A mi ciudad de Chivilcoy, en su 169 aniversario
En la conmemoración del 169 aniversario, de la feliz y promisoria fundación de nuestra ciudad, aquel ya histórico y memorable domingo 22 de octubre de 1854, esta humilde y modesta voz del lunfardo, para tributarle así, un sentido y emocionado homenaje…
El homenaje que Chivilcoy merece, por su prolongada y rica historia de muchas décadas, a través de todo un curso cronológico, firme y sostenido, el cual, siempre se caracterizó por la ardua laboriosidad, la lucha, el esfuerzo, la pujanza, las ansias y anhelos de progreso y, los mejores y más hermosos sueños…
El homenaje que Chivilcoy merece, por su bella y atrayente geografía urbana, su tan simétrico y armonioso trazado, sus plazas, sus calles y, sus múltiples espacios y rincones, abiertos a la amistad, el gozo, la recreación y el libre esparcimiento.
El homenaje que Chivilcoy merece, por hacer honor a sus antiguas e imborrables tradiciones y, sus muy ilustres y gloriosos antepasados, quienes bregaron en favor de su rápido avance, desarrollo y engrandecimiento…
El homenaje que Chivilcoy merece, por la etimología araucano – pampa de su nombre indígena, cuyo significado señala: Lugar de agua buena y abundante, Aquí, agua y, Padre de todas las Aguas…
El homenaje que Chivilcoy merece, por ser la rutilante Perla del Oeste, declarada oficialmente “Ciudad”, un 27 de agosto de 1892.
El homenaje que Chivilcoy merece, por su energía, pasión, crecimiento y tenacidad constructiva, en la hora presente, y su profunda fe en el porvenir y los años del futuro…
El homenaje que Chivilcoy tanto merece, por constituir, dentro del contexto territorial de la provincia de Buenos Aires, un especial y entrañable lugar en el mundo, para el amor, el trabajo, la ilusión y la esperanza.
A mi ciudad de Chivilcoy, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Una tarde fetén de primavera, / floreciste chipola, en la llanura, / con un kilo de sueños y agua pura, / y una imagen, de pinta muy diquera. / Después fuiste, valiente y bien canchera, / desafiando la lunga mishiadura, / hasta ser una estrella de hermosura, / progresista, brillante y farolera. / Tantos años yugando – mucha historia -, / luchas, sueños, laburo y tu memoria / que carburo, evocándote aquí, hoy… / Y en el medio del rioba y el paisaje, / te chamuyo y te bato este homenaje, / mi ciudad…, mi ciudad de Chivilcoy.