A Jesús Crucificado, en esta nueva Semana Santa
La devota y entrañable conmemoración, de la Semana Santa, que cada año nos recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el Emanuel y el Mesías Redentor del mundo, quien entregó su vida en el cruel y doloroso Calvario; nos brinda ahora, la ocasión más adecuada y propicia, para reflexionar acerca de la real importancia de esta especial y trascendente Semana, delante de la imagen de Jesús crucificado…
Jesús crucificado, la víctima inocente del pecado, la traición, la condena, la corona de espinas y el sufrimiento del Gólgota sombrío; Jesús crucificado, el Hijo de Dios Salvador de la humanidad, al que, fervorosamente le pedimos, su profundo amor fraternal, su tierna protección y, su dulce y consoladora palabra de verdad evangélica…
Jesús crucificado, al que le pedimos su inmensa bondad, su perdón, su bienaventuranza, su grandeza interior, su más puro corazón y su espíritu humilde y sublime…
Jesús crucificado, al que le pedimos, nos salve y nos libre de los chantas y chorros de siempre, quienes suelen robar, matar y destruir, las ganas de vivir, de trabajar, de luchar, de avanzar, de estudiar, de progresar y de soñar; los chantas y chorros de siempre, que matan y destruyen los mejores entusiasmos, las motivaciones, los proyectos, las expectativas y perspectivas, la fe, la ilusión, la alegría, el optimismo y, la visión y los anhelos de futuro; condenándonos a la ignorancia, la marginación social, el empobrecimiento y la miseria…
Jesús crucificado, al que le pedimos, ser mucho mejores: más buenos, más nobles, más justos, más fraternos, más generosos y más solidarios, lejos de la maldad, las ambiciones, las mezquindades y egoísmos, la corrupción, las bajezas morales y las ruindades…
Jesús crucificado, al que hoy, le pedimos, para no perder el sentido y la esencia de nuestra propia vida, un sendero y un azul remanso de paz, de bien y luminosa esperanza…
A Jesús Crucificado, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo. Hoy, te juno, Jesús crucificado, / bajo el peso cachuzo del madero, / con la biaba feroz, el golpe fiero / y tu facha de rostro ensangrentado. / Hoy, te juno, solari y estrolado, / frente al mundo tan mersa y canfinflero; / la maldad del gran turro y matufiero, / la tramoya, el afano y el pecado… / Hoy, te juno, y te pido tus valores, / una vida sin triste mishiadura, / un camino de luz – flor de paisaje -… / Y hoy, nos des al final – yornos mejores -, / tu bendita parola, posta y pura, / y tu fiel y evangélico mensaje. / Un mensaje de fe, paz y consuelo, / alegría, verdad y amor fratelo.