La historia de Chivilcoy, en Lunfardo

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La historia de mi ciudad, la bato, con parla plena, junto al nombre Chivilcoy, que es chamuyo de “Agua buena”. Una historia lunga y firme, de espíritu laburante, que la yugó, tenazmente, y le dio para delante. Una historia bien pulenta, de verde y posta llanura, que empezó hace muchos yornos, de lejana mishiadura. Al principio, la región, estaba ¡Atenti, gomía!, habitada por los indios, que galgueaban todo el día. Después, llegaron muy piolas, los primeros pobladores, con un embale profundo, y sus anhelos mejores. Eran tipos macanudos, – minga de luchas y guerra -, que al chapar el forte arado, fueron labrando la tierra. Esta zona – linda jeta -, que tan clara, florecía, de la Guardia de Luján, lo más pancha, dependía. Luego, de un modo canchero, por un decreto de Rosas, nació, chipola, el partido, bajo estrellas fachendosas. Vino entonces, el avance, sin tropiezos ni camelo: Las chacras, ranchos mistongos, y un amplio cacho de cielo. Más tarde, en el mes de octubre, con onda de primavera, debute, se fundó el pueblo, una tarde arrabalera. Hubo bronca y despelote, – lo bocina, la memoria -, y al final, clavó la pala, el guapo Valentín Coria. De pronto, se abrió un camino, de un gran progreso banana: El jotraba y tantos sueños, que coparon, el mañana… Un fangote de optimismo, con una fuerza genuina, y el luminoso horizonte, de una brillante matina. Al tiempo, un tren compadrón, como un elefante, andando, hizo bandera, y cafiolo, por el riel, llegó silbando… Qué muñeca tesonera, qué laburo y qué pujanza; un alma de noble frate, y un sol pintón, de esperanza. Allí, en el rioba cachuzo, del recuerdo y el pasado, hay una yeca maleva, y algún bulín olvidado… El broli de la emoción, la nostalgia y vieja gloria, mantiene así, palpitante, el cuore de nuestra historia. Y yo, en mi voz de purrete, – espiche y parolas de hoy -, les batí, sinceramente, el ayer de Chivilcoy.

Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.