El crucifijo – reflexión lunfarda para la Semana Santa –
Qué en esta nueva Semana Santa de la cristiandad -la cual nos recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús -, el crucifijo, con la imagen del Salvador o Redentor del mundo,, constituya y represente todo un símbolo o emblema…
Un símbolo o emblema del amor fraterno, el espíritu piadoso, la solidaridad, la vocación de servicio y, la entrega generosa hacia el prójimo y cada uno de nuestros semejantes…
Un símbolo o emblema de la humildad, la ternura, el alma dulce y bondadosa y los divinos y sublimes valores que emanan delas páginas, el sentir místico y puro y, la esencia misma del Evangelio…
Un símbolo o emblema, que nos ampara y protege de todos los males, dolores, obstáculos, escollos, contratiempos y penosas adversidades…
Un símbolo o emblema, que por el camino del bien, la fe, la gracia y la esperanza, nos conduce a Dios y la eternidad del universo…
Un símbolo o emblema, para que el propio Jesús Redentor, resucite, de pronto, en lo más profundo de nuestros corazones…
Un símbolo o emblema, que nunca nos abandone, particularmente, en momentos y circunstancias difíciles, de congoja, desánimo, abatimiento, zozobra y obscura incertidumbre…
Un símbolo o emblema que, nos acompañe, alumbre y guíe, a lo largo y a través de nuestras vidas, dándonos nuevas fuerzas, vigor, ilusiones, entusiasmo y aliento…
Un símbolo o emblema, que nos acerque o aproxime al milagro de las sencillas cosas cotidianas, y a todo aquello, digno de ser gozado y vivido…
Un símbolo o emblema que, nos permita descubrir y encontrar a Dios, todos los días…
Un símbolo o emblema, que a partir de ahora, haga de nosotros, mucho mejores personas: más buenas, más justas, más nobles, más honestas, más solidarias y más fraternales…
El crucifijo, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Crucifijo mistongo y tan querido, / con la facha de Cristo en el madero, / que aquí estás – fiel gomía y buen cordero -, / en mi humilde bulín, piola y sentido. / Aquí estás, de este modo sostenido, / recordando el Calvario gris y fiero / de Jesús – Dios debute y verdadero -, / que entregó su amor lungo y sin olvido… / Crucifijo fetén, que allí, colgado, / nos salvés, cada yorno, del pecado, / y el eterno chantún, que tanto avanza… / Protegenos del mal – duro destino -, / y a tu lado, junemos el camino / de la posta alegría y la esperanza.