Mi padre, el maestro normal, evocado en lunfardo…

Mi padre, el maestro normal, evocado en lunfardo…

agosto 22, 2023 Desactivado Por archivol

En fecha reciente, se cumplió el 36 aniversario, de la desaparición física de mi padre, el maestro normal Carlos Armando, quien dejó de existir, en esta ciudad, a la edad de 82 años, el 16 de agosto de 1987. Había nacido en Chivilcoy, el 1 de abril de 1905, y cursó sus estudios de magisterio en las aulas de la Escuela Normal “Domingo Faustino Sarmiento”, de nuestro medio, obteniendo el respectivo diploma habilitante, en 1926. Ejerció la enseñanza, como maestro de grado, vicedirector y director de la Escuela primaria Nro. 9, de la localidad rionegrina de General Conesa, y en la Escuela primaria Nro. 106, de la población de Coronel Mom, dentro del vecino distrito de Alberti. Con una trayectoria pedagógica y docente, de más de tres décadas, fundó, asimismo, cinco nuevos establecimientos educacionales, en la provincia patagónica de Río Negro.

Hoy, lo evoco a través del lunfardo, trayendo la nítida y perdurable memoria de su emocionado recuerdo… Un recuerdo que nunca lo extingue el transcurso del tiempo ni la obscura e implacable tiniebla del olvido…

Un recuerdo que, nos aproxima a su noble vida y su recta conducta, de trabajo, tenacidad, probidad y honradez, como todo un hombre der bien, consagrado al mundo escolar de la instrucción y el conocimiento, y a su ámbito familiar, hogareño y afectivo.

Un recuerdo que, nos habla de sus principios y valores morales, sus múltiples iniciativas e inquietudes, su peculiar ejecutividad y dinamismo, su espíritu servicial y generoso, sus innumerables luchas, esfuerzos y sacrificios y, todos sus profundos y mayores sueños…

Un recuerdo que, nos muestra sus distintas obras y realizaciones, tantas veces ocultas, escondidas o silenciadas por su propia humildad y su particular modestia, las cuales, lo llevaban a evitar la publicidad y difusión de su carrera profesional y sus logros personales.

Un recuerdo que, como la bendita bandera celeste y blanca del gallardo y firme mástil de la escuela, hoy, enarbola su aleccionador ejemplo; el ejemplo de quien, de un modo franco y honesto, con altas y genuinas convicciones, fue sembrando la educación y el alfabeto – frente a la marginación social, pobreza e ignorancia -, y supo ir haciendo patria e iluminando la conciencia de tantos niños argentinos.

A mi padre, el maestro, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

A mi viejo lo juno, en lejanía, / junto al cielo debute de la escuela, / el mistongo salón, la escarapela, / la niñez y una lunga algarabía… / A mi viejo lo juno, todavía, / como un posta baluarte y centinela, / que en el aula chantó su fiel estela / de maestro pulenta y de gomía… / A mi viejo de ayer – yornos mejores -, / hoy lo juno, con todos sus valores, / su laburo tenaz, sus esperanzas… / Y sé bien, que su cuore educativo, / palpitando muy forte, sigue vivo, / y me da su parola de enseñanzas.