Reflexión lunfarda: La falta de Justicia, en el país del más de lo mismo…

Reflexión lunfarda: La falta de Justicia, en el país del más de lo mismo…

abril 20, 2018 0 Por archivol
Compartir

Sin Justicia, sin un adecuado sistema de premios y castigos, sin sentencias, condenas y responsabilidades, un país y una sociedad, carecen de futuro y no tienen el menor destino… Para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo… No podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo…

El puntual y tan delicado tema, de la carencia de Justicia, constituye también, otro motivo, de especial y profundo examen y análisis, por parte de la típica y pintoresca expresión lunfarda, la cual, de una manera clara y elocuente, remarca y subraya la particular gravedad de esta situación, que nos aleja del sentido equitativo, la ecuanimidad de espíritu, la buena fe y la rectitud de conciencia, y nos sumerge, entonces, en el hondo y obscuro mar de la corrupción, la impunidad, la lenidad, y la ausencia de penas y sanciones; como así también, de un adecuado sistema criminal, contra el fantasma y la sombra del peligroso delito. La falta de Justicia, esa gran virtud humana, que, según la sabia definición jurídica, del “Digesto Romano”, en su libro I, ley décima, consiste “en la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo”. La falta de Justicia, dentro del contexto de un país y de una sociedad, en el que suele castigarse y perjudicarse, a tantas personas honradas y trabajadoras, que construyen, con su labor, su lucha y, sus múltiples y mejores esfuerzos, la Patria nuestra, de cada día; y contrariamente, se premia, favorece y beneficia, a los que violan y quebrantan las disposiciones legales, se enriquecen, de un modo ilícito, incrementan extraordinariamente, sus bienes y patrimonios, y no tienen procesos ni sentencias condenatorias. La falta de Justicia, en medio del país, trucho y berreta, atado con alambre; el país del curro y el afano, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo da lo mismo y, todo termina siendo, inexorablemente, más de lo mismo… La falta de Justicia, en el seno de una sociedad, materialista, individualista y egoísta, en la jamás se predica, con el ejemplo de honestidad, probidad y transparencia; especialmente, desde las altas esferas gubernativas, que imponen, exigen y reclaman, ajustes económicos, recortes presupuestarios y arduos sacrificios, a los modestos sectores populares y las humildes clases obreras y trabajadoras. Hoy, más que nunca, debemos recobrar, los principios éticos, y los valores morales y espirituales, como también, la sagrada cultura, el hábito y la mentalidad del trabajo, el esfuerzo, el estudio y la enseñanza. Hoy, más que nunca, debemos predicar y sembrar, con el edificante y aleccionador testimonio de nuestra conducta y el buen ejemplo de vida, pues los Hombres, al igual que los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos. Hoy, más que nunca, debemos recuperar, el sentido práctico y efectivo de la Justicia; una Justicia auténtica y verdadera, capaz de satisfacer las distintas necesidades, las cotidianas inquietudes e incertidumbres, los nobles y sinceros anhelos y, el íntimo y doloroso clamor, de la ciudadanía y de la gente… Sin un genuino y saludable sistema de Justicia, un país y una sociedad, no tienen ningún horizonte de esperanza y de futuro, ni tampoco, el más mínimo destino…

La Justicia, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

 Hace tiempo, che, vieja, te has rajado, del bulín judicial, donde vivías, con los códigos postas y gomías, muchas leyes, los tordos y el estrado… Te piantaste una cheno – gris pasado -, quedó un flor de vacío – lungos días-, y después, tantas malas fulerías, de movida, nomás, te han olvidado… Te piantaste, solari y desinflada, hoy, sabés, ya no funca y pasa nada, todo es grupo y tramoya permanente… Y así, entonces – los tongos siempre duran -, al fin pierden, los tipos que laburan, y sin vos, no va en cana el delincuente.