Prediquemos con el buen ejemplo de vida… Reflexión lunfarda
Debemos, ante todo, predicar y sembrar con el buen ejemplo de vida y, el testimonio de nuestra conducta proba, recta y honrada; infundiendo, transmitiendo e inculcando normas de moral, principios y valores.
Debemos enseñar, ante todo, con el ejemplo de seriedad, honestidad y transparencia, instruyendo a nuestro prójimo y los semejantes, a través de las buenas y aleccionadoras acciones. Porque en definitiva, nuestros propios gestos, actitudes y procederes, deben ser una lección de vida.
Debemos predicar y sembrar, a lo largo del camino de la existencia, con el ejemplo que, nos dignifica, enaltece y enriquece espiritualmente, llenándonos de plenitud interior, satisfacción y, un íntimo y profundo regocijo.
De nada valen ni nada representan, las meras, vanas e inútiles palabras, si no están acompañadas por el buen ejemplo; determinándose así, una clara y exacta correspondencia, entre lo que se dice y afirma y, lo que se hace, ejecuta y lleva a cabo. Fidelidad y coherencia, entre el pensamiento y las obras y realizaciones, concretas y positivas.
Debemos predicar y sembrar con el buen ejemplo, lejos de las apariencias engañosas, el cartón pintado, las falsedades, las hipocresías y, las infames y vulgares mentiras…
Debemos predicar y sembrar con el buen ejemplo, pues nuestra autoridad y ascendiente personales, sólo se logran, cumpliendo con la promesa empeñada y, obrando según nuestros dichos y afirmaciones.
Predicar con el buen ejemplo, y nada más que con el buen ejemplo… De nada valen ni sirven las palabras. Bien lo señalaba Jesús, en las sabias y sublimes páginas del Evangelio: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro sin lobos rapaces. Los Hombres como los árboles, se conocen por sus frutos”.
Predicar con el ejemplo, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano y, miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Oí, chabón: a lo largo de la vida, / debemos predicar, constantemente, / con un ejemplo posta y elocuente, / que se mande, canchero, de movida. / Un ejemplo de yeca sostenida, / siempre forte, banana y convincente, / que pulenta, delante de la gente, / nos bata una lección que no se olvida… / Un ejemplo moral – minga de afano -, / que en medio del balurdo cotidiano, / sepa darnos su gesto más diquero… / Porque lejos del verso y la parola, / sólo vale, chabón, bien segurola, / un ejemplo debute y verdadero.