Es la hora de la fe, el trabajo y la esperanza…
El sabio y aleccionador Eclesiastés bíblico, puntualiza expresamente que, todo tiene su tiempo y todo aquello que se quiere debajo del cielo, tiene su hora…
Y hoy, en la Argentina, es la hora de retornar a los principios y los valores de orden moral, la justicia, la verdad, la honestidad, la educación y la enseñanza, el esfuerzo, los auténticos y reales méritos y, la sagrada y sublime cultura del trabajo…
Es la hora de sepultar y dejar atrás, el país del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda judicialmente en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más de lo mismo…
Es la hora de hundir en el olvido, las grietas, odios y rencores, las mezquindades y egoísmos, las antinomias, las discrepancias y las discordias, e iniciar después, una nueva y auspiciosa etapa de unión, armonía, franco diálogo y espíritu abierto, pluralista y fraterno…
Es la hora de borrar el grave y profundo flagelo de la corrupción, la deshonestidad, el despilfarro, el curro, el negociado, la falta de escrupulosidad, el cinismo, la ruindad y la podredumbre, y comenzar, posteriormente, un tiempo de honradez, austeridad, probidad y transparencia…
Es la hora de poder desterrar las injusticias e impunidades, e instaurar y establecer más tarde, un sistema de equidad y ecuanimidad, donde prevalezcan la decencia, el equilibrio y la honradez…
Es la hora de la nítida y esclarecedora verdad, dejando atrás la obscuridad de las falsedades y mentiras, las cortinas de humo, el cartón pintado, las engañosas apariencias y, los espejitos de colores…
Es la hora de la fe, la generación de nuevas expectativas y motivaciones, la alegría, el optimismo, la más tierna ilusión y, la más luminosa y bella esperanza…, dejando atrás los pesares y angustias, el dolor, la desazón, la incertidumbre, la zozobra, el desencanto, el desaliento y la tristeza…
Es la hora, en definitiva, del trabajo, el crecimiento, el progreso y el desarrollo, vislumbrando un porvenir de paz, unión, prosperidad y bienestar colectivo; ese lejano y venturoso porvenir, que aún seguimos soñando, y que tenemos que construir, edificar y forjar, todos los argentinos…
Quiera Dios que, esta histórica hora no se frustre, desinfle y desvanezca, y continuemos, por desgracia siendo así, la Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo y, el país sin presente, futuro, salida ni destino alguno, que nunca nos conduce a ninguna parte…
Es hora, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Es hora de volver – qué flor de aguante -, / a los postas principios y valores, / la diquera justicia – lindas flores -, / la verdad, sin más grupo ni atorrante… / Es hora de volver, en un instante, / a la dicha sin lungos sinsabores; / carburar el ayer – tiempos mejores -, / y meterle después, hacia delante… / Es hora de la fe y el optimismo, / sin el triste y forfai siempre lo mismo, / y la angurria feroz, para afanar… / Escuchame, chabón, esta matina: / Por los yornos y el bien de la Argentina, / es hora de ponerse a laburar.