La resignación conformista de la sociedad, frente al siempre y el más de lo mismo…
Si la sociedad, acepta y se banca, mansamente todo, jamás habrá de cambiar absolutamente nada.
La profunda y verdadera problemática del país, reside en la actitud de mansa, paciente y silenciosa resignación conformista de la sociedad, que acepta, tolera, se banca, naturaliza y, resulta totalmente funcional a los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, de siempre, cuya principal intención u objetivo, reside en que no cambie nunca nada y, todo prosiga igual o peor de lo que está: El eterno y fatal círculo vicioso, de la Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda judicialmente en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo se presenta igual, todo da lo mismo y, todo termina inexorablemente siendo, siempre lo mismo y, más, más, más de lo mismo…
La profunda y verdadera problemática del país, más allá del agravamiento de la situación económica y, el deterioro y descomposición de la realidad, estriba y se afinca en la resignación conformista de la sociedad. Si la sociedad acepta todo, sin dudas, “todo está bien”, y nunca se habrá de cambiar o modificar nada… El eterno y fatal círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo, que el país, de una manera pesarosa y abrumadora, arrastra desde hace ya, largo tiempo y prolongadas décadas, de su desenvolvimiento histórico y cronológico…
Los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, de siempre, engrupen o engañan, distraen, entretienen, confunden y envuelven a la gente, con distintas pantallas y frivolidades televisivas, mientras transcurren los días, las semanas, los meses, los años, las décadas y nuestra propia vida; jamás cambia nada y, todo continúa igual o peor de lo que está… Pues, los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo – en su mayor parte, entongados y confabulados con roscas, trenzas, transas, pactos espurios, arreglos, componendas y contubernios -, carecen de toda voluntad de transformación o cambio, y su único propósito – para mantener y conservar sus prebendas, privilegios, acomodos, impunidades, enriquecimientos y beneficios -, consiste en que, no cambie nunca nada y, todo prosiga igual o peor de lo que ahora está…
Resignarse al país que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, analfabetismo, marginación y miseria dependiente, y no nos lleva ni conduce a ninguna parte…, resignarse a la decadencia, el fracaso, el desaliento, la frustración, la falta de motivaciones y expectativas, la corrupción y la podredumbre moral… No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo…
Si la sociedad – tantas veces, sumida y sumergida en la superficialidad, la indiferencia, la pavada y, la estupidez vacía de ideas, proyectos, inquietudes y contenido -, con triste resignación conformista, lo acepta todo, jamás habrá de cambiar nada, e infortunadamente, no tendremos, como país, solución ni salida alguna… Y dentro de cinco, diez, quince o veinte años, continuaremos con idénticas y graves cuestiones, hablando siempre de lo mismo, lo mismo, lo mismo que ahora… Para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo…
Quiera Dios que, en un futuro no muy lejano, nuestra sociedad, alejándose de la inoperante y penosa resignación conformista, se reencuentre con el luminoso camino de los valores, el bien, la justicia, la verdad, la honestidad, la educación, la cultura del trabajo, los sueños, la fe, el optimismo y la mayor esperanza… Esa esperanza que, al estar espiritualmente resignados, no mover ni un mínimo dedo y, bajar después los brazos – hoy, más que nunca -, necesitamos con urgencia los argentinos…
Yo no te resignés, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Hoy, che, flaco, te bato con ternura, / este posta chamuyo – fiel realismo -, / ya no te resignés al pesimismo, / el balurdo y la fiera mishiadura. / Ya no te resignés a la amargura / y al mistongo y fatal siempre lo mismo, / de un país, sin debute patriotismo, / donde pierde el otario que labura… / Ya no te resignés a la injusticia, / el verso y el bajón – triste noticia -, / los chantunes, la lunga desconfianza… / Y sin chorros que afanen la Argentina, / soñá entonces, chabón, otra matina, / con un sol bien pulenta de esperanza.