La importancia fundamental de la cultura del trabajo
Más allá de las palabras, los rimbombantes anuncios, los debates y las expresiones sonoras y declamatorias, ante todo necesitamos, de manera urgente e imperiosa, recobrar la cultura del trabajo. Porque sólo salvarán a la Argentina, la educación, la cultura y la escuela del trabajo.
Solamente salvarán a la Argentina, la educación y la cultura del trabajo. Sin trabajo, no existen presente, porvenir ni destino alguno… Sin trabajo, únicamente hay meras palabras y palabras, pero careciéndose de logros y resultados… Sin trabajo, no cambiará nunca nada…
Saldremos adelante, merced al ahínco, los bríos y el impulso profundo del trabajo, traducidos en actividades productivas y generación de mano de obra, bienes y riqueza… El desarrollo, el crecimiento, la prosperidad y el auténtico progreso, únicamente se logran, gracias al trabajo fiel, perseverante y honrado… El trabajo dignifica al ser humano y, lo eleva y enriquece espiritualmente; haciéndolo sentir útil y beneficioso, en su propio ámbito social y, frente al prójimo y los semejantes…
Los programas y planes macroeconómicos – en su mayor parte basados, en doctrinas teóricas y abstractas, de estudio, análisis y divulgación, dentro del plano académico y universitario, pero sin aplicación y resultados prácticos, en la realidad cotidiana -, de nada sirven, si no están acompañados por el fomento, la promoción y la expansión masiva del trabajo…
En la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, la Argentina acrecentó su potencial, de un modo notorio, en virtud de las vastas y tan numerosas corrientes de humildes y sacrificados inmigrantes, quienes, con su ejemplo de tesón, múltiples esfuerzos y admirable laboriosidad, aportaron al país, trabajo en gran escala; incrementaron la producción en los más diversos rubros y, multiplicaron la riqueza, de manera asombrosa y extraordinaria… De allí, la importancia fundamental de la cultura del trabajo, y la necesidad primordial de volver a ella, recuperando además, los valores morales, la educación y, el sentido ético y la conciencia de la rectitud y la honestidad… Sin trabajo, no hay presente, futuro, salida ni destino, y de este modo, continuaremos, infortunadamente siendo, el país del siempre lo mismo y el más de lo mismo, que no despierta expectativas ni ofrece perspectivas halagüeñas, de un horizonte alentador y promisorio…
El caracterizado y prestigioso abogado, dirigente político, orador, escritor, docente y hombre público chivilcoyano, Dr. Francisco José Falabella (1920 – 1998), afirmaba en una declaración, ciertamente profética, de todo un visionario, vertida y expresada hacia fines de 1973, hace ya, más de cincuenta años transcurridos: “La prioridad número uno es que todo el pueblo trabaje; que el trabajo sea fomentado y organizado por el Estado, y que merced a la multiplicación de los bienes y la riqueza – única fórmula -, se le pueda dar al pueblo, bienestar general”. Aquí residen entonces, la verdadera clave y el secreto: recuperar la cultura del trabajo, la producción, el desarrollo económico y, el bienestar colectivo, alejándonos de la ignorancia y la miseria…; de una Argentina vacía de expectativas, ilusiones y contenido, que no nos lleva ni conduce a ninguna parte… Porque cultura del trabajo, es sinónimo de futuro, sueños y luminosa esperanza… Esa eterna y entrañable esperanza que, ahora más que nunca, tenemos que recobrar los argentinos, por nuestro bien y el de las nuevas generaciones de la patria… Una patria que, solamente, habrá de salvarse y salir adelante, gracias al bendito milagro del trabajo.
La cultura del trabajo, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Ya no hay otra, chabón – poné el oído, / y escuchá este chamuyo bien seguro -, / que el camino pujante del laburo, / y el embale tenaz y sostenido. / Ya no hay otra, que el posta y fiel latido / de un cuore sin bajón, alegre y puro, / para hacer más pintón, nuestro futuro, / quedando tanta mufa en el olvido… / Ya no hay otra, chabón, qué forte y piola, / vuelva a funcar y brote, muy chipola, / una fuerza pulenta, desde abajo… / Porque igual que el gran sol de la matina, / sólo habrá de salvar a la Argentina, / la debute cultura del trabajo.