Una luctuosa tragedia aérea, que conmovió a la comunidad de Chivilcoy

Una luctuosa tragedia aérea, que conmovió a la comunidad de Chivilcoy

noviembre 6, 2019 0 Por archivol
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El accidente, se registró el 6 de noviembre de 1976, y fallecieron al caer el aparato, el presidente del Aero Club, de nuestra ciudad, Hugo Natalio Nicolini, y el Dr. Víctor Hugo Costanzo (h).

El sábado 6 de noviembre de 1976, alrededor de la hora 14.30, hubo de producirse  un grave y fatal accidente aéreo, que suscitó un profundo sentimiento de estupor, y conmovió, de un modo sincero e inmediato, las fibras más íntimas y entrañables, de nuestra comunidad chivilcoyana. En esa trágica oportunidad, un avión biplaza LU- YAV, conducido por el entonces presidente, del Aero Club de Chivilcoy, Hugo Natalio Nicolini, de 42 años de edad, a quien acompañaba el joven abogado y escribano local, de 28 años, Dr. Víctor Hugo Costanzo (h), se precipitó a tierra,  estrellándose en un campo – propiedad de la familia Prato -, situado en las inmediaciones de la ruta nacional Nro. 5, a unas veinte cuadras, de las propias instalaciones del Aero Club, donde había despegado, unos pocos minutos antes. La crónica periodística, del tan penoso suceso, puntualizaba que: “Aparentemente, por causas mecánicas, el avión fue perdiendo altura, hasta caer, a las 14.30, en un campo de la familia Prato. El biplaza, se incrustó prácticamente de frente en el suelo, con gran violencia, originada por la elevada altura que había alcanzado; imposibilitando a los dos ocupantes, zafarse de sus posiciones. .Ambos murieron instantáneamente, por las graves heridas recibidas”.

Nacido en 1934, Hugo Natalio Nicolini, había cursado sus estudios medios, en las aulas de la Escuela de Educación Técnica Nro. 1 “Dr. Mariano Moreno”, y desde hacía varios años, ejercía la presidencia del Aero Club de nuestra ciudad; importante y prestigiosa institución, dedicada al fomento, la expansión y el desarrollo de la aviación civil, que se fundó el 6 de diciembre de 1954, siendo el primer presidente, de dicha entidad, el señor Juan Mario Cagnone. Técnico mecánico y piloto, Hugo Natalio Nicolini, se destacó, en todo momento y circunstancia, por su fiel contracción hacia el trabajo, su seriedad, eficiencia y responsabilidad personal. Tras el fallecimiento de Hugo Natalio Nicolini, asumió como presidente del Aero Club Chivilcoy, el señor Horacio Gerardo Quinto.

Nacido el 5 de noviembre de 1948, el Dr. Víctor Hugo Costanzo (h), que se hallaba realizando, un curso de pilotaje, había cursado sus estudios superiores, en los claustros de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, de la Universidad Nacional de La Plata, graduándose de abogado, en agosto de 1971. Luego, prosiguiendo con su formación académica, obtuvo el título de escribano, y así, de esa manera, quedó al frente del estudio notarial de su padre, el escribano Víctor Hugo Costanzo, donde ejercía su labor profesional y, llevaba a cabo, sus distintas actividades. El Dr. Víctor Hugo Costanzo (h), se caracterizó por su brillante capacidad intelectual, su particular dinamismo, sus múltiples inquietudes y, su clara y  demostrada honestidad; conquistando, en breve tiempo, un merecido y bien ganado prestigio, en diversos sectores y esferas, de nuestro quehacer comunitario.

El matutino La Razón, en su edición Nro. 20.602, del domingo 7 de noviembre de 1976, bajo el título “Vidas jóvenes tronchadas”, remarcaba: “El estupor y la angustiosa ansiedad por saber, a ciencia cierta, qué había ocurrido en las primeras horas de la tarde, era como la consigna que se dio en todos los ámbitos de nuestra ciudad, al correr la noticia, de la infausta como trágica novedad. Era para no creerlo. Dos existencias, en la plenitud de su desenvolvimiento, se habían tronchado por obra de la fatalidad. Nadie podía creer, qué era lo que había ocurrido; se sabía que un tremendo accidente, convertido en una tragedia, por sus consecuencias posteriores, y la ciudad, vibró de congoja y dolor, al saber quiénes eran las víctimas de la fatalidad. Dos hombres jóvenes, dos almas consagradas plenamente, al goce propio de la vida, con los atributos del amor paternal, el amor filial, el amor al prójimo, y a cuantos se acercaron a cultivar las dotes naturales, que ambos acrecieron con el correr de los años y, en la vivencia permanente, de su vocación por el bien, por la generosidad, por la amistad y la responsabilidad”.