Reflexión lunfarda: La Oración de la Patria laburante.

Reflexión lunfarda: La Oración de la Patria laburante.

septiembre 20, 2018 0 Por archivol
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Hoy, más que nunca, de una manera profunda y fervorosa, debemos elevar, con un sentido de hermandad, pleno y fraterno, una humilde y devota oración, por la Patria del Trabajo. Esa Patria, noble y saludable, de la tesonera y constante laboriosidad, las arduas actividades productivas, el esfuerzo, la lucha, el estudio, la educación, la enseñanza, la tan necesaria generación de bienes y riqueza y, el muy merecido bienestar colectivo, de las clases trabajadoras, los sectores populares y toda la ciudadanía. Esa entrañable y gloriosa Patria del Trabajo, en directa y abierta contraposición, con la nefasta y deplorable Patria Financiera, de las especulaciones bursátiles y cambiarias, las altas tasas de interés bancario, la guita y el enriquecimiento fáciles, la plata dulce, las duras y tremendas crisis económicas, los permanentes ajustes, aumentos y recortes, el astronómico endeudamiento externo, frente a los centros de poder internacional  y, los obscuros y mezquinos negocios lucrativos, en beneficio de unos pocos, para el penoso y lamentable empobrecimiento de las  mayorías… Esa querida y soñada Patria del Trabajo, para dejar atrás, el país del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo termina inexorablemente siendo, “más de lo mismo”…; ese país, de la “cosa trucha, atada con alambre”, en el que hay gente, que se ha hecho y se hace rica, sin trabajar, “viviendo de arriba”, y contrariamente, siempre pierde y se perjudica, la persona buena, honesta y laboriosa, que trabaja… Esa clara y fundamental Patria del Trabajo, para devolverle a la gente, la honrosa dignidad moral perdida, lejos de las humillaciones, la marginación social, la miseria y la indigencia… Ya en la década de 1950, con honda y proverbial sabiduría, el ex presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, afirmaba: “El progreso del país, depende de la forma, en que cada habitante trabaja, produce y ahorra. El que no trabaja, produce y ahorra, es un elemento destructivo, un parásito social. La única moneda, que vale para nosotros, es la del trabajo y los bienes de producción, que nacen del trabajo. Producir y ahorrar, deben ser dos pensamientos, grabados en la conciencia económica del pueblo. El pueblo, capitaliza la economía, por el ahorro, y la producción de su trabajo y la economía, sirven al bienestar del pueblo. En la Nueva Argentina, el trabajo es un derecho, que crea la dignidad del hombre; y es también, un deber, porque es justo, que cada uno, produzca por lo menos, lo que consume. La riqueza, sale solamente, de una parte de la tierra, mediante el trabajo, y todos los demás actos del ciclo económico, están basados en esa explotación de la tierra, que ha sido llamada, con tanta propiedad, “madre tierra”. Ésta, es una de las más viejas verdades que conoce la humanidad, y yo, que soy un hombre de buena memoria, no he olvidado, no olvido ni olvidaré jamás, esa eterna verdad; cuando la humanidad, se ha alejado de ella, ha sido castigada con el más grande los castigos, que puede sufrir: el hambre y la miseria”. Los hombres como los árboles, se conocen por sus propios frutos… Sin principios ni valores, sin ejemplos morales de conducta, sin educación, sin honradez y sin trabajo, no existe ninguna salida… El único rumbo posible: El camino de la Educación, la Honestidad y el Trabajo.

Oración de la Patria laburante, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y del Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Che, Señor, con fe posta y gran confianza, yo te pido – chamuyo suplicante -, una Patria pulenta y laburante, de jotraba, de embale y de pujanza. Yo te pido, un fangote de enseñanza, buenas pilas y un lindo flor de aguante, para así, pedalear, hacia delante, campaneando un futuro de esperanza… Yo te pido, Señor, tu guapa mano, frente al chorro, las coimas y el afano, el malandra, el chantún, la fulería… Y que siempre tengamos – che, salute -, la honradez, la justicia más debute, y el laburo, de cada nuevo día. Una Patria, sin broncas ni malaria, donde nadie, nos pueda ya, engrupìr… Una Patria, fratela y solidaria, de la paz, de la unión y el porvenir.