Cartita lunfarda a los Reyes Magos
Cada 6 de enero, se celebra la tan entrañable y muy popularizada festividad religiosa de la Epifanía del Señor o los Santos Reyes Magos, que representa y simboliza, la clara y concreta manifestación del Niño Dios, el Mesías, el Emanuel y el Salvador o Redentor, al mundo pagano de la época, encarnado en la figura de los tres legendarios Magos, Gaspar, Melchor y Baltasar, quienes, le ofrecieron al pequeño y candoroso Jesús, sus preciados dones, de oro, incienso y mirra: oro como Rey, incienso por su alta y sublime dimensión de Dios y, mirra, en calidad de hombre mortal.
La festividad de los Reyes Magos, tan indisolublemente unida, a los mejores y más entrañables recuerdos de la querida e inolvidable infancia; esa infancia sin maldad ni ruindades humanas, colmada de paz, alegría, pureza y encantadora inocencia…
La festividad de los Reyes Magos, que nos acerca a un tiempo de dicha, asombro y maravillosas ilusiones, para ser nuevamente niños, acaso por unos pocos segundos, y recobrar, de pronto, ese inmenso y extraordinario júbilo del luminoso y cautivante mundo infantil…
La festividad de los Reyes Magos, para convertirnos otra vez, en niños, y recobrar la humildad y la sencillez, que quizá, fuimos perdiendo y olvidando, a lo largo de tantas luchas, contingencias y avatares de la vida…
La festividad de los Reyes Magos, inscripta con brillantes letras de oro, en los más hondo de nuestros corazones…
La festividad de los Reyes Magos, siempre intacta y vigente, en nuestros perdurables y más bellos recuerdos…
Cartita a los Reyes Magos, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Reyes Magos, debutes y cancheros, / que de un rioba banana del oriente, / lo más panchos llegaron, de repente, / con sus lungos camellos, tan facheros. / Yo les pido – chamuyos verdaderos -, / en mi humilde cartita, simplemente, // una linda esperanza floreciente, / y una pila de sueños duraderos… / Delante del bulín, muy bien lustrados, / hoy dejé los tamangos desgastados, / junto a mi cuore, cálido y sentido… / Y así aguardo, con ansia renovada, / la alegría chipola y olvidada, / y esa posta ilusión, que yo he perdido.