Un cachito de esperanza, en esta Argentina del eterno siempre lo mismo…

Un cachito de esperanza, en esta Argentina del eterno siempre lo mismo…

noviembre 7, 2023 Desactivado Por archivol

Sólo nos queda un mínimo cachito de esperanza, para no desmoralizarnos y bajar los brazos… Un cachito de esperanza, como una llama luminosa, en medio de la obscuridad del camino. Un cachito de esperanza, frente al país del siempre lo mismo y del más de lo mismo, y ante los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, quienes carecen de la menor intención o propósito de cambio… El gran curro y negocio consisten, en que jamás cambie nada…

Si la sociedad, apática, indiferente, resignada, conformista y, totalmente funcional a los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, acepta, tolera y se banca todo: “la corrupción, el afano, la ignorancia y la miseria”, jamás habrá de cambiar nada… Y continuaremos así, como país y sociedad, a lo largo de cinco, diez, quince o veinte años, por los siglos de los siglos…

Los argentinos, muchas veces, vanamente nos ilusionamos con un cambio que jamás llega, porque los chantas, los chorros y los vendedores de imagen y cortinas de humo – entongados y confabulados entre ellos, para defender y mantener, de manera corporativa, sus prebendas, privilegios, acomodos, impunidades, enriquecimientos pecuniarios y múltiples beneficios -, no quieren cambiar nada…    

Hoy, más que nunca, a pesar de todo, debemos alimentar y anidar, en lo más profundo y recóndito del alma y de nuestros corazones, un pequeño cachito de esperanza, juntamente con la fe, la ilusión, las motivaciones positivas, los mayores proyectos, las más auspiciosas expectativas y perspectivas, el férreo y hondo impulso, la sana euforia, las ganas de vivir y, los mejores sueños. Hoy, más que nunca, delante de la angustia que nos abruma, castiga y golpea, la desazón, el dolor, la frustración, la incertidumbre, la zozobra, las tristezas, las decepciones y, el peor de los desalientos, debemos mantener y conservar, un dulce y tierno cachito de esperanza, lleno de luz, encanto, paz y reconfortante consuelo…

Hoy más que nunca, debemos poseer, intacto y puro, un claro y estimulante cachito de esperanza, frente a esta penosa y decadente Argentina, del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde no cambia nada, jamás pasa nada, todo queda judicialmente en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina, inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más de lo mismo… Esta Argentina, con un modelo de país y sociedad, que nivela e iguala hacia abajo, fomentando y multiplicando la ignorancia, el analfabetismo, la marginación, el progresivo empobrecimiento y, una vasta y generalizada miseria dependiente… Esta Argentina, vacía de contenido, presente, futuro y destino, que no ofrece ningún halagüeño horizonte de salida, e infortunadamente, no nos conduce a ninguna, ninguna parte…

Hoy, más que nunca, debemos guardar en nuestra mente y nuestro espíritu, un vivo y ardoroso cachito de esperanza, delante de los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y de cortinas de humo, quienes carecen del menor propósito, intención o voluntad de cambio. Su gran curro y negocio consisten, en que jamás cambie nada, y todo siempre continúe, igual o peor de lo que está… Ellos, engrupen o embaucan a la pobre gilada, con engañosas pantallas, cartones pintados y espejitos de colores; mientras van trascurriendo los días, las semanas, los meses, los años, las décadas y, nuestra propia y fugaz existencia; jamás cambia, se modifica o soluciona nada; pasa y corre el curso del tiempo y, finalmente, todo prosigue igual o peor lo que está… No podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo; las cosas tienen que juzgarse y apreciarse, en virtud de sus resultados concretos y efectivos y, los hombres como los árboles, se conocen por sus frutos…

Hoy, más que nunca, debemos encender, todos unidos, la luminosa y resplandeciente llama, de un humilde y alentador cachito de esperanza; recuperando así, la senda de los principios y valores morales, la justicia, la verdad, la honestidad, la educación y, la sagrada cultura y escuela del trabajo… Solamente no queda, ese frágil y endeble cachito de esperanza… No lo perdamos inútilmente, para que su débil llama no se apague, y la realidad, por último, nos condene, a la noche más larga y más obscura…; esa noche, que no tiene retorno ni tampoco escapatoria…

Cachito de esperanza, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Frente a tanto balurdo y fulería, / las tramoyas, los curros y el afano; / la fayuta traición, de cayetano, / y la mala jugada de un gomía… / Frente a esta mufa – minga de alegría -, / ese morfi pulenta y muy lejano, o el bolazo – chamuyo soberano -, / que nos viene engrupiendo, cada día… / Frente a tanta malaria y mishiadura, / el garrón del salame que labura, / la sanata y la parla repetida… / Yo te pido, che, Dios – lunga añoranza -, / un cachito, siquiera, de esperanza, / que le brinde un sentido a nuestra vida.