El congresal tucumano, en la expresión del lunfardo…
El admirable ejemplo moral del Dr. José Darragueira, con su humildad y su notoria pobreza…
La conmemoración del 209 aniversario, de la solemne y jubilosa declaración de la independencia nacional, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, aquel 9 de julio de 1816, nos brinda ahora, la ocasión más adecuada y propicia, a fin de rescatar, acaso, del silencio y el obscuro olvido, la figura del vehemente y fervoroso congresal tucumano…
Ese valiente y resuelto congresal, pleno de ideales de libertad, de profundas convicciones, democráticas y republicanas y, de un ardiente y fogoso pensamiento revolucionario, que ansiaba la emancipación de las Provincias Unidas del Río de la Plata…
Ese heroico y apasionado congresal, que supo luchar, de manera tenaz y sostenida, por el porvenir de una patria libre y esplendorosa…
Ese probo y honesto congresal, que desinteresada y generosamente, lo dio todo en favor del naciente país, sin pretender o reclamar, absolutamente nada…
Ese glorioso y admirable congresal, como el aleccionador y hermoso ejemplo del Dr. José Darragueira – nacido en 1769 y fallecido en 1817 -, con su humildad y su notoria pobreza. En un libro escolar de lectura, titulado “Pinturitas”, de Gerardo Schiaffino, cuya primera edición salió a luz, hacia el mes de octubre de 1942, leemos: “El Dr. José Darragueira llegó a Tucumán, una mañana del mes de mayo. Frente a la elegancia de Laprida y a las brillantes sotanas de los sacerdotes, llamaba la atención lo gastado de la levita de Darragueira y el remiendo terrible de su pantalón, a la altura de la rodilla. Pasaron los meses. Darragueira era muy pobre. Y el 10 de julio de 1816, decidió escribir a un amigo suyo, a quien mandó un canasto de naranjas tucumanas, pidiéndole a cambio un traje en desuso. Así se hacía la patria en aquel entonces: a fuerza de corazón”.
El congresal: Te recuerdo en los brolis del pasado, / con tu forte fervor y tu parola, / aunque nadie, varón, ya te dé bola, / y la yeca del tiempo, te ha borrado… / Te recuerdo pulenta y abnegado, / con tu lucha valiente y segurola, / sin un mango – tan sólo una chirola -, / en la lona, cachuzo y olvidado… / Te recuerdo yugando, infatigable, / con tu lunga honradez inquebrantable, / tu vibrante chamuyo y tu presencia… / Y sé bien – te lo bate mi garganta -, / que muy lejos de ser chorro ni chanta, / declaraste la posta independencia.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro de la Academia Porteña del Lunfardo.