. 32 Radio Chivilcoy, el tan prolongado y fructífero camino, de su bien acreditada audición “Como yo lo siento”; sumándose después, el apreciable espacio televisivo, por Canal 7 Cablevisión, titulado “Dialogando con mi gente”. De sus obras editadas, citaremos un libro de poemas gauchescos: “Abriendo huellas”, impreso en 1972; una recopilación de autores populares: “Tropiando versos”, de 1989, y el volumen “Por sendas gauchas”, aparecido en el mes de octubre de 1994. Sin duda alguna, entonces, un honroso y gran tradicionalista chivilcoyano, que justa y sinceramente merece, nuestro mayor reconocimiento y particular homenaje, por sus hondas convicciones e ideales; su fiel e infatigable labor, de muchas décadas;  sus vasto saber y rica experiencia, y su magnífico y extraordinario  aporte, a la historia cultural, de nuestra ciudad, la esencia telúrica, de la Patria, y el alma criolla y gauchesca.

Décimas para Oscar J. Marchesini, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

En este radiante día, a Oscar Marchesini, canto, y del alma, yo levanto las notas de mi poesía. Hoy quiero, con alegría, de una forma bien sincera, brindarle mi justiciera palabra de claro aliento, por su noble sentimiento y su labor duradera. Una labor admirable, de empuje y perseverancia, con honda garra y un ansia, siempre intensa y entrañable. Su trabajo infatigable, su entusiasmo y optimismo, revelan el patriotismo de una acción, férrea y genuina: Calor y fibra argentina, en defensa del criollismo. Hombre diestro y empeñoso, dinámico y tesonero, se inició como boyero, en una infancia de gozo. Su corazón fervoroso, pleno de cielo y llanura, late junto a la verdura de la pampa, tan agreste, que en la región del Oeste, se hace huella y espesura. Y desde niño, ampliamente, estuvo identificado, con el rancho, el buen asado, y todo el rural ambiente: El facón más reluciente, el poncho rojo, el apero; caballo, botas, sombrero, leguas, carreta, tropilla; plateada rastra, que brilla, y estampa fiel del resero. Amigo de la domada, la chacra, la pulpería, el ceibo y la melodía, de una sabrosa payada. En la recia jineteada, – colorido y emociones -, o entre zambas y canciones, se puede ver su presencia, que constituye la esencia, de peñas y de fogones. Tenaz, humilde y sencillo, sabe de arreos y yerra, ombú, sauzal, pasto y tierra, zaino, alazán y tordillo. Habla de pial y potrillo, estancia, aljibe y tranquera, y de una franca manera, va esparciendo su mensaje, con aires de paisanaje, pericón y chacarera. Galopó, tiempo y senderos, más allá de su querencia, y así adquirió la experiencia de baquianos y troperos, mensuales y jornaleros, capataces y peonadas; y en tantas largas jornadas, descubrió, tras la vihuela, noches de taba y espuela, caña, truco y guitarreadas. De importante trayectoria, su espíritu apasionado, brega por nuestro pasado, y en favor de nuestra historia. Impulso, ahínco y memoria, evoca el ayer perdido, y rescata del olvido, lo típico y pintoresco: Viejo recuerdo gauchesco, que de pronto, ha florecido… Años de andar transitando, el mismo y arduo camino, consciente de su destino, que con esfuerzo, fue ampliando. Y así entonces, va afirmando, su orientación, gaucha y pura; una vocación segura, hacia las cosas nativas, cuyas raíces tan vivas, enriquecen la cultura. Auténtico y muy pujante, en la escuela, de pequeño, comenzó a cumplir el sueño del arte, bello y vibrante. Y luego, siguió adelante, con expresiones teatrales, después, programas radiales, escenarios, recitado, y un éxito bien ganado, por sus virtudes cabales. Sostenido difusor, del folklore nacional; obra y entrega total, de lucha y profundo amor. Simpático animador, poeta y comentarista, su fervor argentinista, fluye en un verso campero, y es ejemplo verdadero, de gran tradicionalista.