Los 130 largos años, de la antigua y tradicional festividad patronal, de la Virgen Nuestra Señora del Carmen (1889 – 2019).

Los 130 largos años, de la antigua y tradicional festividad patronal, de la Virgen Nuestra Señora del Carmen (1889 – 2019).

junio 18, 2019 0 Por archivol
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La antigua y muy tradicional, festividad patronal, religiosa y popular, en honor de la Virgen Nuestra Señora del Carmen, que en el presente año 2019, celebrará su 130 aniversario, de prolongada y fecunda existencia, en el espíritu devoto de la feligresia y, en el profundo corazón de toda nuestra comunidad.

En el presente año 2019, habrá de conmemorarse, el 130 aniversario, de la tan antigua y muy tradicional festividad patronal, religiosa y popular, en honor de la Virgen Nuestra Señora del Carmen, la celebración, más remota, y de mayor perdurabilidad, en las páginas y  anales de nuestra vasta y rica historia lugareña; constituyendo sin duda alguna, una auténtica y gloriosa tradición de la ciudad, y una cabal y elocuente expresión, de la fe y la devoción marianas y, de la genuina identidad, social y cultural de Chivilcoy.

Dicha festividad, que de un modo fiel e ininterrumpido, se ha prolongado, a través de las décadas y del tiempo, hubo de iniciarse, los días 20 y 21 de julio de 1889, cuando un grupo de inmigrantes italianos, encabezado por el siempre recordado Don Pascual Grisolía – gran inspirador, propulsor y animador, de la citada celebración -, junto al propio domicilio de éste, levantó un altar, dedicado a la dulce y entrañable imagen de la Virgen del Carmen; desarrollando luego, una genuina y verdadera fiesta que, con la participación, de una numerosa y ferviente feligresía, incluyó una banda de música, para amenizar el encuentro, y una función de luminosos y atrayentes fuegos artificiales, en horas de la noche. Don Pascual Grisolía, había nacido en la población de Lagonegro (Italia), el 25 de septiembre de 1835; arribó a nuestro país y a Chivilcoy, en la década de 1860; promovió la fundación y presidió la Sociedad Operaria Italiana, creada el 7 de julio de 1867; se consagró a las faenas, de índole agrícola y al comercio; fundó la localidad de Achupallas (Pueblo Grisolía), en 1909; fue la señera figura patriarcal y el singular baluarte, del típico y pintoresco Barrio del Pito, ubicado en la zona geográfica, de la avenida 22 de Octubre, y falleció en nuestra ciudad, a los 84 años de edad, el 24 de enero de 1920. El 22 de octubre de 2002, bajo la administración municipal del Dr. Juan Carlos Ferzola, se lo declaró, legítima y merecidamente, “Ciudadano Ilustre Post Mortem”, de Chivilcoy. Don Pascual Grisolía, quien presidió durante varios años, la comisión vecinal, de la festividad de la Virgen Nuestra Señora del Carmen,  de una manera espontánea y generosa, hubo de donar el respectivo terreno, sobre el cual, se erigió la primitiva y querida capilla, inaugurada solemnemente, el 19 de julio de 1896. En la mencionada capilla, se ofició una primera ceremonia litúrgica, el 16 de julio de 1900, y poco después, el 10 de septiembre de 1903, merced a un acuerdo, efectuado con la comisión de vecinos, de la festividad del Carmelo, se entregó el citado templo, a los sacerdotes españoles, de la orden agustina, quienes se ocuparon, desde entonces, de los correspondientes oficios del culto, y además, ejercieron la enseñanza, abriendo las puertas del colegio primario “Buen Consejo”, que cumplió una valiosa y fecunda labor pedagógica, al servicio de la instrucción pública chivilcoyana.

La capilla del Carmen, mediante un decreto del Obispo de Mercedes, monseñor Juan P. Chimento, alcanzó el rango y la jerarquía de Parroquia, el 16 de julio de 1937, y un triste y aciago 16 de octubre de 1945, se desmoronó, por completo, su estructura, frente al estupor y la profunda consternación, de toda nuestra comunidad. Pocos meses más tarde, el 8 de septiembre de 1946, comenzaron las obras de construcción, del nuevo templo, finalmente inaugurado – en este año 2019, se conmemorará el 70 aniversario -, un 22 de octubre de 1949.

La festividad de la Virgen Nuestra Señora del Carmen, ha sabido mantener y preservar, sus principales particularidades, rasgos y características: los banderines o gallardetes, sobre la avenida Villarino; la procesión por diferentes calles de la ciudad, con los efectivos, del intrépido cuerpo de bomberos voluntarios locales y la banda de música; los divertidos y deliciosos juegos infantiles, como el palo enjabonado, la piñata y la carrera de embolsados, y el espectáculo artístico y musical, en horas de la tarde, donde suelen participar, diferentes intérpretes y conjuntos, de nuestro medio.

Con honda emoción, nostalgia y añoranzas, evocamos las clásicas carreras de sortija, a caballo, llevadas a cabo, en las arterias aledañas a la Iglesia, que aún no habían sido pavimentadas; las gratas y felices funciones, en la sala del cine parroquial, donde se proyectaban diversas películas argentinas, y los inolvidables fuegos artificiales, en horario nocturno. También, nuestro sentido recuerdo, nos acerca las múltiples inquietudes y, la firme e intensa acción realizadora, del caracterizado y prestigioso médico cirujano, Dr. Juan Carlos Falivene (1922 – 2014), presidente, a lo largo de muchos años, de la comisión Pro – Festejos, y la  inconfundible voz, del dinámico y entusiasta locutor, Alfonso A. Lombardo (1941 – 2017), organizador y conductor del evento musical, entre  1966 y 2006. Imágenes de ayer, nombres, vivencias y momentos, que surgen y afloran, casi de repente, trayéndonos las tiernas y fragantes reminiscencias, de una festividad lugareña, férrea y claramente arraigada, en el espíritu cristiano y evangélico y, el palpitante corazón, de nuestra comunidad chivilcoyana.

A la Fiesta del Carmen, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Vieja Fiesta del Carmelo, gracia, color y alegría, sublime Virgen María, devoción, paz y consuelo. Bajo su cálido cielo, evocándola, aquí estoy, mientras resaltando voy, sus tradiciones y gloria, que enriquecieron la historia, y el alma de Chivilcoy.