El 28 de junio de 1966, un golpe de estado, de las tres Fuerzas Armadas, en una acción conjunta, de rápida e inexorable destitución, procedió al derrocamiento del gobierno constitucional, encabezado por el Dr. Arturo Umberto Illia, quien había sido electo presidente de la Nación, en los comicios del 7 de julio de 1963, y asumió, con posterioridad, la primera magistratura del país, el 12 de octubre, de ese mismo año. Se inició, así, una etapa institucional, de orden castrense, denominada “Revolución Argentina”; designándose como nuevo presidente de facto, al teniente general Juan Carlos Ongania. El Dr. Arturo Umberto Illia (1900 – 1983), médico y dirigente político del radicalismo, a lo largo de su límpida y ejemplar trayectoria pública, siempre se caracterizó y distinguió por su auténtico y profundo espíritu democrático, su alto sentido republicano, sus claros principios y valores éticos, su grandeza moral y, su inquebrantable rectitud y honestidad; constituyendo sin dudas, un aleccionador modelo o paradigma de honradez, integridad y transparencia. En nuestra ciudad de Chivilcoy, en la intersección de las calles General Frías y 74, existe la plazoleta “Arturo Umberto Illia”, la cual, se delineó y conformó, sobre un terreno, que hace ya, varias décadas, donó al municipio, la señora Zelmira Vasallo de Morales, según lo determina la ordenanza Nro. 2085, del Honorable Concejo Deliberante local, que aceptó dicha donación, el 1 de agosto de 1985. El 18 de octubre de 2013, hubo de visitar Chivilcoy, concurriendo a la citada plazoleta, el Dr. Leandro Illia, hijo del ex jefe de estado, derrocado en junio de 1966, con motivo de conmemorarse el 50 aniversario de la asunción presidencial, de octubre de 1963. En esa oportunidad, se descubrió una placa recordatoria, tributándose un emotivo homenaje al ex presidente argentino.
Al Dr. Arturo Umberto Illia, soneto de Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y del Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo.
Ilustre ciudadano y presidente. Médico de alma, Símbolo y figura, rectora del país. Conciencia pura. Imagen patriarcal. Límpida frente. Probo, austero, magnánimo y prudente, nos dejó su honradez y su mesura; su bondad, su modestia, su dulzura, y un ejemplo cabal y permanente. Ninguno olvidará su alto civismo, su fervor y su lucha, su altruismo, sus virtudes, su noble pertinacia… La historia escribirá, bajo su nombre: Mucho más que político, fue el hombre, que en su vida, encarnó la democracia.
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