Los 187 años, del trágico suceso del “Cerrillo de la Avería”
Aconteció en otoño de 1837, cuando nuestra región geográfica dependía de la Guardia de Luján.
Once valerosos y heroicos paisanos, defendieron hasta entregar sus vidas, la primitiva población chivilcoyana, de entonces.
En 1954, se le impuso el nombre de “Cerrillo de la Avería”, a una arteria de nuestra ciudad, prolongación de la calle Belgrano.
El Club “Once Tigres”, fundado el 10 de octubre de 1958, se inspiró en este memorable episodio de la historia lugareña, para su denominación institucional.
En el otoño de 1837 – hace ya, 187 años transcurridos -, se produjo un sangriento y trágico suceso, cuando un grupo de once valerosos y heroicos paisanos – nobles y aguerridos gauchos de esta zona geográfica y cazadores de avestruces, en aquella lejana época de nuestra historia -, fueron ultimados de una manera cruel y sanguinaria por un indómito malón aborigen, que con un devastador ataque, hubo de asolar la región. Ello ocurrió, exactamente, en un sitio ubicado en cercanías de la actual plaza principal 25 de Mayo; el cual, por tratarse de un montículo, una loma o una prominencia del terreno, era bien conocido con el nombre de “Cerrito de la Avería” o “Cerrillo de la Avería”. En ese tiempo, nuestro extenso y rico territorio de llanura, dependía desde el ángulo jurisdiccional, de la antigua y tradicional Guardia de Luján, no habiéndose aún creado el partido bonaerense de Chivilcoy, que surgió unos ocho años más tarde, el 28 de diciembre de 1845, mediante el decreto Nro. 1844, del gobernador de la provincia de Buenos Aires, brigadier general Juan Manuel de Rosas. Los once paisanos, cuyos nombres se desconocen por completo, hubieron de convertirse en auténticos y verdaderos mártires, que generosamente entregaron sus vidas, por defender la primitiva población de entonces y, la luminosa y esperanzada gesta de la civilización, el crecimiento y el progreso.
En el periódico local “Veintidós de Octubre”, que se editara en octubre de 1952, con motivo de la celebración del 98 aniversario de nuestra ciudad, podemos leer: “El cruento episodio, se desarrolló en el otoño de 1837, siendo jefe de milicias, Calixto Calderón. Existió un montículo – tal vez, adobes desechos, de algún viejo rancho -, que las gentes denominaron el Cerrito de la Avería. Cuando en la época citada, se registró el gran malón de indios, mandados por Calvucurá, que arrasó toda la zona y llegó hasta Mercedes, los pobladores de Chivilcoy, trataron de resistir la avalancha, organizando a toda prisa una defensa, con las pocas y medianas armas, de que podían disponer. El resultado fue un saqueo general, con arreo de hacienda, cautiverio de mujeres y niños, matanza de varones jóvenes e incendio de casas, forrajes y sembrados. En aquel desastre, cuyas víctimas no se pudieron contar por mucho tiempo, se señaló el heroico comportamiento de un pelotón de paisanos que, hicieron pie firme en el lugar indicado y combatieron a tiros, hasta que se agotó la pólvora; siguiendo la pelea a daga o cuchillo, contra los avances repetidos de la indiada, dispersa diez veces, y otras tantas, vuelta a agrupar, enfurecida. Eran once, bien contados por testigos presenciales, y por quienes recogieron y sepultaron los cuerpos. Los once héroes desconocidos, pues nadie pudo o se cuidó de identificar a aquellos gauchos, sin duda, peones de estancia o reseros, fueron lanceados y heridos, o muertos en el suelo, degollados parejos, como una operación de ritual. Los once del Cerrito de la Avería, no deben perderse en la historia, aunque sus nombres sean ignorados. Defendieron a Chivilcoy, que en aquel trance, representaba la civilización, abriéndose paso en los desiertos salvajes”.
En 1954, al celebrarse el glorioso centenario de la fundación de nuestra ciudad, ese crucial y memorable 22 de octubre de 1854, por una feliz y plausible iniciativa del fundador y primer director del Museo Histórico Municipal, Francisco Anselmo Castagnino (1884 – 1955), se le impuso el nombre de “Cerrillo de la Avería”, a la arteria prolongación de la calle Belgrano. Durante la ceremonia oficial de bautismo, tras el descubrimiento de la correspondiente placa de nomenclatura, usó de la palabra el propio Castagnino, autor del proyecto, quien evocó, de un modo elocuente y emocionado, este suceso del ayer local, seguramente desconocido, o ya olvidado…
Además, el popularizado Club “Once Tigres”, que se fundara un 10 de octubre de 1958, se inspiró en el trágico y penoso hecho del “Cerrillo de la Avería”, para su denominación institucional.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.
Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.