Reflexión lunfarda: Los chantas, de esta bendita Argentina del siempre lo mismo…

Reflexión lunfarda: Los chantas, de esta bendita Argentina del siempre lo mismo…

marzo 24, 2021 Desactivado Por archivol

Qué los chantas, no nos maten la alegría de vivir y de soñar, la ilusión y la luz de la esperanza…

Chantapufi, chanta, chantún y chantunazo, son términos o vocablos del idioma lunfardo, que hacen directa referencia, en su significado lingüístico, “al fanfarrón que se jacta de lo que no es”, y al “individuo que no cumple con sus deudas o promesas, el charlatán y el presuntuoso”. El chanta, resulta ser el jactancioso, el ostentoso, el vanidoso, el engreído, el mentiroso, el agrandado, el diquero, el engrupido, el fachero, el farolero y, el vendedor berreta de imagen, de pescado podrido, de cortinas de humo, de buzones callejeros, de apariencia frívola, de fachada externa, de cartón pintado y de trucho o fayuto caretaje…

Los chantas, tan arraigados en el sentimiento, la manera de ser, la costumbre y la idiosincrasia del argentino, y tan bien retratados, pintados y reflejados, en la película “Los chantas”, de 1975;  un filme inolvidable y magistral, del caracterizado realizador cinematográfico José Antonio Martínez Suárez, con el texto y la notable actuación del recordado actor, poeta, escritor y dramaturgo, Norberto Aroldi.

Los chantas, que engañan, estafan moralmente y defraudan a la gente y a la gilada, con falsos anuncios y promesas incumplidas; los chantas que jamás mueven un dedo, porque no pretenden cambiar ni modificar nada; los chantas, que disfrazan, distorsionan, encubren y ocultan los hechos ilícitos y delictuosos, las maniobras fraudulentas y tantos episodios de la realidad, para que nunca pase nada y todo quede siempre, prácticamente, en la nada… (Si no cambia nada –chantas mediante – dentro de una década, hacia el año 2031, la Argentina continuará siendo lo mismo, o acaso, mucho peor que ahora…).

Hay quienes afirman: “La Argentina se ha transformado en un país de chantas, chantapufis, chantunes, chantunazos, farabutes, cuenteros, verseros, chamuyeros, globeros, macaneadores, charletas, muleros y bolaseros, que con abundante labia, milanesas, boletos y lindas parolas, engrupen, engatuzan o empaquetan a la pobre y triste gilada; los eternos e inconfundibles chantas de esta bendita Argentina del siempre lo mismo, donde las cosas siguen como están, no cambia nada (pues no existe el menor propósito o la más mínima intención de cambiar nada), todo queda siempre en la nada (impunidad total y absoluta), al final, jamás pasa nada (demasiado ruido y pocas nueces), siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta ser igual, todo da lo mismo y, todo termina inexorablemente siendo, siempre lo mismo; esta bendita Argentina que nivela, degrada e iguala siempre hacia abajo, y donde pierde, en cada momento, situación o circunstancia, la persona buena, honrada y laboriosa, que trabaja, lucha, se esfuerza y abona sus impuestos y obligaciones tributarias; ese anónimo y obscuro laburante, quien se empobrece, se perjudica y hasta se funde, como víctima inocente de las crisis, la ausencia de verdad y de justicia, la corrupción, la inseguridad, la miseria y, el crónico, gigantesco y generalizado chanterío”.

Hoy, más que nunca, necesitamos librarnos de los chantas, una nefasta y perniciosa lacra humana, que nos condena a la decadencia, el fracaso, la marginación social, la miseria y, el implacable, fatal y maldito círculo vicioso de la Argentina del siempre, siempre lo mismo…

No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo; en el mundo, cosecharemos y recogeremos lo que hemos sembrado y, los hombres como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos.

Debemos – libres de todo chanta -, predicar con el testimonio de nuestra conducta y el buen ejemplo o dechado de vida, y recobrar, recuperar y reivindicar los principios y valores, el sentido ético, la conciencia moral y, la sagrada y sublime Cultura del Trabajo. Sólo habrá de salvar a la Argentina – libre de todo chanta -, volver al camino y el rumbo de la Educación y la Enseñanza, la Honestidad y la Cultura del Trabajo.

Qué los chantas, no nos maten las ganas de vivir y de soñar, la ilusión y la luz de la esperanza…

Los chantas, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Te confieso, chabón, aquí, planchado, / con el cuore y la voz de mi garganta, / que ahora estoy, patiyudo y muy cansado / del camelo y de tanto tipo chanta… / Hoy, me siento gilún descangayado, / pedaleando la yeca, siempre en yanta, / frente a todo el afano remanyado, / y el merengue que crece y se agiganta… / Los bolazos te engrupen la sabiola, / mucho verso y también, pura parola, / que coparon al rioba y los caminos… / Quiera Dios – te la bato, honestamente -, / que los chantas, se rajen, de repente, / por el bien de los pobres argentinos.