Nuestra historia de Chivilcoy: Sucesos del mes de enero…
El 25 de enero de 2021, dejó de existir, a los 84 años de edad, el reconocido y destacado médico y hombre público chivilcoyano, Dr. Juan Carlos Ferzola, quien, a lo largo de varias décadas, de una fiel y constante trayectoria, desarrolló una significativa labor, en la esfera del ejercicio profesional, los ámbitos de la actividad política y, en el seno de diferentes instituciones locales. Había cursado estudios, en la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, graduándose a principios de la década de 1960, y se especializó, posteriormente, en la rama de flebología y en la faz quirúrgica. Integró el núcleo de representantes de la salud, que el 2 de diciembre de 1979, hubo de establecer las bases fundacionales de la Clínica del Carmen, de nuestra ciudad, desaparecida en el mes de diciembre de 2013; ocupó el cargo de secretario de Bienestar Social, de la comuna, bajo la gestión del intendente municipal, Dr. Rodolfo Bardengo; fue edil en el Honorable Concejo Deliberante y, electo intendente municipal de Chivilcoy, en los comicios del 24 de octubre de 1999, hubo de asumir sus funciones, al frente del Departamento Ejecutivo del municipio, el 10 de diciembre, de ese mismo año, desempeñándose hasta el 10 de diciembre de 2003. Le correspondió cumplir su tarea, en una etapa difícil y compleja, para la economía general del país y las finanzas de la comuna, careciéndose de mayores recursos e ingresos dinerarios; pero supo enfrentar la grave situación, de notoria escasez y déficit contable, con serenidad, firmeza, integridad de espíritu y, una clara y bien demostrada honestidad. En otro orden, ejerció la presidencia del Club Social y Deportivo Gimnasia y Esgrima, de nuestra ciudad. Había nacido, el 14 de septiembre de 1936.
El 27 de enero de 1977, falleció a la edad de 60 años, el recordado artista plástico, poeta y músico chivilcoyano, Antonio Donato Ginnetty, quien desarrolló durante varias décadas, una entusiasta y singular labor, dentro del plano pictórico y en la vida cultural de nuestra ciudad. Espíritu soñador y fervoroso, amigo de los encuentros, veladas y tertulias, y las noches de guitarreadas, canto, serenatas, melodías y, romántica y embelesadora bohemia; en los años 60, de un modo decidido y empeñoso, con fino y sutil criterio estético, y un plausible y manifiesto éxito, llevó a cabo la restauración de la estatua, de la emblemática y bella diosa Hebe, que se levanta en el centro de la fuente, de la plaza principal 25 de Mayo, de Chivilcoy. Antonio Donato Ginnetty, había nacido en 1916.
El 27 de enero de 1960, dejó de existir, a la edad de 60 años, el querido e inolvidable predicador cristiano, Pascual Aulisio – Pascualito -, quien, a lo largo de cuatro décadas, desarrolló y llevó a la práctica, una fecunda y admirable labor de asistencia espiritual, en favor del vecindario y la comunidad chivilcoyana, con una dulce y balsámica palabra de guía rectora, fe, optimismo, consuelo y esperanza; caracterizándose así, por su hondo amor hacia el prójimo y los semejantes; sus diferentes virtudes y cualidades, morales y humanas, su actitud de humildad, espontánea entrega y amplia generosidad personal y, su imagen tierna, apacible y bondadosa, de figura legendaria y patriarcal, de nuestra ciudad. Nacido en Salerno (Italia), el 6 de julio de 1889, hubo de arribar a la Argentina y, luego a Chivilcoy, en el año 1907, dedicándose en un comienzo, a diferentes faenas y tareas rurales. En 1909, a raíz de una afección que lo aquejaba, no pudiendo encontrar ningún alivio en la ciencia médica, acudió a la vieja casona, en la calle Rioja, de Buenos Aires, de la gran predicadora cristiana y benefactora social, María Salomé Loredo y Otaola (1854 – 1928) – la memorable Madre María -; la cual, curó su persistente dolencia, y al cabo de una década, el 16 de agosto de 1919, lo designó como uno de sus apóstoles. Fue así que, poco después, el 19 de mayo de 1920, Pascual Aulisio – Pascualito -, en nombre de la Misión de la Madre María, abrió las puertas de su propio domicilio, sito en la calle Dorrego 291, esquina Río Juramento, que se transformó en un auténtico y verdadero santuario, al que concurrieron, durante un prolongado período de muchos años, numerosos fieles y, una considerable cantidad de personas, de nuestra ciudad, y provenientes de distintos lugares y puntos geográficos del país. El 15 de enero de 1927, la Madre María, hubo de visitar la casa de Pascual Aulisio, uno de los apóstoles, por ella, elegidos, y representante de su Misión, en Chivilcoy. El velatorio y posterior sepelio de Pascual Aulisio, constituyeron una multitudinaria y elocuente manifestación de respeto, gratitud e inmensurable afecto, de los vecinos y la comunidad, que lo despidieron, de una manera fraterna, sentida y emocionada. Su hijo, Ángel José Aulisio – Angelito -, prosiguió el camino y la obra de su padre, sembrando y predicando la fe cristiana y los valores evangélicos. Había nacido en 1921, y murió de una manera trágica, en un episodio de aparente suicidio, el 11 de noviembre de 1975. Pascual Aulisio – Pascualito -, fue sin dudas, un noble y hermoso ejemplo de amor, alma caritativa, corazón misericordioso y, una plena y profunda bondad.
El 27 de enero de 1870, nació en la estancia “Las Palmeras”, dentro de nuestro distrito bonaerense de Chivilcoy, en el hogar de Don Francisco Ortiz y Acosta y Doña Petrona Calderón, el eximio y renombrado poeta Carlos Ortiz, quien supo distinguirse y caracterizarse por su auténtica y profunda inspiración, su gran nobleza interior, su dulce y tierna sensibilidad espiritual y, su genuino y tan elevado lirismo. Desde pequeño, se manifestó en él, una especial vocación artística y creativa; fue uno de los alumnos, del siempre recordado poeta, escritor, periodista, dramaturgo y docente, Manuel López Lorenzo (1842 – 1883), fundador y director de la denominada Escuela Politécnica, y en la etapa de la adolescencia y juventud, colaboró en las páginas y columnas de diarios locales, con sus distintas y promisorias composiciones. En 1899, entregó a la estampa el volumen “Rosas del Crepúsculo”, bajo la notoria influencia del movimiento literario modernista, del célebre vate nicaragüense Rubén Darío (1867 – 1916), y en el mes de noviembre de 1901, editó el bello y memorable “Poema de las Mieses”, dividido en un prólogo y doce cantos. Dicha obra, de singular trascendencia y resonancia, a nivel nacional e internacional, se reeditó en 1919, por el sello gráfico “La Cultura Argentina”; en 1962, a través de las gestiones, de la poetisa, escritora, periodista, dramaturga y docente, Ángela Francisca Colombo, mediante un préstamo del Fondo Nacional de las Artes, y en septiembre de 1977, gracias a la esforzada y admirable tarea, del impresor, investigador, escritor y hombre de la cultura chivilcoyana, Héctor Manuel Antuña. Asimismo, fue autor de otros trabajos, como “El grito de los fuertes”, “El cuerno florido”, “Mensajes líricos” y “Cantos de amor, de esperanza y de duda”, recopilados, tras su temprana y penosa muerte, por el escritor, periodista y docente, José Fernández Coria. Frecuentó en Buenos Aires, el “Café de los Inmortales”, y se vinculó a relevantes figuras y personalidades de las letras argentinas; se dedicó a las faenas agrícolas, en un establecimiento rural de Las Toscas, en el distrito bonaerense de Lincoln, y realizó también, viajes y giras por el continente europeo. Falleció a la prematura edad de 40 años, el 3 de marzo de 1910, como consecuencia de las graves heridas, por disparos de arma de fuego, que recibiera la aciaga noche anterior, del 2 de marzo, durante el transcurso de un banquete llevado a cabo en las instalaciones del Club Social de Chivilcoy, para despedir al director de la Escuela Normal “Domingo Faustino Sarmiento”, profesor Alejandro Mathus (1870 – 1921), quien, en virtud de razones de índole política, había sido trasladado a la provincia de Mendoza. Dejó de existir a las 9 de la mañana, de aquel 3 de marzo de 1910, en su domicilio de la calle San Martín Nro. 112 – la inolvidable “Casa de la Lira”, demolida en el mes de enero de 2007 -, y sus restos descansan en una bóveda familiar, en el cementerio porteño de La Recoleta. Una placa nos dice: “Aquí yace el espíritu luminoso de Chivilcoy, la inmortalidad gloriosa de Carlos Ortiz”. El 22 de octubre de 1939, durante la administración del entonces intendente municipal, Generoso Fernando Falivene, en la plaza principal 25 de Mayo, se inauguró el busto de Carlos Ortiz, realizado por el notable escultor argentino, Juan Zuretti. En el mes de noviembre de 1963, se le impuso a la Escuela primaria Nro. 28 – popularmente conocida como la “Escuela de chapas” -, que se había creado en 1903, el ilustre nombre de Carlos Ortiz; descubriéndose un busto del poeta, obra artística del singular escultor y docente, profesor Antonio Bardi. La Escuela primaria Nro. 28, se encuentra situada, sobre la prolongación de la avenida Dr. Antonio De Tomaso, y en 1963, ejercía la conducción del citado establecimiento, el maestro normal Rutilio O. Capobianco, secundado por su esposa, la educacionista, Dora Grosso de Capobianco. Y el 27 de enero de 1970, al conmemorarse el centenario de su natalicio, se bautizó Carlos Ortiz, la calle 75, de nuestra ciudad, mediante un decreto del intendente municipal, ingeniero civil José María Ferro. El poeta Carlos Ortiz, escribió en una oportunidad: “Si un hombre trata la vida como artista, debe ser todo corazón”, y hoy, su nítido e indeleble recuerdo, perdura con brillantes destellos y caracteres, en la historia y el corazón de nuestra literatura chivilcoyana.
El 27 de enero de 1892, hubo de efectuarse la inauguración y la respectiva habilitación, de la sucursal chivilcoyana del Banco de la Nación Argentina, tratándose de la quinta de esas sucursales, creada en todo el país, desde la fundación de dicho Banco, en el mes de octubre de 1891, durante la gestión presidencial del Dr. Carlos Pellegrini. Recordemos que, el Dr. Pellegrini, vicepresidente de la Nación, había asumido como titular del Poder Ejecutivo Nacional, en agosto de 1890, tras la renuncia del entonces presidente Dr. Miguel Juárez Celman, quien abandonó la primera magistratura de la República, tras la Revolución del Parque, del 26 de julio, de aquel año. El primer gerente de dicha sucursal, fue el señor Ramón Márquez. El edificio del Banco de la Nación Argentina, de nuestra ciudad, ubicado en la intersección de la calle Moreno y la avenida Soarez – todo un bello e imponente baluarte y, monumento histórico y arquitectónico -, se inauguró el 14 de junio de 1909. El 27 de enero de 1942, se registró la fundación del Centro Cultural Juvenil “Carlos Ortiz”, una entidad que, surgió a través de la iniciativa, del caracterizado y prestigioso poeta, escritor, ensayista, crítico, periodista y licenciado en Letras, Nicolás Antonio Cócaro (1926 – 1994), y que hubo de reunir y congregar en su seno, a un apreciable número de adolescentes y jóvenes de la época. Dicho Centro Cultural, desenvolvió una meritoria actividad, promoviendo y fomentando distintas actividades de índole artística y creativa, hasta su desaparición, tiempo después.
Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano. Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.