Cuando una lluvia de ceniza, cayó sobre Chivilcoy…

Cuando una lluvia de ceniza, cayó sobre Chivilcoy…

abril 12, 2024 Desactivado Por archivol
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Fue el 11 de abril de 1932, hace ya, 92 años transcurridos…

Un 11 de abril de 1932, el vecindario y la comunidad de Chivilcoy, se sorprendieron y asombraron, de una manera singular y llamativa, por un insólito y muy curioso fenómeno, que transformó y modificó la serena paz y la prolongada monotonía ciudadanas. Dicho fenómeno, consistió en una inusitada lluvia de ceniza, que en breve tiempo, fue cubriendo las calles, las plazas, los techos de las casas y edificios y, toda la geografía y el paisaje urbanos. La gente, de pronto, advirtió el extraño y admirable suceso, abandonó sus hogares y, en la vía pública, comenzaron las apreciaciones, opiniones y comentarios, acerca de este episodio. Los vecinos hablaban, vociferaban y, de un modo caluroso y apasionado, emitían sus distintas “teorías científicas”, versiones e hipótesis, sobre las causas generadoras del fenómeno; adoptando en algunos casos, posturas profesorales, de auténticos y verdaderos eruditos en el tema. Iban surgiendo así, todo tipo de conjeturas: los restos de una explosión cósmica, producida hacía miles de años; las partículas de un gran incendio, registrado en un lugar geográfico, presumiblemente, muy lejano, que fuertes e intensas ráfagas de viento, habían traído hasta nuestra ciudad; la señal de un bíblico y profético castigo divino, etc…

Finalmente, se determinó que, se trataba de los efectos de una erupción volcánica, proveniente de la vecina República de Chile: grises y abundantes cenizas, que por la fuerza eólica, cruzaron como el ejército del general San Martín, la milenaria cordillera, y llegaron después, a nuestro terruño de llanura, del oeste bonaerense… Según ciertos testimonios orales, de antiguos pobladores, ya desaparecidos, algunas amas de casa, juntaron o recogieron esas cenizas, y luego las utilizaron como un polvo limpiador, de ollas, pavas, sartenes y, otros elementos, utensilios o adminículos de cocina…  

En abril de 1932, gobernaba la comuna de Chivilcoy, Rafael Juan Falabella, quien había asumido en calidad de intendente municipal, el 28 de febrero, de ese mismo año, y rigió los destinos de nuestra ciudad, hasta el 1 de enero de 1934, cuando se hizo cargo dela titularidad del Departamento Ejecutivo del municipio, Ángel San Romé.

Aún, se mantenían en pie, sobre la avenida Veintidós de Octubre, los restos y las ruinas del viejo cementerio chivilcoyano, que se construyó en 1865, merced a la iniciativa de la entonces Corporación Municipal, y se levantó 28 años más tarde, al habilitarse la actual necrópolis local, ubicada sobre la avenida De los Fundadores, el 6 de noviembre de 1893.

En la plaza principal 25 de Mayo, todavía se observaba la presencia de un pintoresco “puentecito” y una romántica “gruta”, los cuales, desaparecieron breve tiempo después, al efectuarse la remodelación de dicho paseo público, donde se levantó al año siguiente, el mástil o el monumento a la Bandera, inaugurado el 17 de diciembre de 1933.

Y así, humildemente, recordamos, aquel histórico 11 de abril de 1932, cuando sorprendió a los habitantes de Chivilcoy, una súbita y asombrosa lluvia de ceniza…

Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.