El Maestro, un soneto lunfardo, de Carlos Armando Costanzo

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Che, Jesús, fiel troesma verdadero, de la fe más debute y la esperanza, el consuelo bien posta, que se alcanza, la piedad y el chamuyo muy canchero. Yo te pido, che, flaco, tu sendero, donde el buen chichipío, siempre avanza, y que todo tu espiche y tu enseñanza, me los chante en el fondo del balero. Yo te pido, gran frate, tu parola, tu humildad y tu gesto, dulce y piola, tu amistad tan copada, que no olvida… y que gracias a Vos –yorno dichoso-, tenga un cuore feliz y generoso, que ame a Dios, a la gente y a la vida.

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