Reflexión Lunfarda: La celebración de San Valentín y el «Día de los Enamorados».

Reflexión Lunfarda: La celebración de San Valentín y el «Día de los Enamorados».

febrero 15, 2019 0 Por archivol
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La celebración, cada 14 de febrero, de la festividad religiosa de San Valentín  y del Día de los Enamorados, nos aproxima a la semblanza biográfica de este santo, abnegado y heroico, quien en los difíciles y penosos tiempos, del Imperio Romano, ejercía su firme y valerosa misión de sacerdote, llevando a cabo, distintas ceremonias matrimoniales, de acuerdo con el ritual cristiano; no obstante, la firme y rigurosa prohibición, del severo y cruel emperador, Claudio II, el “Gótico”. Obispo de Interamna (En la actualidad, la ciudad italiana de Terni, en la zona geográfica de Umbría), San Valentín, en secreto y, en forma clandestina, oficiaba esos matrimonios, considerados ilegales, y luego, solía entregarles a las parejas de recién casados, un flor blanca, como símbolo o emblema, de pureza y de total fidelidad. Cuando fue descubierto, por las autoridades, se lo envió a prisión, y se le aplicó, asimismo, una pena de brutales azotes; pero San Valentín, siempre leal a sus principios evangélicos, sus valores y sus profundas e íntimas convicciones, hubo de proseguir, con dichas prácticas. Durante su permanencia en la cárcel, efectuó la milagrosa curación, de una joven ciega, llamada Julia, que era la hija, de su propio carcelero, Asterio.

Finalmente, el 14 de febrero de 271, San Valentín, un auténtico y glorioso mártir, en el largo y sublime historial cristiano, de una manera implacable, fue condenado a muerte, por medio de la decapitación. Con posterioridad, se lo inhumó, dentro de la capilla de Praxedes, en la ciudad de Roma, Italia, y tiempo más tarde, sus restos se trasladaron al templo de San Antón, en Madrid, España. En nuestra ciudad de Chivilcoy, en la década de 1940, se realizaba la fiesta religiosa de San Valentín, en los ámbitos eclesiásticos, de la parroquia del Carmen, donde se hallaba entronizada, la imagen del querido santo. Dicha festividad, que convocaba a toda la feligresía y el vecindario, del citado centro, de espiritualidad parroquial, comprendía una misa solemne, “con acompañamiento de armónium”, y una procesión, portando la figura del santo, por la plaza 9 de Julio, en inmediaciones de la parroquia. En aquellos actos litúrgicos, participaba un coro de niñas y niños, de la Congregación de Santa Marta, que entonaba cánticos sencillos y fervorosos, en honor de la Virgen y de San Valentín. Los mencionados cultos, de acuerdo con la información suministrada, por la comisión de la fiesta, se anunciaban con disparos de bombas de estruendo, en horas de la tarde, del 13 de febrero, y “a la salida del sol”, el día 14.

Todo el sol de tu amor, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Y a  través de la voz, canyengue y arrabalera del Lunfardo, mi espontáneo y modesto acento lírico, se suma a esta simpática y entrañable conmemoración, con unos humildes versos alusivos, dedicados a Nélida Ester Dabi, mi esposa y compañera de siempre, en la senda del afecto, la lucha, los sueños y la Vida: Todo el sol de tu amor, posta y banana, con su pinta debute y cristalina, cada yorno, me chapa y me ilumina, mientras juno, y te siento, más cercana. Todo el sol de tu amor – luz cotidiana -, con sus rayos chipolas, – linda mina –, desde un cielo dulzón, llega a la esquina, y me copa el bulín, por la ventana… Sin la luz, de tu cuore enamorado, estoy depre y forfai, bien sepultado, en la cheno de invierno, más fulera… Pero bajo tu sol, – lunga alegría -, voy viviendo, garifo, todo el día, un milagro de hermosa primavera.