Ir dejando atrás todo lo malo…
Hoy, más que nunca, despojándonos de todo lo malo, debemos ir dejando dejar atrás, las angustias interiores, las tristezas, la pesadumbre, las penas del alma y el desaliento…
Dejando atrás, la dureza e insensibilidad del corazón, las peores ambiciones, la banalidad, la soberbia, la indiferencia, los egoísmos y las obscuras mezquindades…
Dejando atrás, los odios y rencores, las grietas, los enconos, las inquinas, la animadversión y las inútiles antinomias…
Dejando atrás, la actitud pesimista y negativa, la ausencia de voluntad realizadora, la falta de ganas, el desánimo y la tendencia depresiva…
Dejando atrás, la Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde ganan los chantas, los chorros, los vulgares vendedores de imagen, cartón pintado, pantallas y cortinas de humo, los malandrines y los delincuentes; pero pierden las personas de bien, los hombres probos y honestos, los anónimos y heroicos laburantes, los desvalidos y dolientes jubilados…
Dejando atrás, los curros y los afanos, las maniobras y operaciones fraudulentas, los engaños, falacias y mentiras, la podredumbre moral, el delito y la corruptela…
Dejando atrás, la vida sin iniciativas e inquietudes, carente de proyectos y vacía totalmente, de contenido…
Dejando atrás todo lo malo, para pensar después en positivo, con fe, ilusiones, buena onda y optimismo, y recobrar así, los valores, el amor, la alegría, la mano fraterna y solidaria, los sueños, el espíritu hacedor, productivo y constructivo, el impulso, la visión de progreso y, la más bella y luminosa esperanza; esa esperanza que, tanto necesitamos los argentinos, para creer otra vez, en el presente y el futuro de la patria…
Oí, chabón y escuchame con realismo, / este posta chamuyo de gomía: / hoy, dejemos atrás, la fulería, / los rencores, la bronca, el egoísmo… / Hoy dejemos atrás – siempre lo mismo -, / chantas, chorros y tanta porquería, / manoteando un buen kilo de alegría / y un cachito de amor y de optimismo… / Hoy, dejemos atrás, todo el afano, / el camelo, el balurdo cotidiano, / la ambición y la fiera desconfianza… / Y soñando, chabón, otra Argentina, / hoy, junemos, de pronto, la matina, / con la jeta feliz de la esperanza.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo.