La página evocativa de hoy, se complace en rememorar, dos antiguos y tradicionales comercios, del ámbito ciudadano, los cuales, sin duda alguna, supieron marcar y señalar, auténticos y verdaderos hitos, emblemas y bastiones, e hicieron época y, larga y luminosa historia, en el prolongado y fructífero, desenvolvimiento mercantil, de nuestra ciudad. Nos estamos refiriendo, a la tienda “San Jorge” y a la “Casa Molina”. La tienda “San Jorge”, ubicada en la intersección de las calles Pringles y Rosetti, había sido fundada, el 23 de abril (Día de San Jorge) de 1916, por el tesonero y laborioso inmigrante libanés, Don Jorge Simón Yapor, un hombre recto y probo, quien a través de la existencia diaria, se caracterizó por su admirable capacidad de trabajo, su gran tenacidad, su espíritu noble y sincero, y su límpida honradez personal.
Nacido, hacia el año 1902, en Beit Mellat, una localidad ubicada, en la zona geográfica septentrional del Líbano, Don Jorge Simón Yapor, hubo de arribar al país, con su familia, en 1910. En un modesto y esforzado inicio, de sus actividades, fue vendedor ambulante, recorriendo los barrios periféricos y el sector de quintas, con una pintoresca jardinera, y luego, estableció, las sólidas y férreas bases fundacionales, de la tienda “San Jorge”, que después, habrían de continuar sus hijos, Simón, Juan José y Eduardo Yapor. En la última etapa, estuvieron al frente, del citado comercio, hasta su cierre definitivo, el periodista Julio Alberto Yapor – uno de los nietos, de Don Jorge Simón Yapor -, y su esposa Alexandra.
En lo que respecta, a la “Casa Molina”, puntualicemos que, abrió sus puertas, aquí, en Chivilcoy, en el mes de marzo de 1921, como una primera sucursal, del almacén y tienda “La Americana”, que habían fundado, en la ciudad de 9 de Julio, a principios del siglo XX, los señores Gabriel Molina y Eusebio Gómez. La citada “Casa Molina”, que comenzó su tarea comercial, en el rubro de telas y sus derivados, instaló su sede inicial, en un inmueble ubicado, en la intersección de la avenida Villarino y la calle 25 de Mayo, y tres años más tarde, en 1924, hubo de trasladarse a un local, de la calle Moreno Nro. 20; efectuando entonces, una notoria ampliación de su secciones, que le permitió incorporar, venta de artículos para hombres, calzados, y también, lencería. En el año 1941, la “Casa Molina”, procedió a la significativa inauguración, de su edificio propio, sito en la intersección de las calles, Pellegrini y Rivadavia, en el mismo lugar, donde se había levantado el viejo inmueble, del recordado Hotel Restelli. De los socios, que se desempeñaron en este acreditado comercio, de nuestra ciudad, cuyo lema expresaba: “Baluarte de calidad y distinción”, mencionaremos ahora, a Juan Molina, Alberto Roisecco, Carlos Pinciroli, Mateo Amo, Teófilo Latorre, Constantino, Floro y Adolfo Jorge, Pedro E. Devida, Mariano Arranz y Eriberto Zéfiro. En el mes de octubre, de 1975, la “Casa Molina”, puso fin, a su extensa y apreciable trayectoria comercial, de más de medio siglo, llevándose a cabo, una subasta de su mobiliario y sus diferentes bienes y pertenencias, que estuvo a cargo, del martillero Delfor Enrique Balbo, de la firma inmobiliaria, Balbo, Legarreta y Ré.
Viejas tiendas de ayer, por Carlos Armando Costanzo.
Viejas tiendas, de alegre colorido, fresca encanto y fragancias duraderas, con su imagen de cálidas vidrieras, y su vasto y magnífico surtido. Viejas tiendas, comercios que se han ido, dejándonos sus dichas más sinceras; una postal, de tardes placenteras, y una historia de sueños, sin olvido… Ropas, géneros, clara mercería, sombreros, trajes, gran zapatería, y amplio salón, de venta cotidiana… Viejas tiendas de ayer – recuerdo hermoso -, que animaron un tiempo luminoso, de nuestra sociedad chivilcoyana.
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