La histórica Acta fundacional, de aquel memorable domingo 22 de octubre de 1854…, hace ya, 164 años transcurridos…

La histórica Acta fundacional, de aquel memorable domingo 22 de octubre de 1854…, hace ya, 164 años transcurridos…

octubre 23, 2018 0 Por archivol
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La fundación de Chivilcoy, del domingo 22 de octubre de 1854, en una magnífica y excelente ilustración, del gran dibujante y singular pionero, de la publicidad y la historieta chivilcoyanas, Agustín Domingo Guasco (1917-1975). Dicha ilustración, fue realizada, en el año 1946, y se publicó, en la revista: «El Informativo Familiar», en el mes de octubre de 1947.

La página evocativa de la fecha, dentro del marco celebratorio y conmemorativo, del centésimo sexagésimo cuarto aniversario, de nuestra ciudad, nos ofrece la ocasión más propicia, a fin de recordar, la histórica y preciada Acta fundacional, de aquel domingo 22 de octubre de 1854, cuando nació, de una manera auspiciosa y promisoria, en medio de la verde y fértil llanura bonaerense, el pueblo de Chivilcoy. Dicha Acta, fue redactada, alrededor de las cinco de la tarde, por Don Manuel Antonio del Carmen Villarino (1815 – 1868) – una de las figuras, más caracterizadas  y relevantes, de ese grupo vecinal -, después de la curiosa y anecdótica circunstancia, cuando Don Valentín Fernández Coria (1821 – 1897), arrebató la inolvidable pala, clavándola luego, en tierra, y determinando así, el centro de población. De acuerdo, con distintas versiones – entre ellas, el propio testimonio verbal, de Don Valentín Fernández Coria -, la citada pala, se clavó en el lugar, donde hoy se encuentra, la antigua estatua de “Clío”, la Musa de la Historia, frente al Palacio Municipal. El Acta, hubo de confeccionarse, utilizando papel y pluma, que el mismo Don Manuel Villarino, llevó consigo, en el interior de una galera, conducida por Don Federico Soarez (1811 – 1890). En esa galera, iban, respectivamente sentados, Don Manuel Villarino y Don Calixto Calderón (1797 – 1870). El Acta, comienza diciendo: “En el Partido de Chivilcoy, a veinte y dos del mes de Octubre del año de mil ochocientos cincuenta y cuatro, reunidos el Juez de Paz Don Federico Soarez y los miembros de la Comisión Municipal de dicho Partido”. Recordemos que, nuestro distrito, se había creado, por decreto Nro. 1884, del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, brigadier general Don Juan Manuel de Rosas, el domingo 28 de diciembre de 1845. Por otra parte, el Acta, finaliza, de la siguiente manera: “En fe de lo cual y para la debida constancia, se levanta la presente Acta, que subscriben las autoridades y vecinos relacionados”. Fueron firmantes del Acta, veintidós personas – ilustres y gloriosos padres fundadores -, cuyos nombres, figuran inscriptos sobre el mármol, en la cara frontal del Monumento a los Fundadores, inaugurado el sábado 22 de octubre de 1955, para el 101 aniversario, de nuestra ciudad: Federico Soarez, Manuel López, Manuel Villarino, Cayetano Castro, Gabriel Ramírez, Calixto Calderón, Valentín Fernández Coria, Mariano Benítez, Juan Bruno Medina, Miguel Calderón, Gregorio Molina, Anastasio Chaves, Valentín Rebollo, Venancio Solano Saravia, Ángel Grego, Juan Gómez, Rafael Becerra, Hilario López, Hilario Vignales, el presbítero Roque Antonio Maceira, Francisco Laborde y Andrés Pierretti. El Acta fundacional de Chivilcoy, esencial y valioso documento, de nuestra génesis lugareña, que certificó el feliz y esperanzado nacimiento, de una tesonera y progresista ciudad, del Oeste de la provincia de Buenos Aires, aquel lejano y polvoriento, domingo campestre, del 22 de octubre de 1854…

La fundación de Chivilcoy, en lunfardo, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

En un luminoso yorno, de banana primavera, aquí, nació Chivilcoy, con alma agreste y canchera. Una punta de vecinos, – te lo bate mi parola -, fundaron a la ciudad, de una manera muy piola. Se reunieron un domingo, después de tanto laburo, para junar, de movida, un posta y claro futuro. Como guapos la parlaron: Hubo un chamuyo ardoroso; broncas de tipos cabreros, y un embale vigoroso… Luego, salieron rajando, en busca de un buen terreno, con unas pulentas ganas, y un cuore, de sueños lleno. Campanearon bien la zona, – según bocina el recuerdo -, vichando muchos lugares, sin lograr ningún acuerdo. Hubo lungas discusiones, varios, hicieron pata ancha; casi volaron las piñas, y hasta embarraron la cancha… Pero al final de la lucha, y de esta debute historia, chapó, de pronto, la pala, el forte Valentín Coria. Y clavándola en el suelo, con muñeca y gran pasión, determinó, tan fachero, la gloriosa fundación. Más tarde, el acta mistonga, de chacarera humildad, y un sol cafiolo y diquero, de floreciente ciudad. Y en cada esquina del rioba, los purretes, cantan hoy: ¡Atenti!, pibes y minas: Así, nació Chivilcoy.