Reflexión lunfarda: Y termina perdiendo el laburante, en la Argentina del siempre lo mismo…

Reflexión lunfarda: Y termina perdiendo el laburante, en la Argentina del siempre lo mismo…

julio 31, 2020 0 Por archivol
Compartir

 

Quiera Dios, que en un futuro no muy lejano, desaparezca el nefasto círculo vicioso de la Argentina del siempre lo mismo, donde termina perdiendo el noble, decente y honrado laburante…

La Argentina del siempre lo mismo y el clásico y legendario “canvalache discepoliano”, en la que da igual la persona honesta o el delincuente…

Esta Argentina que no cambia y viene repitiendo a lo largo del tiempo y el curso de los años, su obscura y penosa historia de pérdida y destrucción de valores y ejemplos morales y espirituales, injusticia, corrupción, impunidad, crisis económicas y financieras, promesas incumplidas, relatos ficticios y fantasiosos, falsedades y cortinas de humo, descreimiento, ignorancia cívica, nivelación hacia abajo, miseria y decadencia…

A pesar de lo malo, sólo salvará al país, la recuperación de la sagrada cultura del Trabajo, la producción, la generación de bienes de capital y riqueza, el desarrollo, el avance y el progreso… Lejos del trabajo, seguiremos transitando el mismo rumbo equivocado del “siempre lo mismo”, sin ningún porvenir, salida ni destino alguno…

Quiera Dios, que después de superarse esta muy prolongada y difícil etapa de la Cuarentena Social, Preventiva y Obligatoria, por el amenazante flagelo del Coronavirus, tengamos la gran oportunidad – acaso, la única y la última -, de dejar de ser la Argentina del siempre lo mismo, donde las cosas siguen como están, no cambia nada (acaso, no exista intención o propósito de cambiar nada), nunca pasa nada, todo queda en la nada (la impunidad judicial, total y absoluta), siempre se habla mucho de lo mismo, todo es igual, todo da lo mismo (un hombre honrado o un delincuente), y todo termina inexorablemente siendo, “siempre lo mismo”, “siempre lo mismo…”. La Argentina, en la que hay gente que se ha hecho rica, de modo ilícito, sin laburar; otros viven de garrón y de arriba, e infortunadamente, siempre pierde, se perjudica, se empobrece y, hasta se funde, la persona buena, honrada y laboriosa que trabaja y abona sus impuestos y obligaciones tributarias.

No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo y, los Hombres al igual que los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos.

Debemos ante todo, predicar con el testimonio de nuestra conducta y el buen  ejemplo de vida, y recuperar los principios y valores, el sentido ético, la conciencia moral y, la mentalidad, el hábito y la sagrada cultura del Trabajo. El país, habrá de salvarse, a través de la cultura del Trabajo, porque el único rumbo posible, es volver al camino de la Educación, la Honestidad y el Trabajo. Y que en un futuro, no muy lejano, dejemos de ser la Argentina del siempre lo mismo, donde termina perdiendo el auténtico y esforzado laburante…

La gran y luminosa esperanza, está en el Trabajo. Por eso, quiera Dios que en el futuro, deje de perder el anónimo y heroico laburante…

Y termina perdiendo el laburante…, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Escuchame, chabón, zabeca dura, aquí, viejo, sabés, no cambia nada: El afano y el curro, la avivada, las tramoyas, el verso y la amargura. El país de la lunga mishiadura, el chamuyo, la fiaca y la pavada; tanto chanta que engrupe a la gilada, mientras yuga el salame que labura… El país del mortal siempre lo mismo: La ambición por la guita, el egoísmo, el bajón y la pálida, el aguante… Caza bien  lo que bato, zanagoria: Aquí nunca, chabón, cambia la historia, y termina perdiendo el laburante. Quiera Dios, que una posta primavera, de justicia fetén – tiempo mejor -, se levante pulenta, la bandera, del fratelo y cabal trabajador.