Reflexión lunfarda: La importancia de la memoria, en el país del más de lo mismo.

Reflexión lunfarda: La importancia de la memoria, en el país del más de lo mismo.

La conmemoración, del cuadragésimo segundo aniversario, de la drástica interrupción, del orden y el sistema democráticos, por las tres Fuerzas Armadas, y de aquel golpe de estado castrense, del miércoles 24 de marzo de 1976, que instituyó en la República Argentina, el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, un período militar, de facto, que se extendió a lo largo de más de siete años, hasta el 10 de diciembre de 1983, cuando hubo de asumir, como presidente constitucional de la Nación, el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín; nos ofrece ahora, la oportunidad reflexiva, más propicia, para puntualizar y subrayar, la gran importancia de la memoria. El 24 de marzo, es el “Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia”, una fecha establecida mediante ley nacional Nro. 25.633, del año 2002. Esa memoria, individual y colectiva, de la ciudadanía, que no debemos perder ni olvidar jamás, en beneficio del presente, y de un mejor y más venturoso futuro. Bien lo señalaba, el destacado filósofo, poeta y escritor español, Jorge Santayana: “Los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo”. En tanto, el eximio poeta gauchesco José Hernández, en las sabias e inmortales páginas del “Martín Fierro”, remarcaba:” Es la memoria un gran don, calidá muy meritoria; y aquellos que en esta historia, sospechen que les doy palo, sepan que olvidar lo malo también es tener memoria”. También, en el texto del “Martín Fierro”, a través de los consejos, del sagaz y legendario Viejo Vizcacha, José Hernández, subrayaba: “No te debés afligir aunque el mundo se desplome. Lo que más precisa el hombre tener, sigún yo discurro, es la memoria del burro, que nunca olvida ande come”. La gran importancia de la memoria, en medio del panorama, de un país y una sociedad, donde lamentablemente, pierden y son castigadas, las personas buenas, honestas y trabajadoras, que con su labor, sus esfuerzos, sus luchas y sus múltiples sacrificios, levantan y construyen, la Patria nuestra, de cada día, sufriendo las duras y penosas consecuencias, de las cargas tributarias, las presiones fiscales e impositivas y los incrementos de precios, tarifas y servicios públicos; y por otra parte, ganan,  terminan beneficiados y favorecidos, y son brillantes y exitosos, los que cometen maniobras dolosas y fraudulentas, y múltiples actos delictivos, aquellos que evaden impuestos y se enriquecen, de un modo ilícito, los que “viven de arriba”, como elementos ociosos y parasitarios y, los que carecen de trayectoria válida, y de atributos y méritos reales. La gran importancia de la memoria, dentro del actual círculo vicioso del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho, de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo concluye, siendo, indefectible e inevitablemente, más de lo mismo…, porque no podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo… La gran importancia de la memoria, para no reiterar las equivocaciones, yerros y errores pasados, y no continuar hundiéndonos, en la maldita ciénaga del “más de lo mismo”. Hoy, más que nunca, debemos predicar y sembrar, con el testimonio de nuestra recta y proba conducta, y el buen ejemplo de vida, y recobrar los principios éticos y los valores morales, humanos, patrióticos y espirituales, junto a la mentalidad, la conciencia, el hábito y la cultura del trabajo, el esfuerzo, el estudio, la capacitación y la enseñanza. Sólo hay un sendero posible: El camino de la Educación, la Honradez y el Trabajo.

La voz de la memoria, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Che, melón, no te hagás el zanagoria, y frenando un momento, dame bola; escuchá, atentamente, mi parola, con chamuyos de ayer y eterna gloria… Recordá, pipistrelo, nuestra historia, de una forma pulenta y segurola, y encendé, en un rincón de tu sabiola, la luz posta y fetén, de la memoria… Recordá, che, merluza, lo vivido, esas cosas debutes, que has perdido, tanto lungo camino transitado… Y al final remanyá, que a quien olvida, el tiempo lo condena – flor de herida -, a seguir repitiendo su pasado.

 

Reflexión lunfarda: La importancia de la memoria, en el país del más de lo mismo.

Reflexión lunfarda: La importancia de la memoria, en el país del más de lo mismo.

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La conmemoración, del cuadragésimo segundo aniversario, de la drástica interrupción, del orden y el sistema democráticos, por las tres Fuerzas Armadas, y de aquel golpe de estado castrense, del miércoles 24 de marzo de 1976, que instituyó en la República Argentina, el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, un período militar, de facto, que se extendió a lo largo de más de siete años, hasta el 10 de diciembre de 1983, cuando hubo de asumir, como presidente constitucional de la Nación, el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín; nos ofrece ahora, la oportunidad reflexiva, más propicia, para puntualizar y subrayar, la gran importancia de la memoria. El 24 de marzo, es el “Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia”, una fecha establecida mediante ley nacional Nro. 25.633, del año 2002. Esa memoria, individual y colectiva, de la ciudadanía, que no debemos perder ni olvidar jamás, en beneficio del presente, y de un mejor y más venturoso futuro. Bien lo señalaba, el destacado filósofo, poeta y escritor español, Jorge Santayana: “Los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo”. En tanto, el eximio poeta gauchesco José Hernández, en las sabias e inmortales páginas del “Martín Fierro”, remarcaba:” Es la memoria un gran don, calidá muy meritoria; y aquellos que en esta historia, sospechen que les doy palo, sepan que olvidar lo malo también es tener memoria”. También, en el texto del “Martín Fierro”, a través de los consejos, del sagaz y legendario Viejo Vizcacha, José Hernández, subrayaba: “No te debés afligir aunque el mundo se desplome. Lo que más precisa el hombre tener, sigún yo discurro, es la memoria del burro, que nunca olvida ande come”. La gran importancia de la memoria, en medio del panorama, de un país y una sociedad, donde lamentablemente, pierden y son castigadas, las personas buenas, honestas y trabajadoras, que con su labor, sus esfuerzos, sus luchas y sus múltiples sacrificios, levantan y construyen, la Patria nuestra, de cada día, sufriendo las duras y penosas consecuencias, de las cargas tributarias, las presiones fiscales e impositivas y los incrementos de precios, tarifas y servicios públicos; y por otra parte, ganan,  terminan beneficiados y favorecidos, y son brillantes y exitosos, los que cometen maniobras dolosas y fraudulentas, y múltiples actos delictivos, aquellos que evaden impuestos y se enriquecen, de un modo ilícito, los que “viven de arriba”, como elementos ociosos y parasitarios y, los que carecen de trayectoria válida, y de atributos y méritos reales. La gran importancia de la memoria, dentro del actual círculo vicioso del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho, de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo concluye, siendo, indefectible e inevitablemente, más de lo mismo…, porque no podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo… La gran importancia de la memoria, para no reiterar las equivocaciones, yerros y errores pasados, y no continuar hundiéndonos, en la maldita ciénaga del “más de lo mismo”. Hoy, más que nunca, debemos predicar y sembrar, con el testimonio de nuestra recta y proba conducta, y el buen ejemplo de vida, y recobrar los principios éticos y los valores morales, humanos, patrióticos y espirituales, junto a la mentalidad, la conciencia, el hábito y la cultura del trabajo, el esfuerzo, el estudio, la capacitación y la enseñanza. Sólo hay un sendero posible: El camino de la Educación, la Honradez y el Trabajo.

La voz de la memoria, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Che, melón, no te hagás el zanagoria, y frenando un momento, dame bola; escuchá, atentamente, mi parola, con chamuyos de ayer y eterna gloria… Recordá, pipistrelo, nuestra historia, de una forma pulenta y segurola, y encendé, en un rincón de tu sabiola, la luz posta y fetén, de la memoria… Recordá, che, merluza, lo vivido, esas cosas debutes, que has perdido, tanto lungo camino transitado… Y al final remanyá, que a quien olvida, el tiempo lo condena – flor de herida -, a seguir repitiendo su pasado.