El país de los chantas y los giles…

El país de los chantas y los giles…

noviembre 8, 2022 Desactivado Por archivol

Nos convertimos en el país de los chantas y los giles; el país del siempre lo mismo y el más de lo mismo, donde ganan los chantas, los chorros y quienes viven de arriba y, pierden los giles y los honrados laburantes, a los cuales los chantas – como buenos vendedores de imagen -, saben engrupir o embaucar cada día, con espejitos de colores, cartón pintado, pescado podrido y, una nueva, ilusoria y engañosa cortina de humo televisiva…

El país, donde no cambia nunca nada y todo queda en la nada, porque los chantas de siempre – totalmente entongados, con sus roscas, trenzas, pactos, contubernios y componendas -, para conservar sus privilegios y beneficio, necesitan que, nunca cambie nada y todo siga como está…

Infortunadamente, acaso, sin advertirlo ni imaginarlo, nos hemos convertido en el país de los chantas y los giles… El país, que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, marginación social, resignación conformista, decadencia, frustración, desaliento y miseria… El país, donde ganan los chantas, los chorros y los que viven de arriba, y pierden los giles, los laburantes y, las personas buenas, nobles, decentes y honradas, que trabajan, se esfuerzan, luchan y, abonan sus impuestos y obligaciones tributarias… El país, donde siempre ganan los mismos: los chantas, los chorros y los que viven de arriba, y siempre pierden los mismos: los giles y los tristes laburantes…

Nos hemos convertido en el país, del eterno y fatal círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde nunca cambia nada, jamás pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina, inevitable e inexorablemente siendo, siempre lo mismo y, más, más de lo mismo…

Los chantas de siempre, destruyeron y mataron la Argentina ya perdida y añorada: la Argentina de los principios y valores humanos, la conciencia ética, el sentido espiritual, la justicia, la verdad, la instrucción pública, la educación y la enseñanza, la honestidad y, la tradicional, sagrada y sublime cultura del trabajo… Los chantas de siempre, destruyeron y mataron la fe, la alegría, la euforia, las motivaciones, los proyectos, las inquietudes e iniciativas, la ilusión, las expectativas, y las ganas de vivir, de trabajar, de luchar, de estudiar, de progresar, de avanzar y de soñar… Los chantas de siempre, impusieron e instalaron otro modelo de sociedad y un nuevo orden moral, social, laboral y cultural… Los chantas de siempre, destruyeron y mataron la Argentina ya perdida, y hubo quienes – quizá por complicidad, estupidez o indiferencia-, no movieron un simple dedo, a fin de evitarlo: Para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo…

Nos hemos convertido o transformado, en el país de los chantas y los giles: los chantas, engrupen, engañan, embaucan, distraen, entretienen, envuelven y adormecen a los giles, día tras día y a cada instante, con una cortina de humo o una pavada distinta; mientras van transcurriendo los meses, los años, las décadas, el tiempo y nuestra vida, y nunca, nunca cambia nada… Porque precisamente, el propósito fundamental de los chantas, para conservar sus curros, negocios, prebendas y privilegios, consiste en que nunca cambie nada y, todo siempre siga, igual o peor de lo que está… Los chantas la tienen clara: se hallan todos entongados – aunque simulen ante el público y la tribuna, ser adversarios u opositores -, y su objetivo primordial, reside en engrupir o engañar a los giles, para mantener sus grandes beneficios; que no cambie nunca nada, y todo prosiga igual o peor de lo que está…. Mientras la sociedad acepte, tolere y se banque esta realidad, por más dramática, patética y angustiosa que sea, jamás cambiará nada, y todo habrá de seguir igual o peor de lo que está… La táctica y estrategia del Gatopardismo: “Hay que cambiarlo todo, para que nada cambie”. Si la sociedad, no se despierta de este prolongado adormecimiento, jamás cambiará nada, y seguramente, dentro de cinco, diez, quince o veinte años, se hablará en el país, exactamente lo mismo que ahora, con idénticas problemáticas, multiplicadas e incrementadas, de manera alarmante… De la sociedad depende… De lo sociedad depende, dejar de ser el país de los chantas y los giles, y del eterno círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo; el país, con sensación de vacío y falta de contenido, que carece de presente, futuro y destino, y no nos lleva y conduce, a ninguna, ninguna, ninguna parte…

Los pueblos que olvidan y su pasado, están condenados a repetirlo y, los Hombres, al igual que nos árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos… Quiera Dios que, en un porvenir no muy lejano, el país pueda reencontrar, el luminoso y próspero camino de los principios y valores, la justicia, la verdad, la educación, la honestidad, la cultura del trabajo, la producción, el crecimiento, el desarrollo, la generación de riqueza, los sueños y, la esperanza…

El país de los chantas y los giles, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo. De repente, chabón, cambió la mano, / se rajaron el tiempo y los abriles; / nos llenaron de mersas y alcauciles, / nos copó este balurdo cotidiano… / Y al final, nos volvimos, buen hermano, / el país de los chantas y los giles, / los malandras, los tristes perejiles, / las matufias, los curros y el afano… / El país del forfai más de lo mismo, / la fulera ambición y el egoísmo, / el chamuyo que engrupe y la pavada… / Ojalá que el país, con fe y laburo, / pueda así campanear, en el futuro, / una hermosa matina esperanzada.