El Año Nuevo, el optimismo y la esperanza, en lunfardo
El promisorio y expectante comienzo de un nuevo año, que inicia desde ahora, su fiel y sostenido tránsito por las hojas, los días, las semanas y los doce meses del almanaque, nos invita a intensificar, fortalecer y acrecentar nuestros mejores anhelos de optimismo y esperanza…
El optimismo y la esperanza, como fuerzas propulsoras fundamentales, para el quehacer y el desenvolvimiento de la propia vida, que le otorgan un real y verdadero sentido a nuestra existencia, y nos infunden fervientes motivaciones, un profundo aliento luchador y, unas espontáneas y palpitantes ganas…
El optimismo y la esperanza, que de pronto nos otorgan, un poderoso y singular impulso constructivo, un especial empuje, un hondo y genuino empeño y, una entusiasta y apasionada pujanza realizadora…
El optimismo y la esperanza, que nos permiten ver el paisaje circundante y el mundo cotidiano, con otros ojos: los ojos del amor, la comprensión, la ternura, la dulce paciencia, el consuelo, la fresca alegría y, la mansa y apacible pureza…
El optimismo y la esperanza, que nos llevan a descubrir el límpido y transparente color azul, de un mágico y hermoso cielo; un cielo sin amenazantes tormentas y obscuros nubarrones; un cielo con un sol grande y fraterno, iluminando feliz, desde lo alto, los corazones de todos los argentinos.
Por el año que ahora empieza…, del procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Che, mi Dios, por el año que ahora empieza, / yo te bato mi ruego, posta y pleno, / y te quiero pedir, sentirme bueno, / con el alma copada de pureza. / Yo te pido bancarme la pobreza, / cinchándola del modo más sereno, / y que esté bien garifo y siempre lleno / de un cachito de amor y de belleza… / Yo te pido un gran cuore muy fratelo, / y un chamuyo de paz y de consuelo, / de verdad, de justicia y enseñanza… / Y qué asome debute, en el futuro, / el tiempo más pulenta del laburo, / con un flor de optimismo y de esperanza.