Reflexión lunfarda: La buena memoria, («No se olviden del submarino»).

Reflexión lunfarda: La buena memoria, («No se olviden del submarino»).

diciembre 7, 2017 0 Por archivol
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De acuerdo con la acertada definición del diccionario, la memoria, constituye “la facultad de conservar las ideas anteriormente adquiridas”, almacenando y atesorando así, los distintos recuerdos y vivencias, acumulados a lo largo del tiempo, y las más diversas situaciones y circunstancias, de nuestro ciclo existencial. De allí, la verdadera y trascendental importancia de la memoria, para cada ser humano, en forma individual, y para la vida y el diario desenvolvimiento de los diferentes países y sociedades. Ya bien lo señalaba, en uno de sus consejos, el legendario y memorable “Viejo Vizcacha”: “No te debes afligir, aunque el mundo se desplome. Lo que más precisa el hombre tener, sigún yo discurro, es la memoria del burro, que nunca olvida ande come”; y el propio José Hernández, en las sabias y bellas páginas del “Martín Fierro”, nos puntualizaba: “Es la memoria un gran don, calidá muy meritoria; y aquellos que en este historia sospechen que les doy palo, sepan que olvidar lo malo también es tener memoria”. En tanto, el filósofo, escritor y poeta español, Jorge Santayana, ha subrayado que: “Los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo”. Hoy, más que nunca, los argentinos, debemos agudizar y profundizar nuestra memoria, para no “tropezar dos veces, con la misma piedra”, y reiterar errores o equivocaciones, falencias, desaciertos, engaños, faltas promesas, sucesos dramáticos y tremendas tragedias colectivas, como la desaparición, en el océano, del submarino Ara San Juan, con cuarenta y cuatro tripulantes, a bordo; tragedias que, al cabo de pocos días transcurridos, suelen olvidarse, de una manera rápida, fugaz y desaprensiva… (“No se olviden del submarino”). Hoy, más que nunca, los argentinos, debemos adquirir, una honda y real conciencia, de la fundamental magnitud o dimensión de la memoria, para no repetir, constante e inevitablemente, el pasado, y dejar de ser, el país del más de lo mismo, atado con alambre, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho, de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo termina siendo, indefectiblemente, más de lo mismo… Hoy, más que nunca, lejos de la frivolidad, la indiferencia, la mentira, la simulación, la hipocresía y la pavada, los argentinos, con un sentido amplio y fraterno, debemos recobrar nuestra buena memoria, junto a los principios y valores morales, humanos, patrióticos y espirituales, y la sagrada cultura del trabajo, el esfuerzo, el estudio y, los genuinos méritos. Solamente, en el largo y promisorio horizonte de la nación futura, tenemos un solo camino: El sendero de la educación, la honradez y el trabajo. Fuera de él, encontraremos, la eterna repetición, de episodios, ya sucedidos, la incertidumbre, la desesperanza, la desolación y el abismo…

La memoria, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Che, melón, carburá bien la memoria, en el fondo de toda tu sesera, y volvé, de una forma muy canchera, al ayer, con su clara y lunga gloria. Che, melón, remanyá la trayectoria, de un pasado pintón, que hace bandera, y encontrá en una esquina arrabalera, el camino debute de la historia… Avivate, che, flaco, de movida, y pensá en la pulenta consabida, de la posta memoria, que has perdido… Porque aquí, del ayer, nuestra gilada, no se acuerda ni un cacho, nunca nada, y al final…, todo muere, en el olvido.