Ruego lunfardo a Dios, en medio de la Pandemia…

Ruego lunfardo a Dios, en medio de la Pandemia…

abril 16, 2021 0 Por archivol
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Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, y tener frente a nosotros, un ejemplo rector y una guía, que nos ayuden a vivir, trabajar, luchar y soñar.

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que nos salve y nos brinde tan sólo, entre tanta obscuridad, falsedades, incertidumbres y desconcierto, un pequeño mensaje de luz, amor, verdad, consuelo y esperanza.

La difícil y compleja situación sanitaria del país, originada por la pandemia de Coronavirus, nos está invitando a encontrar nuevamente a Dios, para que así, hoy más que nunca, sepa iluminar y encaminar a la Argentina, a través de una senda de paz, concordia, unión mancomunada, hermandad fraterna, justicia, verdad, honestidad, avance, desarrollo, progreso y venturosa esperanza.

Dios, el supremo artífice y arquitecto del universo, definido en la respuesta de la pregunta inicial del “Catecismo de la doctrina cristiana”, como “ el ser más excelente y admirable que se puede decir o pensar: infinitamente bueno, poderoso, sabio, justo, principio y fin de todas las cosas”; remarcándose luego, en la contestación al segundo interrogante: “Hay un solo Dios verdadero, creador del cielo y de la tierra, que premia a los buenos y castiga a los malos”.

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que nos devuelva las ganas, la ilusión y la alegría de vivir, de luchar, de crecer, de soñar y de realizarnos humanamente, venciendo de ese modo, la angustia, la depresión, el desánimo y desaliento, la incertidumbre, la zozobra, la frustración interior, la desolación anímica y la profunda y tenebrosa tristeza… En la famosa novela del gran escritor argentino Roberto Arlt, cuando en el último capítulo del relato, el ingeniero Arsenio Vitri, lo consulta al protagonista, Silvio Drodman Astier: “¿Usted cree en Dios? “, éste, de inmediato, le replica y manifiesta: “Yo creo que Dios es la alegría de vivir”. Entonces, el ingeniero Vitri, al despedirlo, le señala: “No pierda su alegría; su alegría es muy linda…”

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que a través de él y su dimensión divina y sublime, podamos recuperar los principios éticos y los valores espirituales, ya perdidos, la conciencia moral, la voz bíblica y evangélica y, el rumbo del amor y del bien, la fe, la humildad, la nobleza, la amistad, la actitud franca y solidaria, y la imprescindible y sagrada cultura del trabajo.

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que nos otorgue y regale, con su inefable sabiduría, un mensaje, puro, genuino y verdadero, de ayuda y asistencia, comprensión, consuelo, contención y optimismo, frente al engaño, las falacias, las mentiras y, las tristes y repudiables expresiones de aquellos que, intentan transmitir, infundir e inculcar el miedo o el pánico colectivo, atemorizando y amedrentando a la población y la ciudadanía…

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que nos pueda dar e insuflar el auténtico y elevado sentido de la Vida; una vida digna, honrada, decente y decorosa; una vida que no esté vacía de contenido, sin proyectos y sin ideales, sin iniciativas, objetivos e inquietudes, sin propósitos ni anhelos, sin motivación ni significado alguno…

Necesitamos encontrar nuevamente a Dios, para que los chantas, verseros, farabutes, caraduras y malandrines de siempre, no nos sigan mintiendo, engañando, estafando y defraudando, y nos afanen y maten las ganas de vivir, de trabajar, de luchar y de soñar, la íntima motivación, los mejores entusiasmos, las claras ilusiones, el rumbo y horizonte del destino, la realidad del presente y todo, todo nuestro futuro…

Ruego lunfa a Dios, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Yo te siento, che, Dios, a todo instante, / bien pulenta, muy cerca de mi mano; / en el firme laburo cotidiano, / en mi cuore mistongo y palpitante… / Yo te siento, en la lucha y el aguante, / que me tienen fané, cinchando en vano, /  y me banco los grupos y el afano, / el malandra, el ranún y el atorrante… / Yo te siento, che, Dios, frate y gomía, / que existís, posta y piola, cada día, / en mi humilde bulín – pato y otario -… / Y te pido – mi ruego te lo canta -, / me salvés del bajón y el tipo chanta, / y me hagás siempre bueno y solidario.