La inolvidable casita de Tucumán…

La inolvidable casita de Tucumán…

julio 7, 2023 Desactivado Por archivol

La histórica cuna de la independencia nacional y su reflexión sobre la actual realidad argentina

Se conmemora el 207 aniversario, de la trascendente y gloriosa declaración de la independencia nacional, en aquella benemérita – como bien reza y puntualiza el acta fundacional -, ciudad de San Miguel de Tucumán, aquel lejano e imborrable martes 9 de julio de 1816, cuando el congreso en pleno, bajo la presidencia del diputado sanjuanino, Dr. Francisco Narciso Laprida, manifestó, de un modo categórico y vibrante, la voluntad unánime de las Provincias Unidas del Río de la Plata, de constituirse en una nueva y promisoria nación, dentro del contexto universal.

Y esta jubilosa y relevante celebración, nos aproxima hoy, a la querida e inolvidable casita de Tucumán; esa casita, con profundas y emocionadas reminiscencias infantiles; esa casita, que podía observarse, sobre la pared de un aula, en una ya clásica y tradicional lámina escolar; esa casita que, tantas veces dibujamos y coloreamos, como parte de un deber o actividad práctica, del mundo de la enseñanza y la vida educativa; esa casita que, de un modo nítido e indeleble, perdura en los ojos de niño, el alma y el patriótico y tierno corazón de todos los argentinos.

La inolvidable casita de Tucumán, que reflexiona, triste y abatida, frente a un país, del siempre lo mismo y del más de lo mismo, que nivela e iguala siempre hacia abajo, con ignorancia y miseria; carece de rumbo, expectativas futuras y proyectos de producción, crecimiento y desarrollo, e infortunadamente, no nos lleva ni conduce a ninguna parte… El país, donde triunfan los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, pero desgraciadamente, siempre pierden, se empobrecen y se funden los laburantes y, las personas buenas, nobles, decentes y honradas, que trabajan, luchan, se esfuerzan, hacen múltiples sacrificios y, abonan sus impuestos y cargas fiscales y tributarias… El país, donde, en definitiva, los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen, de siempre, engrupen o embaucan, distraen, confunden, entretienen y envuelven a la gilada y, a una sociedad resignada y conformista, de una manera ruin y engañosa; mientras van transcurriendo los días, las semanas, los meses, los años, las décadas y nuestra propia vida; no cambia nunca nada y, todo continúa igual o peor de lo que está… Porque allí reside la principal intención o propósito de los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, sin ninguna voluntad de cambio: Qué no cambie nunca nada… El gran curro y negocio de los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, para mantener sus prebendas, privilegios, acomodos, pactos de impunidad, enriquecimientos y beneficios dinerarios, consisten, precisamente, en que jamás cambie nada y, todo prosiga igual o peor de lo que está… La regla primordial del Gatopardismo: “Cambiarlo todo, para que nada, nada cambie”.

La inolvidable casita de Tucumán, que sueña un país diferente y, una patria tenaz, pujante y laboriosa, de valores morales, justicia, verdad, honestidad, educación, sagrada cultura del trabajo, fe, ilusiones, optimismo y, mucha esperanza… Quiera Dios que, en un porvenir no muy distante, logre cumplirse ese hermoso y entrañable sueño… Pues de lo contrario, para otros 9 de Julio, de largos años y décadas posteriores, continuaremos siendo, inexorablemente siendo, esta Argentina del siempre lo mismo y, del más, más de lo mismo…

Casita de Tucumán, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Soy la flor de casita, de la historia, / con sus nobles y postas congresales, / que supieron batir los ideales, / carburando, muy piolas, la victoria. / Soy la casa de vieja y lunga gloria, / con el aire dulzón de sus rosales, / que aún conserva entre cuores fraternales, / un cachito del tiempo y la memoria… / Y me duele el país – siempre lo mismo -, / la injusticia, el fulero pesimismo, / los chantas, el bajón, la desconfianza… / Y desde Tucumán – bulín querido -, / sigo soñando así – minga de olvido -, / una Patria chipola, de esperanza.