Reflexión lunfarda: La importancia de la Escuela, en el país del más de lo mismo.

Reflexión lunfarda: La importancia de la Escuela, en el país del más de lo mismo.

marzo 1, 2018 0 Por archivol
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Láminas e ilustraciones, de diferentes libros de lectura, del ciclo primario, correspondientes a las décadas de 1950 y 1960.

Infortunadamente, el sistema educativo argentino, nivela e iguala, hacia abajo…

Ante el próximo inicio, del ciclo lectivo, del corriente año 2018, la voz y el sentir del lunfardo, nos invitan hoy, a reflexionar, seria y profundamente, acerca de la fundamental importancia y la tan necesaria y esencial presencia de la Escuela, en el seno de un país y en el marco de una comunidad, para la instrucción y formación, de las nuevas generaciones de argentinos, el mayor y más amplio desarrollo educativo y, el claro y venturoso futuro de nuestra Patria. La Escuela, como factor primordial, de auténtico crecimiento y legítimo progreso, y preciado ámbito o espacio, de la paz, el amor, la unión, los mejores afectos, la contención, el consejo y la palabra dulce y comprensiva, siempre abierto al estudio, el saber, el conocimiento y la enseñanza. La Escuela, con su gesto maternal y cariñoso, su espíritu docente, sus objetivos pedagógicos y sus nobles y genuinos anhelos educacionales. La Escuela, que instruye, forma y capacita, desde sus aulas y sus pupitres, llenos de ideas, sueños e ilusiones; la Escuela, que inculca, infunde y transmite, principios éticos y valores morales, humanos y patrióticos; la Escuela, que ilumina la mente, el corazón y la conciencia de sus alumnos; la Escuela, que guía y conduce, por el buen sendero… Hoy, más que nunca, debemos subrayar y remarcar, la gran significación de la Escuela, como un medio y un instrumento, en favor del saber y contra el analfabetismo, la incultura y la ignorancia; aspirando a un nuevo sistema educativo, que deje de igualar y nivelar, siempre hacia abajo, y carezca, en la realidad y la práctica, de rendimientos alentadores, y resultados concretos y valederos… Un sistema educativo, con espíritu de iniciativa, proyectos, inquietudes, ideas y convicciones… Hoy, más que nunca, debemos sostener, apoyar y apuntalar La Escuela, frente a un país y una sociedad, en los que se habla cada vez más, y se trabaja y se sabe, cada vez menos; el país y la sociedad, donde lamentablemente, pierde la persona buena, honrada y laboriosa, que lucha y se esfuerza, cada día; el país y la sociedad, del triste y eterno círculo vicioso, del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho, de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo termina siendo, inevitable e indefectiblemente, más de lo mismo… Hoy, más que nunca, debemos predicar y sembrar, con el aleccionador y edificante ejemplo y el testimonio de nuestra vida, recuperando – fuera de la maldad, la corrupción, la frivolidad, el egoísmo, la falta de solidaridad, la indiferencia y, la anticultura del “facilismo” -, el saludable hábito del trabajo, el estudio, el esfuerzo y los genuinos y verdaderos méritos. Sólo hay una ruta posible: el camino de la EDUCACIÓN, la HONRADEZ y el TRABAJO. No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo, porque los Hombres, al igual que los árboles, se conocen por sus propios frutos… Sin educación, honradez y trabajo, el país, la sociedad y la Patria, no tienen porvenir ni destino…

Escuelita de ayer, por Carlos Armando Costanzo fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Escuelita de ayer, mistonga escuela, que te juno, a lo lejos, todavía, y palpito tu sol – debute día -, como un tiempo chipola, de novela. Allí estás – guapo y forte centinela -, con tu cuore de luz y de alegría; tu laburo docente y tu puesía de canchero salón y escarapela… Allí estás, con tu posta y fiel ternura, tu cachuza humildad, tu mishiadura, tus pulentas lecciones, tu esperanza… Y de aquel tiempo piola, de purrete, me quedó un cielo azul de barrilete, todo un kilo de amor y tu enseñanza.