Casimiro Cambón, “Tripita”, un curioso y memorable personaje de Chivilcoy
Durante varias décadas, recorrió la ciudad, como un “billetero ambulante”
Falleció hacia fines de los años 80, en el Hogar de Ancianos “Juan B. Lauhirat”.
El recuerdo del periodista Julio Alberto Yapor, en una página evocativa de 2004.
La nítida, y aún vigente y luminosa memoria histórica chivilcoyana, nos aproxima hoy, a la extravagante, llamativa y, hasta insólita figura de un curioso personaje callejero de nuestra ciudad: Casimiro Cambón, quien, a lo largo de varias décadas, supo recorrer el paisaje urbano, como un “billetero ambulante”, que iba ofreciendo esos preciados y casi mágicos papeles de azar y lotería, llenos de buenos augurios, anhelos de fortuna, caras ilusiones y, futuros y millonarios premios. Afable y respetuoso, con palabra atenta y educada, y un gesto cortés y caballeresco, atravesaba los más diversos lugares y rincones del ámbito ciudadano, y en más de una triste y penosa ocasión, fue objeto de escarnios y mofas, por parte de distintos grupos de niños y adolescentes, que se burlaban de él, por su deplorable aspecto de abandono, carencia de higiene y manifiesto desaliño, bautizándolo con el mote o apodo de “Tripita”. Esa calificación denigrativa y dolorosa, lo exacerbaba o exasperaba, de un modo violento, pero también, al dramático y patético cuadro de la adversidad, el abandono, la soledad y la orfandad, del cual era una víctima lamentable, trataba de sobrellevarlo, mediante una actitud de dignidad, decoro, entereza moral y firme valentía.
El destacado periodista local, Julio Alberto Yapor, en un artículo evocativo, publicado en las páginas del libro “Tributo”, que editara el matutino “La Razón”, de nuestra ciudad, en octubre de 2004, con motivo de la celebración del Sesquicentenario (los 150 años) de la fundación de Chivilcoy, refiriéndose a Casimiro Cambón, “Tripita”, expresaba: “Su nombre era Casimiro Miguel Cambón, un conocido billetero ambulante. Su apariencia también era la de un hombre abandonado. Siempre llevaba – tanto en verano como en invierno -, un antiguo traje de color marrón y una camisa blanca. Mucha gente le compraba su billete, pero se enojaba cuando en general los chicos le gritaban: “¡Tripita, sucio… lávate!” Aunque parezca mentira, era hijo de un recibidor de cereales y su casa ocupaba un amplio predio frente a la Estación Norte (actual Terminal de Ómnibus). En su juventud era una persona pulcra, de buen vestir (de ahí lo del traje que nunca se quitó) y se desempeñaba como empleado en la tienda “La Gloria”. Después los avatares de la vida, llevaron a que entrara en un total abandono. El final de sus días los pasó en el Hogar de Ancianos “Juan B. Lauhirat”, donde un benefactor le pagaba la mensualidad. Cambón era una persona culta y de fina conversación, con quienes deseaban ser sus interlocutores”.
Casimiro Cambón, falleció en el Hogar “Juan B. Lauhirat”, hacia fines de la década de 1980, y nosotros, ahora le decimos: Me suena aún su gracia: Casimiro. / Cambón se apellidaba. Petitero / fue en sus años de rana, con sombrero, / buena pinta, y acaso, algún reviro. / La davi que jamás le dio respiro, / lo transformó en un triste billetero, / para ofertar las grande en cada entero, / y una ilusión fugaz como un suspiro… / “Tripita” lo apodaban. Él sufría / las burlas de aquel mote y su pesada / malaria de tirar solo y sin suerte… / Una cheno de timba y lotería, / al final del sorteo y la jugada, / le cantaron el gordo de la muerte.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano. Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.