Pascual Aulisio “Pascualito”

 Un Inolvidable predicador  cristiano: Pascual Aulisio “Pascualito”

Tradicional retrato de Don Pascual Aaulisio (1889-1960)

Tradicional retrato de Don Pascual Aulisio (1889-1960)

Nuestra página recordatoria, evoca hoy la figura, de un auténtico y singular personaje de Chivilcoy: El predicador cristiano: Don Pascual Aulisio “Pascualito”, quién a lo largo de muchos años, desarrolló una apreciable tarea, pastoral y evangelizadora, en su propio domicilio de la calle Dorrego Nº 291; haciéndolo con un verdadero sentir religioso y un fraternal espíritu de humildad, hermandad,  piedad y entrega hacia el prójimo y cada uno de sus semejantes. Había nacido en Salerno, Italia, el 6 de julio de 1889, y a fines de octubre de 1907, arribó a nuestra ciudad. En Buenos Aires, a raíz de una afección crónica que venía padeciendo, se vinculó de un modo estrecho, con la célebre y legendaria predicadora y benefactora, la Madre María (1855-1928); la cual curó su prolongada dolencia, y el 16 de agosto de 1919, lo designó como uno de sus “apóstoles”. Don Pascual Aulisio, comenzó entonces su “Misión” en Chivilcoy, el 19 de mayo de 1920, fecha en que se contó con la visita de la propia Madre María, que trajo a nuestro terruño, su dulce y hermoso mensaje de amor, humildad, perdón y caridad. Durante casi cuarenta años, Pascualito llevó a cabo, una sostenida y fructífera tarea de predicación evangélica, consuelo, asistencia y constante auxilio o ayuda, en favor de todos aquellos, que acudían con sus enfermedades, aflicciones y pesares, a la antigua casona de la calle Dorrego; todo un genuino y glorioso santuario de oración, gracia divina y espiritualidad. Don Pascual, falleció, de un modo repentino y sorpresivo, el 27 de enero de 1960, a los 70 años de edad. Su hijo, Ángel José Aulisio, Angelito, nacido en 1921 hubo de continuar con la “Misión” y la obra del padre, hasta el momento de su trágica desaparición física, el 11 de noviembre de 1975, a los 54 años de edad. El 27 de enero de 1961, al cumplirse el primer aniversario de su deceso, se le tributó a Pascualito, un emocionado y entrañable homenaje, en el Cementerio Municipal; descubriéndose una estatua de éste, realizada por el notable escultor y docente chivilcoyano, profesor Antonio Bardi (1909-1988). Una placa de bronce, colocada en el frente de la bóveda que guarda sus restos, definiendo a Pascualito, nos dice: “Paladín de la Verdad y Poeta del Divino Verbo de Jesús”. En una sociedad,  muchas veces, insensible, cruel e indiferente, la imborrable figura de Pascualito es un eterno y bello ejemplo de amor, de fe, entrega y solidaridad.

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