Los ganadores y perdedores de la sociedad

SonetoReflexión lunfarda, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director del Archivo Literario Municipal y Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia Porteña de Lunfardo. Artículo completo 

Los ganadores y perdedores de la sociedad

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SonetoReflexión lunfarda, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director del Archivo Literario Municipal y Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia Porteña de Lunfardo.

Quiera Dios, que en el auspicioso porvenir de nuestra sociedad y del país, triunfen, avancen y progresen, las personas honradas, nobles y laboriosas, y reciban, por otra parte, su condigna sanción o condena, los que delinquen y violan las normas y las leyes. Qué en un futuro, no muy lejano, no sean los eternos perdedores de la sociedad, aquellos que luchan, se esfuerzan y trabajan, abrumados por las obligaciones y exigencias laborales, las cargas tributarias, las tarifas, los precios y los impuestos; ganando espacios y posiciones encumbradas, dentro del contexto social, los que viven al margen de las disposiciones legales, hacen negocios ilícitos, evaden contribuciones fiscales e impuestos, y carecen de contracción hacia el trabajo, calidad humana, virtudes y méritos. Hoy, debemos recuperar los principios éticos y los valores morales, patrióticos y espirituales: El trabajo, la honradez , el esfuerzo,  el amor al prójimo, la humildad, la nobleza, el respeto la educación, el conocimiento, la rectitud de conducta, la transparencia… Necesitamos ejemplos de vida, aleccionadores y edificantes, porque la mejor prédica es el modelo o ejemplo, y los hombres, como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos. Lo demás, resulta ser una mera expresión verbal, imagen exterior, apariencia y cartón pintado, vacio de contenido. Un país con impunidad, sin educación ni justicia, no tiene destino, ni tampoco, ningún futuro…

Yo soy siempre, el salame que labura, con embale tenaz, de cayetano, bancándome el camelo y el afano, la matufia habitual, la yeca dura…Yo soy, el que la yuga y la carbura, remanyando el jotraba cotidiano; nunca arrugo, jamás meto la mano, y así aguanto, la fiera mishiadura… Yo soy, el que se cae y se levanta, el que garpa sus cuentas, diariamente, se le raja la guita, y queda muerto… Y ante tanto malandra, chorro y chanta, con el cuore sin pilas, hoy, se siente un triste perdedor y un gran mamerto. Es por eso –te bato, che, gomía-, a pesar de bajones y dolores, hay que seguir luchando, todavía, por la honradez, el morfi y los valores. Y que al final- futuro milagroso-, gane el chabón, honesto y laborioso.