Los 130 años del Cementerio Municipal de Chivilcoy
Se inauguró el 6 de noviembre de 1893, siendo intendente municipal, el Dr. Ireneo A. Moras.
Su planificación estuvo a cargo del ingeniero Fernando Ortiz y la fachada la realizó el arquitecto italiano Carlos Luchini; observándose la figura de un ángel, en la parte superior del frontispicio.
Reemplazó a la vieja necrópolis de nuestra ciudad, habilitada en 1865.
El 6 de noviembre de 1893, en horas de la tarde – hace ya, exactamente, ciento treinta años transcurridos -, durante la administración del intendente municipal, Dr. Ireneo Amancio Moras, hubo de realizarse la solemne y significativa inauguración oficial del Cementerio Municipal de Chivilcoy, ubicado sobre la avenida De los Fundadores. La planificación y el diseño de la mencionada obra, correspondió al ingeniero Fernando Ortiz, y la fachada de dicha necrópolis, que cuenta con largos panteones y pabellones, magníficas e imponentes bóvedas familiares y, sepulturas o tumbas, en tierra, estuvo a cargo del arquitecto italiano Carlos Luchini; pudiéndose observar la figura de un ángel, en la parte superior del frontispicio.
Se reemplazó así, al Cementerio Viejo de nuestra ciudad, que se había creado por la Corporación Municipal – primer gobierno de la comuna, constituido e instalado, el 25 de marzo de 1856 -, y habilitado, hacia el año 1865; hallándose situado en el sector geográfico de la Sección Tercera, comprendido por la avenida Veintidós de Octubre, la Escuela primaria Nro. 33 “Dr. José León Suárez”, el Complejo Asistencial y Recreativo “Atilio Luis Maradei”, el Centro Médico “Dr. Daniel Emilio Pastorino” y las viviendas del Barrio PYM (Provincia y Municipio). Esa necrópolis inicial, disponía de distintos pabellones de nichos, bóvedas familiares y, sepulturas en tierra. Las ruinas de aquel legendario y misterioso Cementerio, en torno al cual, se tejieron múltiples y curiosas leyendas de fantasmas, apariciones, almas en pena y luces malas, permanecieron durante un muy prolongado período de cuarenta años, y fueron removidas – desapareciendo, finalmente -, a principios de la década de 1930, bajo la gestión del entonces intendente municipal, Rafael Juan Falabella.
Tras la inauguración del actual Cementerio Municipal, el 6 de noviembre de 1893, a los pocos días transcurridos, se registró la primera inhumación de un cadáver. Se trató del cuerpo de la señora Doña María Gattinoni, quien, hubo de permanecer más de una semana, como única difunta de la necrópolis, hasta que se produjera después, un nuevo fallecimiento. La señora Doña María Gattinoni, era la abuela del polifacético y caracterizado escritor, poeta, periodista y diplomático chivilcoyano, Arturo Lagorio, nacido en nuestra ciudad, el 8 de marzo de 1892, y fallecido en Buenos Aires, el 15 de agosto de 1969. Lagorio, ex miembro de número de la Academia Porteña del Lunfardo, con una vasta y apreciable trayectoria intelectual, editó entre otros libros, el volumen autobiográfico, de sentidas y nostálgicas evocaciones, titulado: “Cronicón de un almacén literario”, y en una de aquellas páginas rememorativas, se refirió a la muerte de su abuela, la primera difunta inhumada en el Cementerio Municipal, cuyo cuerpo permaneció en soledad, durante más de una semana, hasta la llegada de otro cadáver. Además, Arturo Lagorio puntualizó que, al cumplirse el cincuentenario de dicha inhumación, en el año 1943, por tratarse de la difunta inicial del Cementerio, se descubrió en homenaje a su abuela, un monolito de carácter recordatorio.
Ciento treinta prolongados y fecundos años, del Cementerio Municipal de Chivilcoy, inaugurado un ya memorable 6 de noviembre de 1893, el cual, sin dudas constituye, un sagrado remanso o ámbito de paz y meditación espiritual y, todo un baluarte histórico y arquitectónico, de nuestra ciudad.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.
Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal