Reflexión lunfarda: La eterna espera, en esta Argentina del siempre lo mismo…
Los argentinos, desde hace ya, décadas y décadas, estamos siempre, siempre esperando… Alguien dijo en un tono jocoso y humorístico, que los argentinos vivimos esperando, desde el 25 de Mayo de 1810…
Esperando un auténtico y positivo cambio que nunca llega, pues a decir verdad, no existe ningún interés ni la menor intención de cambiar nada… (Ese es el gran negocio…).
Esperando un tiempo futuro venturoso, un horizonte de bienestar, prosperidad y bonanza y un porvenir halagüeño y promisorio…
Esperando el advenimiento de una realidad diferente, con amor hacia el prójimo y los semejantes, principios y valores humanos, patrióticos y espirituales, la nobleza y la humildad, el sentido ético, la conciencia moral, la rectitud y honradez de conducta, la seriedad y responsabilidad, el gesto solidario y fraterno, la unión, la amistad, la concordia y la sincera y generosa hermandad…
Esperando que se alejen la maldad, la injusticia, la corrupción, la impunidad, las grietas y rencores, la enceguecedora ambición, las falacias, falsedades y mentiras, la mezquindad y los ruines egoísmos…
Esperando el retorno de la Educación, pura y genuina, que a través de la instrucción pública, la voz didáctica de la docencia y la paciente y provechosa capacitación de los individuos, transmite e infunde saber, conocimientos y cultura, forma y fortalece la personalidad, alimenta e ilumina el alma y, proporciona e inculca aleccionadores ejemplos, modelos y virtudes, a nuestra sociedad, el contexto colectivo y el ámbito comunitario…
Esperando la ansiada y fundamental recuperación de la sagrada y entrañable Cultura del Trabajo, junto a la cultura del esfuerzo y el sacrificio, la cultura del estudio, la cultura del ahorro, la cultura de los méritos, las buenas iniciativas e inquietudes, las ganas de hacer y construir, el entusiasmo emprendedor y, la encendida y profunda voluntad realizadora…
Esperando un proyecto de país, un país en serio, pujante y progresista, con actividad productiva, crecimiento y desarrollo económicos, ascenso social, reivindicaciones salariales y laborales y, generación de mano de obra y riqueza…
Esperando dejar de ser la Argentina del siempre lo mismo, que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, asistencialismo y miseria dependiente…; esa triste y desalentadora Argentina, con fracasos, angustias y frustraciones, y sin futuro, salida ni destino, donde pierde, se perjudica, se empobrece y, hasta se funde, la persona buena, honrada y laboriosa que trabaja y abona sus impuestos y obligaciones tributarias…
Esperando dejar atrás un orden preestablecido, donde tienen prioridad y supremacía, el estilo superficial de vida, la frivolidad, la figuración, la chabacanería, la indiferencia, la falsa apariencia berreta de los vendedores de imagen, el caretaje, las cortinas de humo, la fachada exterior y el vulgar y mentido cartón pintado…
Esperando no bajar jamás los brazos, para sumirnos, inexorablemente, en una actitud de pasividad y resignación conformista…
Esperando, esperando, siempre en vano, mientras los años transcurren, envejecemos y se nos van los sueños, las fuerzas y la vida…
Y así pasan los días, las semanas, los meses y los años, y no cambia nunca nada: Idénticas cuestiones, los mismos padecimientos, las mismas adversidades….Quizás, muy probablemente, dentro de una década, sin resolver problemática alguna, el país siga hablando lo mismo, exactamente de lo mismo que ahora…
Y nosotros esperando ese milagroso y quimérico cambio que no aparece, y que no habrá de llegar nunca…
No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo; en el mundo, cosecharemos únicamente lo que hemos sembrado y, los Hombres como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos…
Hay un solo rumbo posible: Volver al camino de la Educación, la Honestidad y la Cultura del Trabajo.
La eterna espera…, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Se hace lungo este fato – y no es pavada -, de vivir, che, melón, siempre esperando; los malandras te van bicicleteando, los chantunes la tienen estudiada… Vos, con todo tu aguante de gilada, la seguís en la yeca, pedaleando, sin saber lo que sapa y hasta cuando, porque nunca, che, loco, cambia nada… Siempre igual y en la lona, zanagoria: El camelo, el bajón, la misma historia, y la falta de guita y de futuro… Se hace eterno el garrón de tanta espera, campaneando una nueva primavera, que nos traiga el buen morfi y el laburo. Ojalá, que algún yorno, che, salute, bata un grito pulenta, en los caminos, el milagro del cambio más debute, para bien de los cuores argentinos.