La clausura de las Escuelas primarias, Nros. 16 “Esteban Echeverría” y 26 “Paula Albarracín” , del partido de Chivilcoy (2018).

La clausura de las Escuelas primarias, Nros. 16 “Esteban Echeverría” y 26 “Paula Albarracín” , del partido de Chivilcoy (2018).

febrero 27, 2018 0 Por archivol
Compartir

La Escuela primaria Nº 26 «Paula Albarracín», de la localidad rural de Indacochea, fundada en el año 1903. A lo largo de muchas décadas, de una intensa y sostenida labor docente, hubo de cumplir, una fecunda y admirable trayectoria educativa, al servicio de la enseñanza chivilcoyana. 

En el mes de febrero de 2018, por una resolución oficial, del gobierno de la provincia de Buenos Aires y el área de Educación bonaerense, ante la notoria carencia, de matrícula de alumnos, se dispuso la clausura o el cierre, de las Escuelas primarias, Nros. 16 “Esteban Echeverría”, del cuartel VIII, zona de “El Porvenir”, en proximidad de la localidad rural de La Rica,  y 26 “Paula Albarracín”, de la población de Indacochea, dentro del partido de Chivilcoy.  Esta particular y penosa circunstancia, nos ofrece la oportunidad evocativa, para recordar algunos aspectos históricos, de ambos establecimientos educacionales, de prolongada y fecunda trayectoria pedagógica, en los ámbitos territoriales, de nuestro distrito. La Escuela primaria Nro. 16, hubo de crearse, hacia el año 1889, y desarrolló, durante muchas décadas, una fiel y sostenida labor docente, atendiendo a las diversas necesidades, de las habitantes de su zona de influencia. De acuerdo con una información, que data del mes de diciembre de 1890, en aquella época, funcionaba en una propiedad, perteneciente a Don Manuel Ayarza, y poseía, un solo salón, y una matrícula, de sesenta y cinco alumnos. Ejercía, como maestro o preceptor, el docente italiano, Pío Mazzarelli, nacido en 1848, quien había ingresado, a la esfera de la enseñanza, en 1882. En tanto, según un informe, del mes de diciembre de 1899, el citado establecimiento Nro. 16, se hallaba ubicado en un inmueble, de la señora Mercedes C. de Acuña, y con un total de cuarenta y cinco alumnos, ejercía funciones de director, el mencionado maestro, Pío Mazzarelli, a cargo de los grados: primero, segundo y tercero. Por otra parte, en el año 1907, cumplía funciones de directora, la docente Matilde C. de Rodríguez. A la Escuela primaria Nro. 16, se le impuso el nombre, del notable y recordado poeta y escritor argentino, Esteban Echeverría (1805 – 1851), autor de reconocidas obras, de nuestra literatura nacional, como “El Matadero”, “Rimas” y “Elvira o la novia del Plata”. La Escuela primaria Nro. 26, de la localidad rural de Indacochea, se fundó en el año 1903, levantándose en un predio, que fuera, generosamente donado, por la propia familia Indacochea. Hacia el año 1907, ejercía la dirección del mencionado establecimiento, la docente Honoria Artenau, y en 1916, la educacionista, Clementina Simonelli de Gatti. En ese momento, la Escuela, sumaba un alumnado, de unos sesenta y tres niños, y además de las correspondientes lecciones, inherentes a las materias, la instrucción específica y la formación didáctica, se dictaban diferentes cursos, de labores o tareas manuales. De las docentes, que hubieron de atravesar por las aulas, del establecimiento, mencionaremos ahora, a María de la Paz Guerrero de Masino, Blanca Bengochea de Dell ‘Immágine y, María Angélica Torres de Cadavid, quien durante muchos años, de un fervoroso e intenso trabajo, ejerció la dirección de la Escuela, caracterizándose, por su auténtica y profunda vocación pedagógica, sus entusiastas y admirables inquietudes e iniciativas, y sus múltiples realizaciones. En el mes de septiembre de 1966, bajo su importante gestión, visitó el establecimiento, el gran boxeador argentino, Horacio Accavallo, quien se había consagrado Campeón Mundial, peso mosca, en Tokio (Japón), a principios del mes de marzo, de ese mismo año. El manager, de dicho púgil, era el chivilcoyano, Héctor Vaccari, fundador, el 18 de marzo de 1955, del Estadio de Box “Pascual Pérez”, que se hallaba situado, frente a la plaza Mitre, sobre la calle Rosetti, y ex intendente municipal de facto, de nuestra ciudad, desde el mes de mayo de 1981, hasta diciembre de 1983. A la Escuela primaria Nro. 26, de Indacochea, se le impuso el nombre de Doña Paula Albarracín, la madre, tan abnegada y laboriosa, de Don Domingo Faustino Sarmiento, evocada por éste, de un modo dulce y entrañable, en las páginas de su bello libro “Recuerdos de Provincia”, editado en 1850. Alguien expresó, en una oportunidad, que, “cuando se cierra una escuela, se abre una cárcel”, significando, de esa forma, la deplorable situación y la profunda gravedad, de la desaparición de un establecimiento de enseñanza, para el presente y el futuro de un país. Hoy, más que nunca necesitamos, muchas más escuelas: escuelas que instruyan; que inculquen, infundan y transmitan principios éticos y valores morales, patrióticos y espirituales;  que dignifiquen y eleven al individuo; que ilustren y despierten la cultura del trabajo, y que iluminen la mentalidad, la conciencia y el corazón, de los seres humanos. Necesitamos más escuelas, y un nuevo sistema educativo, que deje de nivelar e igualar hacia abajo, sin rendimientos ni resultados, de ninguna naturaleza… La gran prioridad nacional, y el único sendero posible, son el camino de la EDUCACIÓN, LA HONRADEZ Y EL TRABAJO. De lo contrario, el país y nuestra sociedad, carecerán de todo porvenir y destino…

La Escuela, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

La Escuela, es el rincón fragante y puro, en que florece un mundo diferente, y brota aquella luz resplandeciente, que torna claridad, el tiempo obscuro. La Escuela, es el camino más seguro, la base principal y la simiente, que nace, desde abajo, en el presente, y crece, tan fecunda, en el futuro… La Escuela, es el saber, la noble guía, la voz dulce y feliz, de cada día, la Patria, los valores, la esperanza… Y es el eterno hogar de los cariños, en donde nos sentimos, siempre niños, gozando del amor y la enseñanza.