Domingo Faustino Sarmiento y Chivilcoy
Su presencia en la historia lugareña. Los homenajes que se le tributaron en nuestra ciudad
El libro “El Pueblo de Sarmiento” y el folleto “Sarmiento, el patriarca amigo de Chivilcoy”
Se conmemora el Día del Maestro, una especial y entrañable efemérides de nuestro calendario cívico argentino, que nos recuerda el fallecimiento, del ilustre pedagogo, escritor, periodista y hombre público, Don Domingo Faustino Sarmiento, quien dejó de existir, en Asunción del Paraguay, a los 77 años de edad, el 11 de septiembre de 1888, después de una infatigable y fecunda trayectoria, de grandes luchas, esfuerzos, extraordinaria laboriosidad y, magnífica acción, constructiva y realizadora; habiendo ocupado la primera magistratura de la Nación, entre los años 1868 y 1874. Había nacido en la provincia de San Juan, el 15 de febrero de 1811.
Sarmiento, descubrió las tan fructíferas y prósperas chacras chivilcoyanas, cuando atravesó esta región geográfica del oeste bonaerense – más precisamente, la zona de la “laguna del Tigre”, en la actual localidad rural de Gorostiaga -, entre los días 27 y 29 de enero de 1852, integrando en calidad de boletinero, las huestes y el contingente bélico del Ejército Grande, del general Justo José de Urquiza, que se dirigía hacia la Capital, para enfrentar a las tropas del gobernador de la provincia de Buenos Aires, brigadier general Don Juan Manuel de Rosas; derrotándolas en la memorable batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. Sarmiento, como insólito y curioso boletinero, se desplazaba en una lenta y pesada carreta; transportando en el interior, una humilde imprenta portátil que, le permitía editar, los “partes diarios”, por él mismo redactados. Al hallar en este paraje, aquellas pujantes y admirables chacras, se sorprendió y conmovió, ante la tesonera laboriosidad, la nobleza, el espíritu hacedor y, la formidable contracción al trabajo, de los habitantes chivilcoyanos, y de una manera espontánea y admirable, estableció desde entonces, una franca amistad y, un vínculo directo y afectuoso, con el modesto y laborioso vecindario.
A mediados del mes de marzo de 1857, Sarmiento visitó Chivilcoy, para asistir a la ceremonia de inauguración, de la primitiva capilla de nuestro pueblo, pronunciando un vehemente y enjundioso discurso, y el 13 de octubre, de ese mismo año, como senador en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, presentó un proyecto, y logró la sanción, de la singular “Ley de Tierras del Partido de Chivilcoy”, todo un valioso y trascendental hito o precedente, en el historial agrario argentino. Finalmente, en calidad de presidente electo de la República, el 3 de octubre de 1868, otra vez, trajo su presencia y su elocuente oratoria, a nuestra ciudad, enunciando su célebre programa de gobierno: “Les prometo hacer Cien Chivilcoy, con tierra para cada padre de familia y escuelas para sus hijos”.
El 28 de julio de 1856, la Corporación Municipal, como un claro testimonio de sincera gratitud, por sus importantes gestiones, en favor del pueblo, hubo de efectuarle la donación de una “quinta cultivada”, la cual, se hallaba situada en el sector de la antigua Estación ferroviaria (actual Terminal de Ómnibus, de Chivilcoy) y la planta del molinero harinero de Martelletti Hnos. Sarmiento, nunca habitó esta quinta que, mediante una operación inmobiliaria, hubo al final, de venderse; remitiéndose su respectivo aporte dinerario, al ilustre sanjuanino.
En noviembre de 1895, el Honorable Concejo Deliberante, sancionó una ordenanza, a través de la cual, bautizó a las cuatro principales avenidas, de nuestra ciudad y, a una de ellas, le impuso el insigne nombre de nombre de Domingo Faustino Sarmiento. El 12 de abril de 1905, se llevó a cabo la inauguración de la Escuela Normal, de Chivilcoy, adjudicándosele, posteriormente, el 18 de abril de 1925, la denominación de Domingo Faustino Sarmiento. Además, ostentaba idéntico nombre, la siempre recordada Escuela primaria Nro. 1 – sita en la intersección de la calle Belgrano y la avenida Sarmiento -, cuyo edificio se demolió, en el mes de abril de 1970. Asimismo, a la Escuela primaria Nro. 26, de la localidad rural de Indacochea, creada en 1903, se le impuso el nombre de Paula Albarracín, la abnegada y gloriosa madre de Domingo Faustino Sarmiento.
El día patrio, 25 de mayo de 1944, en la plaza 9 de Julio, de nuestra ciudad, se procedió a inaugurar el monumento a Sarmiento, una obra artística, del caracterizado escultor y artista plástico argentino, Juan Zuretti, y años más tarde, el 22 de octubre de 2007, se efectuó la inauguración de otro monumento sarmientino, en forma de libro, que diseñó la destacada artista plástica y docente chivilcoyana, profesora María Ester Marangoni de Posik. Sobre las dos páginas, de ese simbólico libro abierto, se grabaron e inscribieron, párrafos y fragmentos substanciales, del famoso discurso de Sarmiento, pronunciado aquí, en nuestra ciudad, el 3 de octubre de 1868: “Les prometo hacer Cien Chivilcoy”.
En el mes de octubre de 1938, el notable y prestigioso investigador, ensayista, escritor, poeta, periodista y docente, ingeniero agrónomo Mauricio Birabent, editó un interesante e ilustrativo libro, dedicado al ayer de Chivilcoy, desde sus orígenes, hasta el año 1880; bautizando a dicho volumen, con el nombre de “El Pueblo de Sarmiento”, en virtud de la profunda gravitación, moral y espiritual, del autor de “Facundo” y “Recuerdos de Provincia”, en la historia, la vida y el quehacer, de nuestra ciudad; y en septiembre de 1988, con motivo del fallecimiento del prócer, el polifacético dirigente político y deportivo, investigador de nuestro pasado lugareño, orador, periodista y hombre público, Don Vicente José Abriola, entregó a la estampa, el apreciable folleto: “Domingo Faustino Sarmiento, el patriarca amigo de Chivilcoy”.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.
Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.