Sucesos chivilcoyanos, del mes de noviembre…

Sucesos chivilcoyanos, del mes de noviembre…

noviembre 8, 2022 Desactivado Por archivol

El 8 de noviembre de 1960, dejó de existir, a la temprana edad de 47 años, el talentoso y reconocido músico, compositor, instrumentador y arreglador del tango, el chivilcoyano Argentino Galván, quien supo desarrollar, una brillante y fecunda trayectoria artística, durante las décadas de 1940 y 1950, en una etapa de oro y esplendorosa gloria, para el historial de la música popular argentina. Se destacó en la faz creativa, como autor de apreciables obras y, asimismo, organizó y dirigió diferentes agrupaciones y conjuntos orquestales. En 1977, el distinguido y prestigioso investigador, escritor y periodista local, Gaspar José Astarita (1928 – 2003), publicó una minuciosa y excelente semblanza biográfica de Argentino Galván, reeditada posteriormente, por la comuna de Chivilcoy, bajo la gestión del intendente municipal, profesor Aníbal José Pittelli. Argentino Galván, había nacido el 13 de julio de 1913. Una calle de nuestra ciudad, prolonga en el curso del tiempo, su ilustre y perdurable nombre.

El 8 de noviembre de 1992 – hace ya, exactamente, treinta años transcurridos -, falleció a los 76 años de edad, el notable y destacado intérprete folklórico, artista plástico, arquitecto, actor y hombre del espectáculo argentino, el chivilcoyano Julio Molina Cabral, quien, a lo largo de varias décadas, de una fiel y sostenida labor, desenvolvió una vasta y significativa trayectoria artística, en diferentes escenarios, del país y el exterior. Figura polifacética y caracterizada, llevó a cabo, numerosas muestras o exposiciones de sus bellas obras pictóricas; se presentó y ofreció sus actuaciones, en emisoras radiofónicas y canales televisivos y, participó en distintos filmes nacionales, como la película “Tacuara y Chamorro, pichones de hombre”, rodada en 1967. Julio Molina Cabral, había nacido en nuestra ciudad, el 20 de junio de 1916. Hacia el mes de noviembre de 1982 – hace ya, cuarenta años transcurridos -, visitó Chivilcoy, el entrañable terruño natal, exhibiendo una serie de cuadros, de su autoría, en las salas del Museo Municipal de Artes Plásticas “Pompeo Boggio”.

En el mes de noviembre de 1842 – hace ya, ciento ochenta años transcurridos -, hubo de arribar, a esta extensa y agreste región geográfica del oeste bonaerense, que por entonces dependía de la antigua y tradicional Guardia de Luján, el ilustre fundador y pionero lugareño, Don Federico Soarez, quien había nacido, en la República Oriental del Uruguay, hacia el año 1811. Soarez, instaló y abrió las puertas, de una típica y pintoresca pulpería campera, frente a la costa de La Salada, en terrenos pertenecientes a Doña Bernarda Frías de Gorostiaga. Para radicarse allí, tuvo que gestionar la correspondiente licencia, ante el gobierno provincial del brigadier general Don Juan Manuel de Rosas; la cual, le fuera otorgada, el 8 de noviembre de 1842. Asimismo, solicitó el respectivo permiso de las autoridades, para la tenencia y eventual utilización, de dos tercerolas y un sable, como armas de su defensa personal. Don Federico Soarez, fallecido a los 79 años de edad, el 24 de marzo de 1890, ejerció la presidencia de la comisión vecinal, fundadora de Chivilcoy, aquel histórico y memorable domingo 22 de octubre de 1854, y durante varias décadas, ejerció los cargos de Juez de Paz del Partido, y presidente de la Corporación Municipal – primer gobierno de la comuna, instalado y constituido el 25 de marzo de 1856 -; caracterizándose, en todo momento y circunstancia, por su alto sentido de la justicia, su espíritu noble y ecuánime, su rectitud de conducta y, su ejemplar honestidad. En el mes de noviembre de 1895, el Honorable Concejo Deliberante local, mediante ordenanza, impuso el nombre de Don Federico Soarez, a una de las cuatro principales avenidas, de nuestra ciudad.

El 10 de noviembre de 1866, por una excelente y muy plausible iniciativa, de la polifacética y caracterizada educadora, historiadora, escritora, poetisa, periodista y dramaturga, Juana Paula Manso (1819 – 1875), se registró la feliz y promisoria fundación, de la primera biblioteca pública chivilcoyana, a la cual – también, merced a una inquietud de la citada pedagoga -, se le impuso el nombre de Domingo Faustino Sarmiento. Juana Manso, en un espontáneo y desinteresado gesto, de una ejemplar y admirable honestidad, efectuó la donación de ciento cuarenta y cuatro libros o volúmenes de su propiedad, para la auspiciosa conformación del acervo bibliográfico inicial, de la naciente institución, que habría de irradiar saber, ilustración y cultura. Esta biblioteca pública, pionera o precursora, de nuestra ciudad, hubo de inaugurar su sede, ubicada sobre la primera cuadra de la calle Necochea, un día patrio, 25 de mayo de 1872. Finalmente, dicha entidad desapareció, unos pocos años más tarde.  

Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.