Una “Guía de viaje”, del Automóvil Club Argentino, de octubre, de 1942, y una referencia, sobre nuestra ciudad de Chivilcoy.

Una “Guía de viaje”, del Automóvil Club Argentino, de octubre, de 1942, y una referencia, sobre nuestra ciudad de Chivilcoy.

junio 21, 2018 0 Por archivol
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La página evocativa de la fecha, la destinaremos a recordar, una curiosa e interesante “Guía de Viaje”, editada por la comisión directiva del Automóvil Club Argentino, hacia el mes de octubre de 1942. Esta destacada y prestigiosa, entidad de nuestro país, se había fundado el 1 de junio 1904; su primer presidente, fue Don Dalmiro Varela Castex, y ha cumplido, a lo largo y a través de muchas décadas una sostenida y muy fecunda trayectoria institucional. La citada “Guía”, que comprendía el territorio “De la zona centro”, ofrecía a los lectores, un amplio y pormenorizado panorama, de la República Argentina, con una minuciosa descripción geográfica; informaciones de interés general, y distintos capítulos, dedicados a la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, la provincia de Córdoba, la provincia de Entre Ríos, la provincia de Mendoza, la provincia de Santa Fe, la gobernación de La Pampa, la gobernación de Neuquén, y la gobernación de Río Negro. También, la mencionada guía, efectuaba una descripción y una referencia, con respecto, a las hermanas y vecinas naciones, de Uruguay y de Chile. Asimismo, completaba toda esta información, con distintos mapas y esquemas, de rutas y carreteras. Cuando se refiere a Chivilcoy, dicha “Guía de viaje”, puntualizaba que nuestra ciudad, contaba con una población de 40.000 habitantes, siendo cabecera, del Partido, del mismo nombre. La delegación local del Automóvil Club Argentino, en aquella época, se encontraba ubicada, en la calle 9 de julio Nº 74, y su número telefónico, era el 527. El mencionado comentario, citaba al Palacio Municipal, las iglesias, las plazas y los monumentos, del Dr. Carlos Pellegrini, José Manuel Estrada, Carlos Ortíz, Clío, la Musa de la Historia, Cristóbal Colón, Bartolomé Mitre, Florencio Varela, Manuel Belgrano, Migue de Cervantes Saavedra, y del Dr. Santiago Forno. Se mencionan, además, la existencia del Museo Regional, clubes sociales y deportivos, del Rotary Club; estaciones de servicio; talleres mecánicos y de vulcanización; garajes; neumáticos; agencias de automóviles; sala de primeros auxilios; Hospital; farmacias; Correo; Telégrafo; giros postales y telegráficos; bancos de la Nación Argentina, Provincia de Buenos Aires y Francés; líneas de colectivos, a Ayarza, Bragado, Coronel Seguí (Partido de Alberti), Veinticinco de Mayo, Chacabuco, Luján, Moquehuá y San Sebastián. También, subrayaba la presencia y el funcionamiento, de varias pensiones y  hoteles, como el Americano, Vicente Denezio, Español, Iglesias e Internacional. En 1942, ejercía el cargo de Intendente municipal, el Dr. Dardo Ibáñez Bustos, quien había asumido, el Departamento Ejecutivo de la comuna, el 30 de mayo, de ese mismo año, y rigió los destinos de nuestra ciudad de Chivilcoy, hasta el 30 de junio de 1943.

A CHIVILCOY, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

CHIVILCOY, yo te canto en este día, con el alma colmada y jubilosa; la más dulce fragancia de una rosa, un zorzal y una tierna melodía. Yo te canto, con toda mi energía, mi expresión encendida y fervorosa; la palabra más honda y afectuosa, y un mensaje de paz y de armonía. Yo te canto, con claro sentimiento, un concierto de pájaros, el viento, la paloma, el trigal de la llanura… Y ubicado en el centro del paisaje, hoy, le brindo mi amor y mi homenaje, a tu vida, tu historia y tu hermosura. Yo le canto, al azul de tu amplio cielo, tu remanso dichoso y permanente; tu trabajo, tus luchas, tu simiente, y los frutos fecundos de tu suelo. Yo le canto, a tu fiel y noble anhelo, tu arduo ritmo, tu imagen floreciente; tus paseos, tus cales y tu gente, tu amistad, tu cariño y tu consuelo… Yo le canto, a tu fibra y fortaleza, tu visión de futuro y de grandeza, tus afanes, tus sueños, tu pujanza… Y hoy, mi voz, al cantarte, ciudad mía, se convierte feliz, bajo este día, en un himno de gozo y esperanza.